Para comenzar esta crónica toca decir que todo comienza con un viaje que no hubiera sido posible sin la colaboración de la Ultima Bala, que se prestó a dejarme un hueco entre sus instrumentos. Puesto que quede con el cantante y bajista Igor me presento a las 17:00 de la tarde en mi punto de encuentro localizado en Basauri y así poder redactar estas líneas. Uniendo fuerzas con sus compañeros de local los Roy Veloces, participaran en el  Abendurock, festival organizado en el Gaztetxe de  Mutriku, que este año cumple 15.

Antes de poner rumbo a Guipúzcoa toca hacer una parada en Zaldibar para coger todo el equipo necesario. Durante esta parte del trayecto  mi compañero de viaje comienza a cantar mientras escuchamos Corazones Eléctricos. Me comenta que es un ejercicio que le sirve para ir calentando las cuerdas vocales. En su opinión, el líder de este grupo es bueno y razón no le falta.
En Zaldibar, tras reunirnos con Javi, el batería, y cargar la furgoneta partimos hacia nuestro destino. En esta parte del camino se hablan de los siguientes pasos a tomar para seguir promocionándose, se baraja sobre futuros proyectos… Sin desvelar mucho de lo hablado, únicamente os diré que  les espera un final y comienzo de año intensos. Por esta razón,  os recomiendo que no les perdáis la pista.

A eso de las 19:00 llegamos  y somos recibidos por la gente del Gaztetxe, entre ellos Fonso (bajista de los Roy Veloces). Después de esperar a que lleguen  al resto de los componentes y realicen su prueba de sonido, marchamos de poteo y volvemos para cenar antes de las 22:00. Sobre esa hora es cuando se empieza a vislumbrar parte del público de esta noche. Cabe destacar “La Crew”, admiradores acérrimos de La Ultima Bala.  De esta manera se  les debe de calificar debido a que no les importa recorrer kilómetros con tal de apoyar a este trio. Sin embargo en este caso, tampoco hay que despreciar a los Roy Veloces ya que contaban con muchos adeptos, yo me aventuraría decir que incluso tenían más

La hora prevista para que comenzara esta jornada de festival era las 22:30. No obstante, se retrasó  entre unos 15 o 20 minutos presumiblemente para que así pudiera llegar más gente rezagados incluidos. Este tiempo de demora fue bien invertido por los Roy Veloces ya que aprovecharon para calentar en la parte reservada para los artistas: Ander tocaba los acordes con su guitarra sin enchufarla mientras hacia los coros, Aaron marcaba el ritmo mientras golpeaba una silla y un cubo de basura como si  de una batería se tratara, Victor cantaba y Fonso acompañaba a sus compañeros dando palmas.

La velada arranco con la batería marcando el ritmo dando paso al tema “A toda velocidad”, acción que se va repitiendo a lo largo del concierto. De este corte hay que citar que tiene una línea de bajo muy buena y que la batería es pura energía. En segundo lugar nos encontramos con “Quiero beber” en el que destaca un solo de guitarra.

En la cuarta posición nos encontramos con la primera versión de la noche, “Cadillac”, original de Loquillo, gran influencia para la banda. De hecho, Víctor y Ander (cantante y guitarrista respectivamente) antes de animarse a formar una propia tocaban covers de este artista catalán. Para despedirse la canción escogida es “Ruta 66” de Bobby Troup

A pesar de que el grupo como tal se formó en 2016 no es hasta Junio de este año cuando empiezan a dar conciertos. Esto se debe a que antes no habían encontrado a un bajista con el que tuvieran química. Con la entrada de Fonso, el mayor de la banda y  con experiencia (tocando bongos en una banda de reggae) encuentra la pieza que les falta y así empiezan a carburar. Si bien no es mi género  predilecto he de decir que de esta banda admiro la valentía que tienen a pesar de su juventud. Ni Víctor ni Ander llegan a los 30 y apuestan por un estilo poco común entre los jóvenes. Mención especial merece también Aarón (ha tocado en otras bandas otros instrumentos, primera vez como batería): usa metrónomo para ser lo más preciso posible y que así también lo sean sus compañeros.

