Hablemos de Huecco, hablemos de su gira “Yo sé que Tour Me quieres” con un acústico salvaje para salas de medio aforo, una gira necesaria que toda banda o solista acostumbrada a llenar grandes recintos, deberían hacer al menos una vez en su historia, regresar a sus orígenes y “enfrentarse” al público de tu a tu, si barreras de por medio, un contacto directo entre el músico y el fan “a pelo”.

Tuvimos la suerte que dicha gira pasó por el Black Bird de Santander el pasado 15 de febrero, allí estaba el bueno de Huecco o Iván Sevillano, como queráis, dispuesto a desnudar sus canciones ante un público entregado, pero no estaba solo, además de sus compañeras de viaje (las guitarras), iba con él un todo terreno con cierto parecido a Viggo Mortensen, como indicó Ivan, un compañero de viaje que además de hacer las labores de roadie, se encargó de sincronizar las intros y samplers con un ordenador, además se enfundó un bajo en un par de canciones. Este tío, que no nos quedamos con su nombre real, disculparme, lo dio todo, saltaba, cantaba, en definitiva, se le veía disfrutar de su trabajo.

Huecco tenía un guion, pero básicamente fue un concierto improvisado, en el que invitó al público a cantar con él, a subirse al escenario, pero como es habitual, el público norteño es tímido y solamente una persona le acompañó en el estribillo de una de las canciones.

Un escenario repleto de guitarras, todas fueron utilizadas, un micro adornado con un par de bombillas, y al fondo, nuestro amigo Viggo a la izquierda, y a la derecha un proyector holográfico 3D en el que mostraba constantemente publicidad del aceite Cueva del Lobbo promocionado por el artista madrileño.

Esta historia empezó con “Que daría yo” y “Amor Suicida” con una guitarra eléctrica cuyo golpeador estaba serigrafíado con la imagen de Huecco, un seis cuerdas personalizada que dio algún que otro problema escuchándose intermitentemente, al principio no se oía, pero luego se solucionó al ajustar la pila.

Temas conocidos de la talla de “Reina de los Angelotes” o “Los Tesoros Imposibles” con el gran Viggo al bajo mostrando pose como los buenos bajistas, continuando con “Tacones Baratos” o “Lobbo”, donde Hueco cambió de guitarra a una acústica, en ese instante es cuando encendieron el proyector 3D.

Escuchamos “Se acabaron las lágrimas” y “Señales de Humo”, esta última contó con la única colaboración de la noche, una seguidora de Huecco llamada Inés, que no se perdió ningún detalle en toda la noche. Más temas, “Ya sé que tú me quieres” y “Te Olvidaste”.

Empezamos con la sección de bailoteo indicó Iván, con una rumba fresquita, también sonó “Apache”, “Mamba negra” y “Dame Vida”, done el público se le pasó en grande moviendo el esqueleto, como se decía antes.

También hubo sección metal embruteciendo el sonido como dirían los Ofunkillo, “Cerezas” de inicio y “Mirando al Cielo” de fin, y entre medias, Huecco jugó con nosotros a ver quién acertaba los punteos que estaba tocando, apostándose invitar a toda la sala si se acertaban todos, el primero fue “The Trooper” de Iron Maiden, muy fácil, obviamente se identificaron los acordes, pero el segundo, hubo un silencio absoluto, liberando al bueno de Huecco de la invitación, se trataba del “Orion” de Metallica como indicó minutos después.

“Thunderstruck” de AC/DC, “Breaking the Law” de Judas Priest, Guns N Roses…  para terminar “Nothing Else Matters” de Metallica, esta, interpretada casi al completo bajo los coros del respetable, que esta vez, sí que se sabían a la perfección.

Hubo momento para la “promosión”, para las camisetas de Huecco realizadas a mano, pero lamentablemente solo quedaban tres, hicieron una tirada inicial de 100 pero las vendieron en sus anteriores fechas, Gijón y León, seguramente esas tres se las quitaron de las manos.

Llegábamos al final de la actuación, la sala se vino abajo con “Pa Mi Guerrera”, y ya ni hablamos cuando escuchamos “Se me olvidó Olvidarte”.

Una hora y treinta minutos, ni más ni menos, un concierto, como bien indicamos al inicio de la crónica, necesario, un Huecco que se mostró tal como es, simpático, divertido y agradable, dejando buena sensación en el Black Bird de su arte.

¡Solamente nos queda por decir, gracias!