COLABORACIONES
 Crónica
 
Aurora Beltrán + Isabel Marco
  27/04/2019     
  Luis Miguel del Campo     
  Luis Miguel del Campo
  Centro Cívico Teodoro Sánchez Punter, Zaragoza, Zaragoza
www.insonoro.com

Voces alternativas es el nombre de las jornadas musicales que se inauguraron el 27 de abril en el Centro Cívico Teodoro Sánchez Punter de Zaragoza con las actuaciones de Aurora Beltrán e Isabel Marco. Aunque de dos generaciones distintas, poseen unas cuantas características comunes; la principal, la actitud.

Buena muestra de ella es el trabajo que sacó la zaragozana Isabel Marco a finales del año pasado: “Quiero ser agua” (editado en LP, CD y casete). Una obra feminista y militante en muchos aspectos, con canciones como “Somos todas” o “En mis pies está el camino” (muy propia para una jornada de reflexión de unas elecciones generales, como afirmó la propia Isabel al presentarla).

La decoración del escenario esa noche invitaba a la conexión entre público y artistas, ya que bien podría ser el salón de una casa particular en el que se hubieran reunido un grupo de amigos para escuchar unas canciones y entablar un diálogo, y es que desde el primer momento en que Isabel subió al escenario hubo constante comunicación entre ella y el patio de butacas.

  
Isabel Marco
 

Además de que la escenografía invitara a la confidencia, el hecho de que las actuaciones fueran en acústico y sin banda acrecentaban esta sensación de intimidad. Por ejemplo, Isabel confesó que cuando tenía ocho años su hermano llevó a su casa una cinta de Héroes del Silencio y desde ese momento hasta la actualidad quedó enamorada de Bunbury.

Para recordar aquella época de su vida interpretaría a continuación una versión de “La Cena”, de Héroes del Silencio.

En el repertorio de esa noche también incluiría “Y la sal”, de Insolenzia, grupo en el que toca la guitarra y pone voces.

También sonarían: “Voy a pintarme el sol”, “Lobos cenicientos” (primera canción de amor que ha compuesto), “Miradas” (reflejo de varias mujeres que le han inspirado) y “Abrázame” (que nació por la rabia que le produce que sean juzgadas las personas que aman a alguien de su mismo sexo).

En fin, que pudimos disfrutar de su colección de canciones tal y como fueron concebidas antes de que pasara a añadirles más instrumentos en la grabación final.

  
Isabel Marco
 

Daniel Dancet presentaría a Aurora Beltrán como “la señora azul”. Puede resultar una presentación adecuada porque, pese a no ser como la señora a la que cantaban Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, es muy probable que el alma la tenga azulada.

Con ella sobre el escenario no se rebajaría el tono de confidencialidad entre canción y canción con el que había comenzado la noche. Así, la primera confesión que hizo fue la de su edad, cincuenta y cuatro; y que esa era la tercera actuación después de haber sido dada de alta tras soportar diálisis y un transplante de órgano. Lo contó precisamente después de haber ofrecido “Azul”.

Anteriormente ya había dado buena cuenta de “Una noche de amor”, “Lujuria”, “Vida” y “Clases de Baile”; acompañada en estas canciones y durante toda la actuación, también a la guitarra, por Eva Rada, quien lo viene haciendo en las sesiones acústicas desde hace más de diez años.  
Como dos días antes de publicar su último disco le pusieron el catéter, se está dedicando ahora, dos años después, a presentar “Usania” por salas.

En este disco centraría a partir de ese momento su actuación, aunque sin olvidar después sus canciones más representativas de “Museo Púrpura” (otro de sus tres discos en solitario) y de las de Tahúres Zurdos. Aunque, en definitiva, fuera precisamente del repertorio de su banda más duradera del que más canciones ofreció. Eso sí, adaptadas a su formato esencial actual.

Aurora sigue manteniendo la fuerza y la garra de esa voz tan peculiar que maneja a su antojo. De forma que puede pasar de acariciarte melodiosamente con ella para, al instante siguiente, rasgarte por dentro; como cuando canta que “en una parte de mí se ha hecho invierno”, en “Silencio”; la cual explicó haber escrito porque le aterra pensar en el alzéhimer. Igualmente intensas son las sensaciones que transmiten sus canciones. Como la inquietud que se siente al escuchar “Horas”.

Una buena muestra de la poética de sus letras es el tratamiento que da al miedo a vivir en “La niebla”, en un gran hallazgo metafórico.

Otra de las características de la temática de sus composiciones es el espacio que reserva a los mundos interiores perturbados, como en la ya citada “Silencio” o en “Peligrosa Katatonia”, que trata sobre la vida en un manicomio, los pensamientos aberrantes y los mundos que en ellos se crean para poder seguir viviendo.

El hecho de estar siempre sentada facilita la comunicación y tomarse el tiempo necesario en desmenuzar la intrahistoria de cada composición, la génesis de cada tema, y que su auditorio pueda saborear mejor sus canciones después de la información recibida.

  
Aurora Beltrán
 

Antes de interpretar “Chicas Fuertes” se la dedicaría a todas las mujeres de la sala: “Para que no nos quiten los derechos que hemos conseguido”. El público dio muestras de asentimiento. “¿Cómo somos?”, preguntó ella. “¡Chicas fuertes!”, le contestó con ganas la sala. “Mañana es un buen día para recordarlo”, añadió Aurora.

Hubo lugar también para alguna anécdota divertida, como cuando estaba cantando “yo me perdí en las mil puertas del templo...” y dudó, se detuvo y confesó con total naturalidad: “vamos a empezar de nuevo porque también me he perdido yo”.

Se ocuparía unos minutos en tratar del maltrato animal con “La Caza”, canción de 1994, tras la que se marcharían del escenario. Pero volverían, tras la insistencia del público, para hacer “Nieve Negra”, otra de las grandes canciones de su etapa de Tahúres Zurdos.

Después de haber habido a lo largo de la noche varias alusiones al día de mañana de aquella jornada de reflexión, podía parecer al escucharle cantar “Mañana” que en este punto terminaría la actuación. “Sé que todo se arreglará mañana. Si no es mañana, seguro que pronto será. El sol seguirá saliendo mañana”.

Como quiera que siempre ocurre que no todo se soluciona completamente al día siguiente, no terminaría todo con “Mañana”.

Tampoco se acabaría el concierto con “Tocaré”, como más de uno nos imaginamos entonces que sucedería al escuchar este clásico por antonomasia de Tahúres Zurdos.

Parece que aquello tan famoso de “vive deprisa, muere joven y harás un bonito cadáver” no era tan buen lema. Está claro que se pueden hacer grandes cosas en la madurez. Prueba de ello es el concierto que dio Aurora Beltrán en esa jornada de inauguración de Voces Alternativas, a pesar de que ella insistiera en afirmar que todavía no estaba al cien por cien.

Concluiría el concierto con “Invicta”, poniendo a toda la sala en pie para aplaudirla intensamente y sin interrupción durante unos cuantos minutos nada más terminar la canción.  

  
Aurora Beltrán
 
 Fotos
 
  
 
Isabel Marco - Aurora Beltrán
 
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