Si he de ser totalmente sincero, cuando se publicó la programación de la segunda edición de este Vive la feria, que tiene lugar durante el primer fin de semana de las fiestas de Torrelavega en los exteriores del recinto de La Lechera de dicha localidad, no había nada que me llamará la atención o que entrase dentro de mis gustos.

Sin embargo, unas cuantas semanas después, se añadió una nueva fecha, en jornada de lunes 12, con un concierto solidario en beneficio de la asociación sin ánimo de lucro AMAT, con las actuaciones de la banda de versiones Maneras de Vivir y los míticos Tequila, por un precio simbólico y ahí sí que tuve claro que tenía que estar.

Esta banda hispano argentina, con más de 40 años de trayectoria, está en su gira de despedida, habiendo sido uno de los grupos fundamentales de la escena estatal y banda sonora de la transición democrática de finales de los 70 y principios de los 80.

Y tras adquirir la invitación, que luego canjearía por una cantidad económica en la taquilla, me acerqué esa jornada de lunes, un día que había tenido algunos vaivenes en lo meteorológico pero que, afortunadamente, nos iba a dejar poder disfrutar del evento con tranquilidad, habiendo una gran afluencia de gente que quería despedir como se merece a esta banda.

Los primeros en subir fueron Maneras de Vivir, una banda cántabra que hace versiones de los mejores temas del Pop y del Rock, principalmente de los años 80-90, y que está integrada por Miguel Junco a la voz, Bruno Gómez a la guitarra y coros, Cholo Roiz a la guitarra, Carlos Estirado, viejo conocido, al bajo, Bor Gómez a la batería, Daniel Jablonski al saxo y coros y Miguel Ángel Martín a la trompeta y coros.

Y subieron con puntualidad británica sobre el horario estipulado, con sus integrantes incorporándose uno a uno mientras sonaba una intro que dio paso a “Memorias de la carretera” de Miguel Ríos, tras la que nos saludaron y, sin pausa alguna, seguir con ese mítico “Bienvenidos”, del mismo artista, y que metió de lleno a la gente en el concierto, introduciendo en el estribillo ese “…aquí está Maneras de Vivir…”.

Animando en todo momento a los presentes, se lanzaron a por dos temas de  Los Secretos, comenzando con ese conocido “Déjame”, para, sin parar, presentarse y saludarnos, lanzándose a por “Ojos de perdida” de la citada formación madrileña.

Se tomaron un ligero descanso que sirvió para que la banda nos mostrará quienes eran y lo que nos iban a ofrecer, siendo el momento de “Felicidad” de La Cabra Mecánica, con dedicatoria incluida, que, personalmente me gustó, ya que se sale de las clásicas versiones, para continuar con un medley de los Hombres G compuesto por “Marta tiene un marcapasos”, “No te escaparás” y “Voy a pasármelo bien”, que acabó por encender aun más a la gente.

A la enorme calidad de los músicos, se añadía el toque original que le daba la sección de vientos a cada uno de los temas, algo que también pudimos observar en “No puedo vivir sin ti” de Los Ronaldos, que fue presentada como el momento romántico de la velada y  dedicada a las personas que están enamoradas, seguida de “Mi gran noche” de Raphael, con su cantante haciendo los clásicos gestos del cantante de Linares, mientras el saxofonista y trompetista no paraban de bailar y animar.

Llegaba el turno de otro medley, en este caso de las dos bandas que tuvo Alaska en los 80, comenzando con el “Ni tu ni nadie”, seguida por el “A quien le importa”, ambos de la etapa como Alaska y Dinarama, para luego remontarse los tiempos de Alaska y los Pegamoides con ese “Bailando”, todas ellas con muy buena acogida.

