El Ayutthaya Festival ha nacido en plena pandemia para posibilitar los conciertos de artistas como India Martínez, Mikel Erentxun, José Mercé, Pasión Vega o, al que asistimos esta vez, Sôber. El Campo de Fútbol de La Vía de Coslada cambia radicalmente de aspecto al estar atrezado con lámparas azules y con palés y cojines a modo de asiento. En ellos hay códigos bidi para poder pedir bebida y comida que, con las ya habituales medidas de seguridad, traen los camareros.
Las encargadas de abrir la noche y el festival son Las Sexpeares que empiezan a tocar mientras el público se acomoda en los palés y el calor infernal de Madrid va remitiendo. Repasan su discografía sin olvidar los mejores temas de cada álbum como “Somos lo peor” del disco con el mismo nombre, “Venganza” del Revolución Z o “Combustión” del Me fui de casa.
Ya con la fresca de la nocturnidad, empieza a sonar la intro épica de Sôber con la que el grupo hace su aparición sobre el escenario. Tras algunos problemas técnicos menores, Sôber empiezan a sonar destacablemente bien. Cada uno de los elementos del sonido se escuchan nítidos y con potencia. Así, podemos disfrutar de los riffs de guitarra, de la base rítmica formada por el bajo y la batería y de la característica voz de Carlos Escobedo. Desde el comienzo, se nota el agradecimiento del grupo y su mensaje de positividad en estos difíciles momentos.
Sôber
Todavía con el recuerdo reciente de la grabación del directo de las Ventas, Sôber van recorriendo su discografía con una mayor presencia de temas del mítico álbum Paradÿsso como “Arrepentido”, “Diez Años”, “Animal” o “Naúfrago”.
También tocan los principales temas de cada uno del resto de sus discos como “Oxígeno” de Synthesis, “Blancanieve” de Letargo, “Prisión del placer” de Morfología o “Estrella Polar” de Vulcano, tema en el que Carlos Escobedo canta mientras recorre el pasillo central del público (matneniendo la distancia de seguridad). También hay tiempo para una generosa improvisación del grupo al completo donde dejan salir sus influencias más tooleras. Más tarde, el batería se queda solo en el escenario y podemos comprobar sus habilidades y la contundencia de su sonido.
Llega el bloque final y la gente se pone en pie para disfrutar de los últimos cuatro temazos: “Diez Años”, “Arrepentido”, “Tic Tac” y “Loco”. Aunque al principio resultara un poco extraño, acabamos de asistir a un gran concierto en formato “nueva normalidad” y queda claro que se puede hacer, que nos podemos adaptar y hasta pasarlo bien.