Apasionante noche de Thrash Metal la que nos esperaba este viernes en la sala Rock Beer The New, con los cántabros Pandemia, que han vuelto con ganas tras sufrir algún cambio importante en la formación, los asturianos Tyrant, viejos conocidos de nuestra tierra y que venían presentando su primer disco “Hatdja”, publicado el 8 de noviembre del pasado año, el mismo día que editaron su “Sessions #1-American Thrash” los grandes protagonistas de la noche, los catalanes Crisix, el cual están llevando por diferentes puntos del planeta.
Como luego nos recordarían, era la primera vez que Crisix visitaban Cantabria y se notaba que había ganas de ver a la banda en directo por estas tierra ya que, a las pocas semanas de ponerse las entradas a la venta y con todavía un par de semanas hasta la fecha del evento, éstas se agotaron, algo bastante inusual por aquí y que da buena cuenta de su poder de convocatoria.
Así que, con la tranquilidad de que el lleno estaba asegurado pero con las habituales prisas de los viernes, cogí rumbo al Rock Beer The New, con la esperanza de poder llegar a ver el concierto integro y con la seguridad de disfrutar de una gran noche, gracias al nivel de las bandas participantes.
Prácticamente fue llegar y empezar el concierto, ya con una gran afluencia, siendo los encargados de abrir la noche la gente de Tyrant, formación gijonesa con aproximadamente 3 años de vida, pero que ya nos ha visitado en diferentes ocasiones, la última el año pasado, estando integrada por Heketor Lorenzo a la voz; Nico Suárez a la guitarra, Mikel Gómez al bajo y Danko Guerra a la batería, y practicando un estilo muy personal de Thrash Metal.
Y, como era de suponer, su concierto se centro en su citado disco debut, “Hatdja”, el cual repasaron prácticamente en su totalidad, comenzando la velada con “From the depths” y metiendo caña desde el inicio, con la gente aún expectante, mientras continuaban con una de mis favoritas de la banda, “Slaves”, con esos gritos imposibles de su cantante y ese sonido de himno muy conseguido.
Nos anunciaron que iban a por más, siendo el turno ahora de la cañera “Jackpot!”, un corte que en ocasiones tiene partes casi bailables, pero en otras nos machacan con su sonido, tras la que intentaron, en vano, que hiciésemos un wall of death antes de “Hard to rise”, una pieza muy movida y con un estribillo muy pegadizo, convirtiéndose en otra a tener en cuenta.
Tyrant
Llegaba el momento de presentarse y recordarnos que era su segunda vez en esta sala, antes de preguntarnos si queríamos más, con positiva respuesta, lanzándose ahora con “(Millions of corpses...) In the name of no one”, un tema con mucha mas profundidad musical, donde juegan con más matices y en la que el bajo sonaba con mucha fuerza, uniéndola con “Abomination”, más oscura y pesada en ciertas partes, con un sonido más de metal de los 90 y su guitarra dejándonos un gran solo.
Se mostraron muy agradecidos por poder tocar aquí y sobre todo por el hecho de que hubiéramos hecho sold out en esta fecha, anticipándonos que iban a tocar una versión de un grupo pequeño que se llama Slayer o algo así, siendo el turno de su versión del “Mandatory suicide” de la mítica banda y que, como era de esperar, fue el momento de mayor conexión con el público.
Nos anunciaban que no había tiempo para mucho más y que era el momento de su canción homónima, es decir “Tyrant”, con su vocalista forzando la voz hasta niveles insospechados, para despedirse, después de mostrarse muy contentos y esperando volver a vernos muy pronto, preguntándonos si queríamos otra más, con afirmativa respuesta, siendo el turno de esa oda a la cerveza llamada “Beer fan's song”, no sin antes agradecer a Pandemia que les hubieran dejado parte del equipo y a Crisix el invitarlos a tocar, sacando en mitad del tema una especia de bazoka para lanzar camisetas a algunos afortunados.
Y así, tras más o menos 40 minutos sobre las tablas, acababa la actuación de unos Tyrant que, pese a no tener el mejor sonido de la noche y ante un público muy frio aún, supieron sacar adelante su concierto, gracias a su buen hacer y a las ganas que le pusieron, y es que, cuando se hacen las cosas por placer, nada puede fallar.
Espero volver a verlos muy pronto y seguir disfrutando del crecimiento de la banda.
La última vez que vi en directo a Pandemia fue exactamente hace 2 años, cuando presentaban su más reciente disco, “Behind enemy lines”, y desde entonces hasta ahora la actividad de la banda ha sufrido momentos muy buenos, como la actuación en el Resurrection Fest, alguno muy malo, como fue la marcha de Rober, miembro fundador de la misma, y éste de reactivación con la vuelta a la actividad de la actual formación, en la que siguen como desde el 2009 Tatu al bajo y de nuevo vocalista y Eder a la guitarra, junto a Rubén batería desde el 2015 y Mata que ocupa la otra guitarra desde el pasado verano.