No pararon de preguntarnos qué tal lo estábamos pasando, siempre con una positiva respuesta, antes de lanzarse a ese clásico que es el “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto, para, sin parar, cambiar totalmente de estilo y lanzarse con la del “Maneras de vivir” de Leño, con la sección de vientos agachándose ante el solo de guitarra de Cholo, a la vez que su cantante no paraba de reafirmar que “...nosotros somos Maneras de vivir…”

Estábamos en la parte más álgida de su concierto, al menos en cuanto a intensidad, y eso lo confirmaron con ese “Pacto entre caballeros” de Joaquín Sabina, que dijeron debía servir para calentar motores para lo que vendría después, mientras nos seguían interrogando sobre como lo estábamos pasando, siempre con afirmativa respuesta, invitándonos, con el calor que les estábamos trasmitiendo, a cantar con ellos el “Entre dos tierras” de Héroes del Silencio, con la sección de viento sin parar, ya sea ametrallando con sus instrumentos en ciertas partes de la canción o durante el solo arrodillados ante Bruno.

Miguel no paraba de interactuar y de hacer partícipe al público, pidiéndonos que le acompañásemos a la “Escuela de calor” de los  Radio Futura, que sirvió de presentación a los integrantes de la banda, que tuvieron su momento de lucimiento, con su cantante como maestro de ceremonias.

Para la recta final nos sorprendieron con el comienzo de un conocido pasodoble  que fue unido rápidamente con el clásico “Dolores se llamaba Lola” de Los Suaves, a la vez que la gente no parecía querer que se fusen, pidiendo una más cuando hicieron amago de irse, dejándonos con “El vals del obrero” de Ska-p, que prolongaron y cuyo final repitieron varias veces, haciendo participe a la gente y dando por concluida su actuación de unos 80 minutos.

Está claro que Maneras de Vivir tenían muy claro su papel y asumieron perfectamente su labor, haciendo pasar a la gente un buen rato y divirtiéndose sobre las tablas, además de hacerlo muy bien musicalmente hablando.

Nadie de los que estuvimos allí viendo la actuación de Maneras de Vivir podemos poner un pero a su labor, siendo más que aplaudida por mucha gente con la que hablé y eso quiere decir que gustaron mucho.

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Nada más acabar la actuación de la primera banda, salieron unas chicas a tirar balones de playa con el nombre de uno de los patrocinadores al público, mientras empezaban a caer unas gotas de lluvia que, afortunadamente, no fueron a más.

Y lo que parecía que iba a ser una espera corta, toda vez que la bateria y los teclados del grupo principal venían preparados ya en sus correspondientes plataformas, se convirtió en una demora de más de 30 minutos sobre la hora fijada y 40 desde el final de la anterior actuación, algo que se hizo eterno para los presentes y que llevo a que no pocos empezasen a silbar; no es de extrañar porque no dejaba de ser lunes y al día siguiente muchos teníamos que madrugar.

Y tras 40 minutos, en donde sobre las tablas apenas se hizo nada, llegaron las 23.00,  y ya teníamos sobre las tablas a la actual encarnación de los Tequila, con los fundadores Alejo Stivel a la voz y Ariel Rot a la voz y la guitarra, a los que se les han unido para esta gira de despedida que tiene como nombre “Adiós Tequila tour”, Carlos Martín Laudicina a la guitarra, Luis Prado a los teclados, David Salvador al bajo y Lucas Piedra a la batería, que repasarían los 4 trabajos de la banda y alguna sorpresa más.

Con una breve intro de fondo, fueron subiendo los músicos entre la oscuridad, para dar comienzo a este ejercicio de nostalgia con ese temazo que es “Rock and roll en la plaza del pueblo”, canción que abría su primer disco “Matricula de honor” de hace 41 años y en la que Alejo empezó a citar a nuestra ciudad, para regocijo de los presentes, antes de seguir con  la pieza que abría su tercera obra, “Viva! Tequila!” de 1980, es decir “Mira esa chica”, con la banda tocando muy bien y con mucha clase.

Sin darnos respiro, regresaron a su primer plástico con el corte que la daba nombre, “Matrícula de honor”, que fue muy cantada por la concurrencia, que llenaba las primeras filas, para, tras saludarnos y mostrarse encantados de estar en tierras cántabras, contarnos la historia de esa familia tan odiosa como es la de “Mr. Jones o pequeña semblanza de una familia tipo americana”, esa versión del dúo argentino Sui Generis, que los Tequila grabaron para su segundo disco “Rock and roll” de 1979.

