Era un día triste este 13 de abril para el rock y la música en general de Cantabria ya que, sólo unas horas antes del concierto del que vamos a hablar, despedíamos a Hubber, músico valenciano pero afincado en Cantabria, que había tenido un accidente mortal la madrugada del jueves al viernes; vaya están primeras líneas como pequeño homenaje y recuerdo para él.
Este sábado tenía una cita que ni quería ni podía perderme, ya que nos visitaban los asturianos Soldier, que venían presentando su tercer disco “The sleeping of reason”, publicado en septiembre del pasado año, y que estarían acompañados sobre las tablas de la Black Bird por los cántabros Bifrost, que parecen haber retomado la actividad con ganas, tras unos años de poca actividad en directo.
Lo bueno que tiene ir a una sala tan profesional como la Black Bird es que sabes que los horarios se cumplen a rajatabla y que los posibles retrasos son mínimos; lo malo es que es un poco complicado aparcar y esta vez temía que cuando llegase a la sala el evento hubiera comenzado. Afortunadamente, llegué a tiempo para ver las dos actuaciones completas.
Y es que la actuación de los cántabros Bifrost comenzó con cierta puntualidad, iniciándola, como lo hacían en su único disco de larga duración editado llamado “Freedom” de hace ya 8 años, con “Sunrise”, o lo que es lo mismo dando cera desde el principio con una muy buena combinación de sus dos guitarras, Ovi y Fonso, siendo recibida tanto la canción, una pieza mitica de la banda, como ésta con una estruendosa ovación.
Siguieron repasando su disco con “Hurt me again”, un muy buena composición donde combinan partes rápidas con otras melódicas y es que el estilo del grupo tienen una base cercana al metal progresivo pero con bastantes guiños al Thrash, lo que hace que el sonido de la banda me guste tanto.
Tras presentarse, algo que no era necesario porque la sala contaba con una amplia presencia de seguidores y amigos de la banda, nos interpretaron un tema aun no editado llamado “End of the world”, que definieron como más progresivo, mostrando una calidad sublime, y dando una exhibición completa, tanto los ya citados Ovi, también cantante, y Fonso, como José bajista y David batería, que conforman un gran sección rítmica.
Bifrost
Era turno para tomarse un breve respiro y afinar, prosiguiendo con ese clásico que es “Web of lies”, el cual abría su Ep del 2007 “Moving on”, con un sonido muy potente y que es uno de los temas más queridos de la banda, para seguir en ese mismo trabajo con “Ashes”, un tema pop, como nos dijeron desde el escenario de manera irónica, y que sirvió para calmar un poco la intensidad, aunque el final de la canción nos hiciese llegar a un clímax musical realmente apoteósico.
Pero se acababa la paz, nos avisaron, y era el turno de meter más tralla con “When it rains”, uno de los temazos que aun no tienen publicados y que sonó realmente contundente, siendo seguido por otro corte de más reciente creación llamado “Corruption we pay”, con un marcado bajo que no hacía nada más que recalcar el nivelazo de la banda, reafirmado por el gran trabajo a los coros y por ese sensacional duelo de guitarra que hizo que se nos cayese la baba.
Tras tener que cambiar Ovi la guitarra por algún problemilla, siguieron dando caña con “Faceless”, un tema que aparecía en su segunda demo de hace 15 años y donde sonaron realmente geniales, especialmente David que se empañaba en machacar su batería sin piedad alguna, siendo uno de los temas más cañeros de su repertorio.
Desagraciadamente era hora de empezar a despedirse y lo hicieron con la primera canción que compusieron, “Moribund world”, un tema que aparecía en su primera maqueta editada al año siguiente de fundarse la banda, es decir en 2001, y con la que bromearon sobre que David no debía ni haber nacido, siendo una pieza intensa y fuerte, con la que acabaron su concierto tras una hora sobre las tablas.
No vamos a andarnos por la ramas y es que, como creo haber dicho en otras ocasiones, Bifrost puede ser una de la mejores bandas de metal, el apellido que lo ponga cada uno, que han salido en Cantabria y que con el refuerzo de David están en un momento espectacular por lo que, con actuaciones como esta del Black Bird, no hacen más que desear verlos aún más veces en directo.
Sin duda alguna, es casi obligatorio ver a Bifrost en directo si vives en Cantabria o en las cercanías, ya que son una banda irrepetible.
