¡Otro festival para la saca! Uno más para sumar a los de la zona, hecho con cariño por la gente de esta irreductible aldea. Para quien no lo sepa, eran ya míticos sus Conciertos Salvajes en el Bar Cuco, que posteriormente se trasladaron a El Zagal, en Aldeamayor. Y el Aldearock lleva ya celebradas bastantes ediciones por las que han pasado artistas de la talla de Sex Museum, Babylon Chat o Señor No. En esta ocasión se atrevieron con dos formaciones de la talla de Uzzhuaïa, que repetían, y Whisky Caravan, una ya consolidada y otra que aún es una promesa, ambas con grandes temas en su repertorio y aún a día de hoy, a mi juicio, infravaloradas por la industria.

Les acompañó Parásito, que abrieron la noche con temas de rock macarra de la vieja escuela y alguna versión para entrar en calor, mientras podíamos ver cómo el recinto se iba llenando poco a poco, no sólo con gente del lugar sino con caras provenientes de distintos puntos de nuestra geografía, algo que dice mucho de la tradición del Aldearock.

Los siguientes en subirse a las tablas fueron Whisky Caravan. La banda de Danny y los suyos desplegó material de sus tres discos, con ese rock tan personal y sentimental a medio camino entre diversos estilos e influencias (y alguna pincelada que me recuerda a los mejores Héroes del Silencio). Inclasificables, en tierra de nadie, pero con muy buen gusto. Enganchan.

A destacar temas como “Si vas a disparar”, “Naufragio”, “A salvo en el dolor” … y en esta noche donde fueron los que mejor sonaron, sobre todo “No estás muerta” y “La guerra contra el resto”, temazos que despertaron nuestros corazones y nuestras gargantas.

Uzzhuaïa jugaban en casa. Bueno, en una de sus segundas casas. Quedó claro con una conexión perfecta con la gente de la Aldea, que se cantó todos y cada uno de los estribillos de tantas buenas canciones de hard rock del quinteto valenciano. Daba gusto ver cómo por un lado el recinto estaba lleno, pero por otro se respiraba ese ambiente familiar y cercano, como son ellos, unos soles de tíos detrás de esa imagen de banda.

Al principio costó un poco que sonara bien y entrar en calor, pero sólo fue cuestión de tres o cuatro canciones. Mucha trayectoria la de esta banda, mucha energía y tablas, unos cuantos discos de sobrada calidad, temazos con estribillos penetrantes… y muchas veces las que me he preguntado cómo no llegaron nunca mucho más arriba. Caprichos del destino, supongo. Una suerte poder volver a ver a Uzzhuaïa sobre los escenarios en este 2019, tras aquel parón que se nos hizo muy largo sin ellos y la minigira que nos brindaron a finales del año pasado. Ellos saben que en la Aldea y en Valladolid tienen muy buenos amigos, y los recibiremos siempre con los brazos abiertos.

Por último, agradecer a la gente del Aldearock el trato y las facilidades. ¡Repetiremos seguro!