Otro de esos sábados donde los conciertos salían en Cantabria como setas en otoño, sobre todo por la zona de Santander, pero mi prioridad estaba clara y es que esta noche y en el Black Bird de la capital cántabra, actuaban los asturianos Onza, evento que tuvieron que aplazar hace unas semanas, acompañados de los cántabros Senártica, una de las bandas de más proyección de nuestra comunidad.
Y es que me llamaba mucho la atención poder ver a Onza, ese proyecto en el que participa Pepo al margen de Desakato y que ha empezado con mucha fuerza, y no tenía muy claro cómo iba a transcurrir su concierto, aunque lo que tenía seguro es que iba a ser digno de ver y escuchar.
Por tanto, para la Black Bird que me fui, desechando planes que fueron saliendo después y regresando a esta sala por donde hacía casi un mes que no me dejaba caer debido a coincidencia con otros eventos y eso que allí se habían programado muchos y muy buenos conciertos durante este periodo.
Esperaba una buena entrada, ya que el tirón que tiene la figura de Pepo en esta tierra es grande, unida al poder de convocatoria de unos Senártica que se han hecho con una importante base de seguidores, entre los que me incluyo, gracias a su buen hacer y a sus buenos directo. Sin embargo, la gente fue llegando con cuentagotas, sobre todos con el primer grupo ya tocando.
Y fueron precisamente Rubén a la voz, Carlos y Kiko a las guitarras, Dani al bajo y coros y Víctor a la batería y coros, es decir Senártica, los que iniciaron la noche, con un concierto basado en sus dos trabajos hasta la fecha, “Origen” del 2018 y ese “Incendia” del pasado año que tanto me ha gustado, además de alguna versión.
Hacia menos de un mes que los había visto y me esperaba un gran concierto de la banda, ya que si son buenos sus trabajos de estudio, en directo son aún mejor, comenzando su descarga a fuego, tras esa intro llamada “Origen (Preludio)”, con la que también abren su actual obra, con “Marea negra”, de este disco que repasarían en su integridad, pidiéndonos que nos acercásemos un poco más.
Después de agradecernos nuestro recibimiento y de saludarnos, nos presentaron uno de los temas en los que habían estado trabajando recientemente, concretamente ese “Chernobyl”, que sonó muy potente y cañero, con la banda muy motivada pese a la poca presencia aún de público, para, tras agradecer a la sala y a Onza el trato recibido, ser el turno de esa pieza guitarrera y directa de su actual disco llamada “En la sangre”.
Senártica
Turno ahora para el corte que fue single y primer video con el actual nombre (recordemos que antes se llamaban Nebraska), ese temazo que se llama “Invierno”, toda una declaración de intenciones y que te engancha rápidamente, para llevarnos a su momento indie, con loas a dicho estilo, y es que llegaba su versión del “Valiente” de los Vetusta Morla, animándonos a cantarla con ellos, algo que consiguieron, al menos en las primeras filas.
Después de la intensidad con la que estaban llevando el concierto, era un buen momento para relajar el ambiente con la pegadiza “Dulce veneno”, la que abría su anterior referencia, tras la que nos invitaron a pasar por su puesto de merchán y continuar con la que llaman la más rara del disco, esto es “Abismo” y que creo que es un corte muy elaborado y que personalmente me gusta mucho.
Nos fueron avisando de que su tiempo se iba acabando, pero aún quedaban algunas canciones por tocar como ese “Nativos”, otro gran corte de su actual obra que suelen enlazar en sus directos mediante el sonido del bajo con su versión de “Toro” de El columpio asesino, invitándonos a contar con ellos y a bailar al ritmo de la citada pieza, con la que es imposible estarse quieto.
Después de afinar, encararon la recta final con “Corazón de hueso”, de su primer trabajo y cuyo video clip recordaron fue grabado en este mismo local, con Kiko bajando a tocar un rato entre el público, para proseguir con una versión del “Que la tierra…” de los Mala Reputación, a los que llamaron sus papis asturianos, y que fue muy cantada por una concurrencia que ya había calentado motores.
