En esta época en en la que los grandes festivales arrasan con cachés imposibles y donde todo vale si vende entradas, es un auténtico placer encontrarse con pequeños reductos de buen hacer y de amor sincero por la música. Esos pequeños festivales que intentan llevar a sus vecinos cultura y que se esfuerzan por descubrirles bandas o simplemente mostrarles su directo, intentando transmitir su pasión con el cariño de un buen amigo. En esa categoría está el Rock Island Festival, que celebró su segunda edición con el empeño de que en Ibiza también se pueda disfrutar de buenos conciertos por encima de las dificultades que entraña su insularidad.
Afortunadamente los organizadores del Rock Island no están solos en su locura y gentes de varias partes de la Península (Jaén, Madrid, Alicante, Valladolid, Valencia o Segovia) acudieron a la llamada atraídos por un fantástico cartel en el que figuraron cuatro de las bandas más en forma del panorama patrio, The Soul Jacket, Red Beard, Jody Cash y los ibicencos Uncle Sal, que actuaron de anfitriones y se encargaron de dar ambiente al vermut del domingo. Y todo de forma gratuita. Un lujo.
La localidad de San Antoni de Portmany fue la afortunada de acoger este evento con claro sabor americano. Jody Cash, el nuevo proyecto que surgió con cuatro de los músicos de Jody Cash Fingers, fue la banda encargada de abrir el festival. Lo suyo fue una fiesta con mayúsculas, donde el público bailó y vibró al ritmo de temas propios con el recién estrenado single “Umbral”, pero también de versiones de clásicos inmortales como “Fortunate Son”, que fueron coreadas por las gargantas de todos los presentes. |
The Soul Jacket pisaban por primera vez Ibiza en el que fue también su primer concierto del año. Los gallegos están cerrando el ciclo de “Plastic Jail”, su último trabajo, y confeccionaron para Sant Antoni un setlist organizado de menos a más.
Comenzaron dejándose llevar en elaboradas jams, resultando más lisérgicos en la primera mitad del set y abrieron gas en la segunda parte para llevar al público hasta el éxtasis con la interpretación de “Fire”. Fue un concierto exquisito que enloqueció al respetable y nos dejó con ganas de más. |
No quedaba ahí la cosa, porque el domingo Uncle Sal protagonizaron la sesión matinal del domingo, con la que el festival ponía el punto y final. Tienen mucho mérito los ibicencos, que desde la isla y sin hacer mucho ruido se han convertido por derecho propio en un referente del sonido americano para las bandas nacionales. Jugar en casa siempre es un plus, y Uncle Sal dio a la hora del vermut un concierto sudoroso y con empuje ante un público que supo (sabe) valorar lo buenos que son. Nadie mejor para que ellos para poner el broche de oro a un fin de semana musicalmente perfecto.
Debemos felicitar a la Asociación Cultural Green River y al Ayuntamiento de Sant Antoni de Portmany por ofrecernos este maravilloso espacio donde poder disfrutar de la cultura, la música y los amigos. Volveremos seguro. |