Después de un par de semanas desconectado de la música en vivo, debido a las vacaciones, regresaba a la normalidad con un concierto que ya se está convirtiendo en tradición para mí: el que tiene lugar en el barrio de Juan XXIII de Los Corrales de Buelna, con motivo de las fiestas de San Ramón, y donde el año pasado pude ver la actuación de Rictum y este año iba a disfrutar con la de los también locales Cantaebria.
Durante todo el día se vivió un gran ambiente en el citado barrio, algo que pudimos contrastar por la mañana, cuando pasamos a tomar algo, mientras la gente comía la paella que la comisión había puesto a la venta por un simbólico precio, siguiendo con otros eventos como el bingo y demás, todo ello con unas carpas para evitar que la amenazante lluvia empañase los eventos.
Para que hubiera más cercanía con la gente, los chicos de Cantaebria decidieron tocar junto a la barra, no en el escenario exterior, lo que fue un acierto triple, ya que los asistente se metían más en el evento, pudiendo, además, consumir sin perder ripia del concierto y, no menos importante, evitar mojarnos, ya que la lluvia hizo acto de presencia durante el evento.
Tras una breve espera para poder probar el sonido y hacer los últimos ajustes, arrancaban su actuación estos cinco chavales, que están en boca de todos dentro del mundillo del rock en Cantabria, sonando una intro que sirvió para que sus integrantes fueron incorporándose al escenario, con Víctor, cantante, y Sete, guitarra, sin parar de moverse desde el mismo comienzo de la velada con esa eléctrica versión del “Whole Lotta Rosie” de los AC/DC, que, pese a algún problemilla inicial con el micrófono, les quedo genial y eso que su cantante venía de hacer un concierto y aún le quedaba otro por dar esa misma noche.
La siguiente canción dijeron que era de un grupo aún mejor que los australianos, ya que era de ellos mismos, siendo el turno de “Más chulo que un ocho”, con ese sonido cañero y directo de la banda, presentándose y diciendo que habían venido a ligarse a nuestras mujeres, vacilándose entre ellos, y preguntándonos si estábamos a gusto, con afirmativa respuesta, antes de lanzarse a esa exaltación del alcohol que es “El blusete”, que dedicaron a Tom Fernández como representante de los seguidores del etílico elemento de la zona, con mucho cachondeo y con Víctor haciendo participe a todos los presentes, siendo un tema muy pegadizo.
Cantaebria
No paraba el cachondeo con la banda ni un segundo y el siguiente corte, “Acero y plata”, el que fue su primer single, dijeron que le iban a llamar a partir de ahora “Silver and Steel”, que sonaba más metalero, mientras seguían interpretando los temas con esa chulería que les caracteriza, a la vez que iban mostrando su clase todos los integrantes de un grupo que completaban Eiza a la guitarra, (pedazo de músico), Osu al bajo y Mario a la batería, sondando muy engrasados.
Y seguían las risas, como el vacile sobre quién era el que estaba fumando tanto, por el exceso de humo en la carpa que dificultó el poder hacer buenas fotos, para dejarnos ahora con una versión de “Lo llevo en la sangre” de los Zenobia, presentado como una canción sobre la hermandad entre todos los Heavys y para la que pidieron a los asistentes que les ayudasen a cantar, con muy buena respuesta, antes de que Víctor nos contase que la siguiente pieza, “Despojo de ciudad”, está basado en su propia experiencia vivida en Santander, donde mucha gente le miraba con aire de superioridad, lo que le hizo ver que es mejor que ellos, siendo un temazo que sonó realmente genial y con la banda dándolo todo.
Nos avisaron que iban a iniciar un ritual para comenzar la siguiente canción, la que da nombre a la banda, es decir “Cantaebria”, aprovechando para recordarnos que tenían camisetas de la banda a la venta, una de las cuales fue regalada por la misma a una joven seguidora, haciéndose Víctor de la tercera guitarra y provocando tal éxito con la venta de las mismas que en plena actuación vendieron un buen puñada de ellas, lo que provocó que tuvieran que improvisar “La canción de las camisetas”, mientras Sete hacia frente a la demanda de las mismas.
Su vocalista nos advertía que era el momento de arrimar cebolleta, dedicando a su padre esa versión del “Una noche sin ti” de Burning a capela, muy entrañable como siempre, mirada al cielo incluida, para desdecirse, ya que antes nos habían dicho que no tenían canciones bonitas, pero “Volverás a ver el mar” sí que lo es, una brillante pieza que habla sobre esos momentos de bajón y que es uno de los mejores temas que tiene la banda, y eso que todos son muy notables.
Cantaebria
Es evidente que la influencia del heavy estatal está más que presente en las canciones del grupo, por lo que no es nada descabellado que rindan un breve homenaje a Mago de Oz, una de las banda más grandes que han salido de nuestra tierra, haciendo un medley que iniciaron con “La posada de los muertos”, con cerveza en alto para brindar, unida a un breve fragmento del “Hasta que el cuerpo aguante” y al popular estribillo del “Fiesta pagana”, que puso todavía más en llamas la carpa donde tenía lugar el evento.
Era el turno del agradecer a la organización el que hubiera contado con ellos, mostrándose encantados de estar allí y agradeciendo a Tom el que les hubiera echado una mano, recordando que éste era el concierto fin de gira de su “Locomo Tour”, que les ha llevado a dar cerca de 20 concierto en poco más de 3 meses, siendo el turno de ese clásico que daba nombre al citado tour, es decir “La locomotora del amor”, con la que hicieron cantar a todos los presentes, que estábamos disfrutando como locos con la actuación.
Aunque hicieron un breve amago de irse, dijeron que si pedíamos otra la cantaban, siendo ésta la versión del “Marihuana” de los Porretas, para la que subieron a un amigo de la banda a cantar con ellos, sirviendo la misma como presentación de los músicos y como punto final a sus 75 minutos de actuación.
Una vez más, no queda sino rendirse ante Cantaebria, una banda que lo hizo genial y nos hizo disfrutar de su velada como es habitual en ellos, aun más en un ambiente tan familiar como el que se vivió allí esta noche de sábado.
Realmente es un placer ver a esta joven banda en directo, ya que, además de la diversión que trasmiten, cuentan con grandes temas y muy bien ejecutados por unos músicos que saben muy bien lo que tienen entre manos.
Estaros atentos a esta banda que va a dar mucho que hablar de aquí a muy poco tiempo
Y así, con una sonrisa de oreja a oreja, me fui de la zona de fiestas del barrio Juan XXIII, que otro año más apostó por el rock en vivo, obteniendo una buen respuesta de la gente que allí nos dimos cita, por lo que esperemos que el año próximo siga sonando rock en las fiestas de San Ramón en dicho barrio.