Unida a la anterior se lanzaron a interpretar ese “Me voy de casa”, que abría su cuarto y último disco de estudio “Confidencial” de 1981, con Ariel demostrando su gran calidad, aunque todos los músicos se lucieron, no solo durante este corte, sino durante toda la velada, agradeciéndonos la acogida, mientras hubo algún cambio de guitarra, lo que sería la tónica de la noche, y anunciándonos que nos íbamos a adentrar en el mundo del reggae con “El barco”, un tema tranquilo y que hacia reflejo a ese tránsito de personas hacia otras tierras, porque todos hemos sido o somos emigrantes, presente en su segundo trabajo.

Pese a que la banda no ha publicado ningún trabajo de estudio desde hace 38 años, si que sacaron el pasado 2018 un corte llamado “Yo quería ser normal”, para la película “Super López” que fue muy bien acogida por los presentes, antes de aventurarnos que era momento de meternos en la música de baile e invitarnos a mover el esqueleto con la mítica “Quiero besarte” de su segunda obra y que enloqueció aun más a los asistentes.

Nunca han dejado de negar cuales han sido sus referentes y es de justicia que hagan un homenaje al gran Moris, alguien que tuvo su importancia en la carrera de Tequila, del que interpretaron su conocido “Sábado a la noche”, cantada por Ariel Rot, para regresar a su tercer disco con ese “Ring ring”, con una fuerte entrada de batería, una canción muy chula, con mucho estilo y una potente sección rítmica.

Mostrándose contentos por la bonita noche torrelaveguense que estábamos pasando, Alejo Stivel nos presentó un par de canciones que no son propiamente de la banda pero si de alguno de sus integrantes, comenzando por una de su último disco en solitario llamada “Yo era un animal”, que la daba nombre, antes de recordar aquella gran banda que se llamaba Los Rodríguez en la que estaba metido Ariel Rot, con esa conocida “Mucho mejor”, en la que cantaron trozos el propio Ariel y el teclista Luis Prados.

Mientras seguían saludando a los presentes, nos lanzaron un mensaje y un deseo que es el que contenía la siguiente pieza “Que el tiempo no te cambie”, de su tercer trabajo, para comentarnos que era el momento de los temas de amor, siendo el turno del “Dime que me quieres”, también de su obra de 1980, que sirvió para presentar a los músicos, vacilándose entre Alejo y Ariel cuando les toco a ellos, viéndose una buena comunicación entre ellos.

Era el momento de la despedida y lo hicieron con “Me vuelvo loco”, tema que cerraba su segundo trabajo y que desató la locura de la gente, mientras la banda buscaba su colaboración en todo momento, marchándose con los presentes pidiendo otra, tras lo cual el grupo regresó, alabándonos como público, antes de interpretar la mítica “¡¡Salta!!”, que cerraba su último trabajo y es que, como ellos mismo dijeron, no podía ser menos en esta noche maravillosa en la que no llovió, bajándose Alejo a cantar con las primeras filas, dando así por concluida su actuación tras una hora y media sobre las tablas.

Tequila dieron un muy buen concierto, repasando todo lo temas más conocido de su repertorio, que era lo que la gente venía a buscar, mostrándose como unos muy buenos músicos y demostrando que siguen teniendo cuerda para rato, pero será con otros proyectos, porque Tequila, como bien nos recordaron durante un par de ocasiones, finalizara su andadura en la próxima primavera.

Sin duda, para todos los que no pudimos verlos en su momento, fue una noche inolvidable ya que, los hayamos seguido menos o más, hay varias generaciones de personas que crecimos con estas canciones y que además nos gustaban, siendo nuestra personal banda sonora.

Cuando el último concierto de la banda concluya, nos quedará el recuerdo de sus discos y el de aquella noche que les pudimos ver en directo.

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Y así, pasadas las 00.30, y tras saludar a algunos amigos, salí pitando, ya que al día siguiente había que trabajar, contento por lo vivido, salvo por la enorme espera entre grupo y grupo, y deseando que el próximo año haya algo más de rock en este festival. Ojala sea así.