Y no nos vamos a engañar, había muchas ganas de ver a Pandemia, a los que no había podido ver en su vuelta por coincidencia con otro concierto, así que ésta era una muy buena oportunidad de disfrutar con los cántabros, y así lo debió entender también buena parte de los presentes, que se fueron acercando al escenario mientras la banda se iba preparando para comenzar.
Con una intro de fondo comenzaron la actuación los cántabros, siendo el primer corte en sonar “Running out of hope”, una de las que están incluidas en su actual trabajo de hace 2 años, con la banda sonando como un tiro y la gente muy metida en el concierto, antes de mostrarse encantados de estar aquí, y lanzarse a lo suicida con “Suicide squad”, otra gran pieza de la misma obra, con mucha variedad de intensidades, lo que hace que el tema crezca.
Tras preguntarnos qué tal lo llevábamos, con positiva respuesta de la gente, recuperaron “Death expectancy”, el corte que abría su anterior trabajo “Aggression desires” del 2015, muy rápido y en el que, como ya habíamos podido observar, comprobamos la gran adaptación de la voz de Tatu al estilo actual del grupo, tras la que agradecieron a las bandas con las que compartían esta velada, antes de lanzarse a interpretar la pieza que da nombre a su actual obra, “Behind enemy lines”, y que también le da inicio, un temazo muy intenso y que demuestra el gran nivel de las composiciones de la formación.
Pandemia
Como la gente les pedía algo más rápido, ahí estaban ellos para dárselo con ese “Chemikaze”, un auténtico trallazo que aparecía en su actual álbum y donde pudimos disftuar de la gran exhibición de su batería, un auténtico fenómeno a las baquetas, para, tras tomarse un respiro, continuar el repaso a su obra del 2018 con “If I were you…”, también muy rápida y que nos hizo mover nuestras cabezas con ganas.
Nos quisieron agradecer que hubiéramos llenado la sala, algo que es muy difícil que ocurra, antes de anunciarnos que el próximo tema se llamaba “Message of death”, con la gente enloqueciendo aún más y haciendo pogo, mientras la banda seguía metiendo tiza, a la vez que se les veía disfrutando sobre las tablas, aunque tristemente tuvieron que anunciar que su tiempo se acababa y que se les había hecho corto, dejándonos con “Signs of life”, esa machacona pieza que, como la anterior, también estaba presente en su último trabajo y en la que la gente no paró de empujarse y de disfrutar.
Y así, tras poco más de media hora, acababa su actuación unos Pandemia que sonaron muy bien, y es que la banda, pese a los cambios, suena muy solida, con un sonido abrumador y demostrando la gran calidad tanto de sus músicos como de sus composiciones.
Siempre he reconocido mi predilección por esta banda y como han sabido adaptarse a las circunstancias, saliendo siempre de las adversidades reforzados, y me parece que esta vez no va a ser una excepción.
Y llegaba el turno de los grandes protagonistas de la velada, los chicos de Crisix, que llevan 12 años practicando un Thrash Metal a la viejas usanza, habiendo publicado hasta el momento 5 trabajos, incluido el que venían presentando, consiguiéndose labrarse una fama de gran banda de directo a base de pelear duro y obteniendo ese reconocimiento, no sólo en nuestro estado, sino fuera de nuestras fronteras, visitando diferentes países y participando en festivales tan prestigiosos como Wacken.
Una de las claves para que el éxito de la banda haya llegado está en la consolidación de una formación que, salvando el caso del bajo, por el que han pasado diferentes integrantes, son los mismos que cuando empezaron, es decir, Juli Bazookaa la voz, B.B. Plaza y Albert Requena a las guitarras y Javi Carry a la batería, con Pla Vinseiro como bajista desde el pasado año.
Si con la anterior banda la gente se había aproximado a las primeras filas, con los catalanes fue ya exagerado desde el mismo momento que empezó a sonar su intro que dio paso, tras saludarnos, a esa versión del “Critical Mass” de los Nuclear Assault, un auténtico himno de finales de los 80 y que ellos han registrado para su más reciente trabajo, con la gente muy motivada y deseosa de verlos en directo, algo que también pudimos comprobar con a la potente “Xenomorph blood” de su anterior obra “Against the odds” del 2018, incendiando aún más aquello.
No preguntaron si estábamos preparados para su descarga, mientras recordaban que era su primera vez en Cantabria y que además habíamos llenado, antes de recuperar un tema de sus inicios, concretamente “Rise...then rest”, que daba nombre a su segundo disco allá por el 2013, muy potente y rápido, para, después de preguntarnos si seguíamos ahí, con afirmativa respuesta, llegar el turno de “Conspiranoia”, el corte que abría su tercer disco “From blue to black” de hace 4 años, con B.B bajando para provocar un circle entre el público.