Como curiosidad hay que mencionar que anteriormente Roy Veloces y la Ultima Bala ya habían sido compañeros de cartel. Por aquel entonces,  les tocaba jugar en casa, ocasión  idónea para darse a conocer como banda. Únicamente me acordaba del guitarrista  y de que en un principio se mostraba dubitativo, tímido.  A medida que iba avanzando el concierto se iba haciendo más y más grande.  Esta vez, desde el primer momento hizo suyo el escenario.

Otro integrante que también sabe dar la talla es el vocalista. A simple vista puede parecer una persona seria, de pocas palabras. Sim embargo, una vez que entra en acción se transforma por completo y  cualquiera diría que es la misma persona. Con un gran registro vocal, unas miradas de complicidad al resto del grupo y sobre todo cantando con los ojos cerrados transmite pasión por lo que le gusta hacer.

Para finalizar con los Roy diré que apuesto por ellos por lo mencionado anteriormente y que como recomendación les sugiero que publiquen un disco cuando puedan puesto que la mejor baza para darse a conocer. Se trata de una carta de presentación para poder llegar así a más y más gente.

Tras acabar la intervención de este cuarteto de Zaldibar mucha gente abandona el garito. Quizá haya menos publico ahora pero se percibe mucho más auténtico.

La Ultima Bala son partidarios de tocar a pelo como dicen ellos. Por ello se arrancan a tocar un blues para poder comprobar así el sonido que sale de las pantallas. Tras esto, comienzan con “La Ultima Bala” (título que da nombre también a su primer disco homónimo publicado en 2017) forma inteligente de darse a conocer. En este corte entra la batería con toda su potencia acompañada de la guitarra para que a continuación entre el bajo con la voz.

Tras esta breve introducción se enlaza rápidamente con “Nadie más que tu”. A Adrián, el guitarrista,  (apareció un poco antes de que le tocara subir por motivos laborales) se le nota que le encanta lo que hace, ya que entra en momentos de éxtasis.  Asimismo, se percibe también una línea de bajo interesante.

Llega el turno de “Inadaptados” y “Mírame” (esta última con un final apoteósico) momento en el que el público comienza a ovacionar con más y más fuerza. No es para menos, para estos chicos cada vez que suben a tocar es como si fuera la última, son rock and roll en estado puro, se adueñan del escenario y parece que llevan haciéndolo toda la vida, que se dedican a esto.

De hecho, el nombre se debe a que tras su paso por varias bandas Igor y Javi esta es su última oportunidad para tratar de llegar al siguiente nivel superándose día tras día. De momento les está yendo fenomenal y saben que cualquier recompensa requiere de mucho sacrificio, en este caso de horas y horas de ensayo, planificación y dedicación.

Volviendo al tema que nos concierne, en “Nena” nos deleitan con una pequeña improvisación y animando a cantar al público eeeooo a medida que la canción va cogiendo cada vez más y más fuerza.

En “Abandonar esta cuidad” el protagonismo se lo lleva la batería especialmente en un momento en el que destaca con todo su esplendor. Se oyen los aplausos del público.

Tras “La ley” se anuncia que se está acabando el recital de hoy y se da paso a un tema que aparecerá en el segundo disco (“Los lobos aúllan por ti), momento en el cual se piden palmas.

Con “Las calles están ardiendo” (original de M-Clan) y retomar “La Ultima Bala”, se da por concluida esta noche de rock and roll.

Ahora a los músicos les toca los que dicen de forma irónica “la mejor parte”, que es recoger el equipo. Aprovecho este momento para poder entrevistar a los miembros de Roy Veloces grabadora en mano  para poder hacer esta crónica lo más veraz posible.  Se muestran muy participativos y me encantan las ganas que tiene de seguir mejorando.

Tras la ardua tarea de cargar nuestro vehículo toca desandar kilómetros. En nuestro camino de vuelta a Zaldibar estoy un poco dormida por lo que poco puedo decir. Una vez en el Gaztetxe dejamos todo el material, nos despedimos de Javi (Adrián se quedó  en Gipuzkoa ya que él se desplazó en su propio vehículo.) y partimos rumbo a Portugalete  (al pobre Igor le toca hacer las veces de chofer) para después de una gran jornada poder descansar. Ha sido un día maravilloso a la par que productivo.