Volvemos a la carga, otro concierto y otra noche especial. Creo que estoy creando un monstruo. Con once años ya comienza a acumular cierta experiencia en esto de asistir a conciertos. Hoy va cantando en el coche algunos temas de Los Gandules y coño, me enorgullece ser el padre de este pequeño ser humano. A lo que vamos, que es lo importante.  Como venidos de otro planeta o si acaso de un lejano futuro y ante una sala llena, como merece la ocasión, los Escafandra, el grupo telonero por excelencia de estos gandules, hacen aparición de manera épica entre luces, bolsas de basura y gafas de buceo. Tras deleitarnos con algunos clásicos, imperecederos todos ellos, aparecen las estrellas de la noche. 

Dos tipos despeinados, con batín y zapatillas de estar por casa saludan a la gente con su Jacinto Benavente, modificado esta vez en Vicente Blasco Ibáñez. Tras tópicos típicos de la tipografía valenciana y tras unas risas, volvimos a ser todos un poquito más pequeños para poder subirnos a nuestro poni, mucho más mono que un chimpancé ¡dónde va a parar! Entre monos sigue el juego y todos nos metemos de cabeza en nuestro “Matorral genealógico” y yo ya no sé si soy mi nuero o, si por saber dónde está el contenedor de los cartones, estoy empadronado comiendo “Pimientos del padrón”. 

Nos calzamos bien el casco porque llega el momento balada de la noche y entre aplausos flojitos, reacciones totalmente espontáneas del público y abrazos, una sencilla canción. “De agujeros y montañas” se abre paso hasta nuestros corazoncitos como una tuneladora, o como “Aquellos cachondos líderes del este”, donde con ayuda del público, nos ayudan a seguir la canción con carteles de colores.

Las andaduras de Andropov, Chernenko y Bresnev con los misiles de punta afilada nos llevan a preguntarnos si estos serán precisos, o se pasarán de largo, a veces, como ocurre con “La Nasa” o los paracaídas que se quedan enganchados en las farolas, y quizá habría que preguntarse si “Me han falsificao la firma y han cobraoun pagaré”. 

Entre minicanciones y tragos de cerveza hay que recordar que “guarda la barra, gallega, en la panera que se pone dura, si la dejas fuera” y luego no vas a rendir cuando hagas horas extra como “Cleptocuprómano de guante blanco”, y te toque ir a todo un experto en “Obstetricia en Bucarest” a hacerte la revisión o quizá, a comprar “Paté de pato” en el súper más cercano en tu cuadriga mientras das las gracias por “Ben-Hur”…Todo un despropósito intentar describir a estos dos monstruos y mucho menos cuando nos meten de lleno en su “Década apestosa”, y lo único que puedes hacer es dejarte llevar y que el conductor del autobús te avise gritando “Bajaus, hemos llegado a Cambrils, cerca de Salou”. Soy incapaz de enumerar todas las referencias a la cultura popular y todavía tarareando sus canciones camino al coche termina nuestro onírico viaje con estos Gandules.