Enfrentarse a Malcolm Holcombe sobre un escenario siempre es una experiencia intensa. Este hombre de aspecto frágil y descuidado, reflejo de una vida dura, posee una fuerza interpretativa sobrecogedora. Regresó a nuestro país para presentar su nuevo trabajo, “Come Hell or High Water” y, a diferencia de las dos giras anteriores, en esta ocasión lo hizo sólo con su guitarra. El Almacén de Little Bobby rozó el lleno y cuando Holcome puso los pies sobre el escenario, titubeante y con la mirada perdida, un respetuoso silencio se adueño de la sala.
Se produjo entonces una enorme transformación, en la que toda esa fragilidad que desprende el de Carolina del Norte se convirtió mágicamente en una energía emocional intensísima. Malcolm toca sin setlist y enlaza un tema con otro robándole al público la posibilidad de ovacionarle, como si los aplausos le incomodaran. De vez en cuando, se toma un respiro para contar anécdotas con mucho sentido del humor, pero en cuanto agarra de nuevo la guitarra Holcome se sume, ante la mirada de todos, en un trance profundo desde el que desgranar las historias melancólicas y tristes que son sus canciones. Así, aislado del mundo, se le puede ver sentir con fuerza cada una de las palabras.
Algunas le hieren y otras le reconfortan, algunas le hacen gruñir, farfullar o gritar. Entonces golpea la guitarra, marca el ritmo con los pies y pellizca las cuerdas para extraer la emoción precisa. Malcolm canta para él y tan íntimo resulta verle tocar que provoca cierto pudor en el espectador, que se siente como un voyeur intruso en los sentimientos más profundos del artista. |
Cada tema sonó tan sincero y real que desgarraba el alma. El público quedó atrapado por el influjo hipnótico de la brutal honestidad que ofrece Holcome en directo y durante todo el show guardó un silencio sepulcral que se transformó en una cerrada y sentida ovación al terminar el concierto.
Malcolm Holcombe es un espécimen extraño en el mundo de la música, un artesano musical que construye obras de arte sobre la vida y el sufrimiento. Afortunadamente para nosotros, vive alejado de una industria que debería estar rendida a sus pies. Así podemos seguir disfrutando del privilegio que es verle actuar en salas pequeñas y de que nos siga robando el aliento con cada canción. |