Juli nos confesó que él nació en 1986 y que poco después llegó la moda de la serie “Bola de dragón”, en la que se inspiraron para hacer ese “Frieza the tyrant”, un muy cantado y cañero corte que apareció en su segundo trabajo, para retroceder al primer disco de la banda, “The Menace” del 2011, en donde estaba presente “Brutal gadget”, que sirvió para que no decayese la fiesta, con incluso un cierto toque latino en una parte, sacando unas maracas de un retrete que tenían en el escenario y es que la banda se había llevado parte de su local de ensayo con ellos, incluida una tela para que la firmásemos después del concierto.
Crisix
Los dos guitarristas buscaron la colaboración del público antes de adentrarse por la siguiente pieza, la versión del “Imitation of life” de los míticos Anthrax y que han recogido en su actual referencia, con alguno haciendo mosh, y vivas al grupo homenajeado desde el escenario, mientras los miembros de la banda se preguntaba si aguantarían el ritmo, algo que harían más que de sobra, lanzándose ahora a por la potente “Leech breeder”, de su anterior disco y con la gente totalmente enloquecida.
Nos preguntaron si estábamos listos para Exodus y es que llegaba el momento de otro corte presente en su actual obra, concretamente el “The toxic waltz”, muy celebrado por los presentes, para luego contarnos que la siguiente canción va de de ir por la mañana a trabajar y tener al lado al típico nota con su música de mierda a tope, siendo de lo que trata “Get out of my head”, la pieza que abría su anterior trabajo y que sonó como un auténtico cañonazo, haciendo agacharse a toda la sala para luego hacernos saltar a la vez.
Llegaba el momento de intercambiarse los instrumentos, con Carry y Pla haciéndose cargo de las guitarras, Juli del bajo, Requena de la batería y BB de la voz, para, tras hacerse una foto con el público de fondo, llevar a cabo un medley con trozos de temas tan populares como el “(You gotta) Fight for your right (To party)” de los Beastie Boys, “2 minutes to midnight” de los Iron Maiden, el “Walk” de Pantera y el “Seek & Destroy” de Metallica, con la gente pasándoselo en grande.
Mostrándose encantados por la acogida que habían tenido, nos preguntaron si queríamos más, con positiva repuesta, y si teníamos entrenado el cuello, para lanzarse con ese “G.M.M. (The Great Metal Motherfucker)” de su tercera obra, que provocó un gigantesco circle pit en la sala, tras el que nos confesaron que ahora sí que iban a empezar a acabar, para, después de un amago de tocar el “Run to the hills” de los Iron Maiden, regresar a su segunda referencia con “Bring 'em to the pit”, muy potente y rápida, en medio de la cual nos invitaron a hacer un wall of death con dos globos en el medio que acabaron volando por el local.
Crisix
Tras presentar a los integrantes de la formación, ahora sí que llegaba el final de su actuación y lo harían con la aclamada y esperada “Ultra Thrash”, de su primera referencia, toda una declaración de intenciones y un himno en toda regla, en la que su guitarra BB acabó siendo llevado en volandas por toda la sala, acabando así sus 75 minutos sobre las tablas.
Simplemente de excepcional se puede calificar la actuación de unos Crisix que demostraron que son una banda de un nivel brutal y que todas las alabanzas que reciben son pocas en relación a lo que nos ofrecen cuando suben a las tablas, con un vocalista que canta hasta el límite, dos guitarras que se complementan de manera siamesa, un batería que es un cañón y un bajista que nos martillea constantemente con su instrumento.
Reconozco que tenía muchas ganas de verlos, ya que no había tenido aún la ocasión, y que espero que, tal y como prometieron, vuelvan por nuestra tierra lo más pronto posible, aunque no sé donde tocarán porque, si su crecimiento sigue como hasta ahora, esta sala se les queda pequeña.
Crisix demostraron que son una de las mejores bandas que tenemos en nuestro estado, no sólo de Thrash Metal, sino de Metal en general y lo hicieron con un gran directo construido a base de grandes temas.
Y cuando me iba a ir y me estaba despidiendo de la gente, llegó la nota negativa de la noche y es que algún personaje había vomitado encima de donde unos cuantos teníamos las cazadoras, teniendo que ir con ese aquereso olor hasta casa y la cazadora en la mano; menos mal que no hacía muchos frio.
Pese a este incidente, esto no empañó aquella magnífica noche de viernes donde 3 bandas de thrash metal estatales, cada uno en su estilo, demostraron que la escena musicalmente sigue viva y, a tenor del llenazo de esta noche, sigue teniendo muchos seguidores que la apoyan.