Llegaba el turno de la despedida definitiva, ya que había que dejar paso a Onza, siendo el momento de la genial “Zero”, el corte que cierra su actual disco y que es una canción de esas que no te puedes sacar su estribillo de encima, dando por concluidos sus 55 minutos sobre las tablas.
Ya he dicho en otras crónicas que Senártica son una gran banda y que tienen un gran futuro por delante, y esta noche no hicieron nada más que reafirmar mis sensaciones, sonando consistentes y con fuerza y no achicándose por la poca afluencia de gente.
Ahora toca ver cuáles son los próximos pasos que seguirá la banda, al margen de tocar y tocar en directo y de seguir componiendo nuevo material; como siempre estaremos expectantes.
Tras el cambio de rigor, llegaba el tundo de Onza, el grupo compuesto por Pepo a la voz, Sete a la guitarra, Faisán al bajo y Javi como batería y coros, con menos de un año de existencia pero ya con un trabajo editado, el Ep “Onza”, editado el pasado verano, y que les ha hecho recorrer buena parte de la geografía estatal y lo que les falta por visitar.
La gente aumentó en número, acercándose a las primeras filas cuando empezó a sonar una intro que dio paso a “Sin miedo”, uno de los temas que están presentes en el citado trabajo, que repasaron íntegramente, y que sonó de manera muy directa, siendo seguida por “Rock-era”, un corte que no está aun editado y que cuenta con una potente batería, y es que los músicos que acompañan a Pepo tienen una gran calidad y mucha experiencia.
Tras saludarnos, siguieron con un corte llamado “Destierro”, que quisieron dedicar a todos los que pasamos nuestra infancia en un pueblo, realmente uno de los que primero me entraron de la banda, recordando después una anécdota acerca de una crónica de un concierto suyo en Barcelona, para continuar con la cañera “Suicidiota”, que abre el actual trabajo y que en directo aún suena más atronadora.
Confesaron que el artista del que iban a hacer una versión a continuación era uno de los que les impulsó para hacer este proyecto, siendo ésta el “Devil inside of me” de Frank Carter and The Rattlesnakes, con Pepo sin parar ni un instante, como es habitual en él, mientras el bajista no dejaba de deleitarnos con sus ocurrencias o tirándonos mazapanes, continuando con otro corte todavía no publicado llamado “Peaje”, que sonó muy rápido y contundente.
No dejaron que no aburriésemos bien con los vaciles de su bajista o con sus grandes piezas, como esa contundente “El filo del cuchillo”, con los músicos luciéndose y dejándonos con la boca abierta, para continuar con ese auténtico temazo que es “La onza”, con el que pusieron a botar a la sala, siendo con el que concluyen el disco y a mí el que más me ha gustado.
Onza
Sin pausa alguna, unieron la anterior con “La razón”, uno de los cortes más cantados por los presentes, antes de anunciarnos que tras la siguiente se iban definitivamente, agradeciéndonos nuestra presencia y dejándonos con la versión del clásico “All my friends are dead” de los Turbonegro, concluyendo así su actuación tras aproximadamente 40 minutos de actuación.
Onza dieron un concierto breve pero muy intenso, directamente a la yugular y sin hacer prisioneros, demostrando el gran nivel de todos sus integrantes y que no sólo hacen buenas canciones sino que saben hacernos disftuar de sus directos.
Fue un concierto donde se pudo ver una buena conexión entre el público y el grupo, con un Pepo que sabe cómo hacer que el concierto no pierda intensidad, pero sin desmerecer la gran labor de sus acompañantes que han formado un bloque que suena como una autentica apisonadora, dejándonos grandes momentos y de mucha calidad.
Y así, tras ver dos grandes actuaciones de ambas bandas y cuando acaban de dar las 23.00, me marchaba de la sala Black Bird, después de haber charlado con algunos de los presentes con los que coincidía en la visión de un concierto de grandes quilates, esperando ver muy pronto a ambos grupos y revivir una noche como ésta.