La verdad es que tiene que ser muy difícil salir a tocar después de Bifrost, sobre todo en Cantabria, primero por su calidad musical y segundo porque en nuestra tierra suelen llevar a un número importante de gente que ya no sé queda a ver a la siguiente banda, algo que me parece un error.
Sin embargo a Soldier no le achica nada, ni tan siquiera esos problemillas con los que iniciaron su concierto mientras ejecutaban “... Exterminate white people”, de su actual disco y es que sonaban algunos acoples que enseguida fueron subsanados, antes de seguir con “Corrupted (Sex in prision)”, de su anterior disco “The great western oligarchy”, de hace 4 años, y que ya sonó de manera correcta.
Sin tregua alguna, siguieron repasando su discografía con “Destroyers”, de su primer disco “Gas powered Jesus” del 2012, ese tema cañero que nos hizo sacudir la cabeza, mientras nos saludaban y nos pedían un circulo, para, tomándose un breve respiro, mostrarse encantados de tocar en Santander, recordando que era la segunda vez que tocaban con Bifrost, además de comentar que venían presentando nuevo disco y que tenía canciones como “No child left behind”, en la que su guitarra Dimitry, nos demostró el enorme nivel técnico que tiene, algo que ya sabíamos de su anterior visita el pasado año.
Llegaba el turno de “Christoholic”, un tema fácilmente reconocible para los seguidores de la banda y que abría su anterior disco, todo un cañonazo, que fue seguida, como en el citado trabajo, por “Axis of Evil”, y su contundente entrada de batería y en la que nos volvieron a pedir que hiciésemos un circulo pero parece que la gente no estaba muy por la labor.
Nos dijeron que iban a ir intercalando canciones de todos sus discos, como estaban haciendo hasta ahora, y que era el turno de una que habla del mundo en que vivimos, siendo ésta “The great western oligarchy”, la pieza que daban nombre a su anterior disco y que fue muy aclamada por la gente, que disfrutó de este temazo.
Soldier
Dimitry dio entrada a “Invisible man”, un tema de su actual disco y que es una pieza algo más rockera, por decirlo de alguna manera, pero sin perder la potencia de la que hace gala la banda, con el guitarrista principal exhibiéndose, para continuar, sin pausa alguna, con la cañera “Stand your ground”, de su primer disco y que hizo que la gente se entregase aun más con el grupo.
Con Phil, su cantante y también guitarra aunque no en este tema, con un gorro ruso puesto en su cabeza, era el momento de “Tunguska mosh”, una pieza de su último disco y que terminó con las notas del himno de la Unión Soviética, siendo unida con “The sleeping of reason”, la canción que da nombre a su actual obra y que puede ser la que más me gusta del citado trabajo.
Empezaron a despedirse, reconociendo su cantante que tenía catarro y que siempre que viene a nuestra tierra le pasa algo, anunciando que como el disco que más nos gusta de la banda era el primero ahí teníamos “Between two masters”, uno de sus temas más míticos y que fue seguido, tras la entrada de Lucas desde la batería, como en el citado primer trabajo por la ya mitica “Revolt”, uno de esos cortes que te incitan a no parar de moverte.
Ya con Phil sin la guitarra, era el turno de su versión del “Cowboys from Hell” de Pantera, que hizo de las delicias de toda los presentes, y con la que el cuarteto, completado por un Pei que no paró en todo el concierto, dio por concluida su hora de concierto, pese a la petición de que tocasen otra más, pero ya no había tiempo.
Soldier dieron una muy buena actuación, sacando adelante el concierto, pese a las dificultades antes comentadas, y es que son unos auténticos todoterrenos y saben crecerse ante las adversidades como lo hicieron esta noche.
Cualquier seguidor del Thrash Metal estatal saben que los asturianos son una de nuestras bandas más importantes, quizás solo por detrás de Crisix y Angelus Apatrida, y eso es porque han sabido hacer las cosas muy bien en los 14 años de trayectoria que lleva ya el grupo y conciertos como éste son una buena prueba de ello.
Y, tras vivir una gran velada y en muy buen ambiente en la sala Black Bird, terminaba para mi esta noche en lo musical, habiendo disfrutado de dos bandas muy diferentes pero que, cada unas a su manera, dieron sendos conciertazos.