La música, independientemente del estilo, tiene que ser algo que te trasmita algo, ya que de nada sirve que seas un virtuoso y que después ni tus canciones ni tus directos trasmitan nada de nada; por otro lado hay gente que, además de sus facultades técnicas, son todo pasión y energía cuando ofrecen su arte.

Entre estos está el cantante Fernando Yabar, miembro de Los Perezosos hasta la separación de la banda, y que es un torbellino encima del escenario, trasmitiendo toda esa energía y esa rabia que tiene en su interior, siendo capaz de hacer que te quedes extasiado viéndolo sobre un escenario.

En 2018, tras la ruptura de la mencionada banda, se unió al guitarrista Alejandro Busto para formar el dúo acústico Yabar, donde repasa algunos clásicos del blues, folk, rock o la canción francesa entre otros, junto a temas propios, utilizando, además de su voz, la armónica como instrumento diferenciador.

Durante el pasado año han estado grabando su primer disco titulado “La canción que nunca se acaba”, que saldrá en próximas fechas y del que ya pudimos escuchar algunos cortes a principios de este 2020, cuando los conciertos eran como siempre y participaron en la primera edición del Made In Cantabria, dejándome un buen sabor de boca por lo que en cuanto tuviese la ocasión iba a repetir.

Y ésta llegó en El Reino Eco Bar de Cabezón de la Sal, un local al que nunca había acudido a ver música en directo y eso que suelen programar conciertos con asiduidad, sobre todo en verano donde es famoso su “Verano in da reino”, que ya va por su octava edición y que ofrece música en directo durante casi todos los días de los meses de julio y agosto.

Por tanto, y sin mucho que pensar, me apunté la fecha y para allá que me fui a disfrutar de esta propuesta, muy adecuada a estos tiempos de música con el público sentado y así dejarme llevar por esos estilos que no suelo escuchar habitualmente pero que, sin duda alguna, merecen la pena.

Una vez en el coqueto local, tras coger sitio y charlar un poco con los músicos mientras hacían tiempo a que llegasen los más rezagados, comenzó el concierto con “Besos a traición”, muy movida y cantada por un público formado principalmente por amigos del dúo, para, tras saludarnos, continuar con la más tranquila “Malgré moi”, una canción que lleva un rollo más folk americano.

Reiterando los saludos, nos presentaron la siguiente pieza, “La canción que nunca se acaba”, la cual se llama como el disco que están a punto de editar, aunque todavía no saben si harán tirada física, con dedicatoria y que es un muy bello tema, antes de indicarnos que iban a tocar otro en francés de marineros, siendo el turno de “L´ harmónica”, de las que Nandín lleva una caja llena y una de ellas salió disparada sobre la pedalera de Alejando, mientras la gente seguía el rimo animado del corte dando palmas.

Tras ajustar el sonido de la guitarra, llegaba el momento de la preciosa “Mi tierra” de Aquilino Ceballos y en la que Nando Agüeros colabora en el disco, siendo una pieza muy aplaudida por la concurrencia, para pasar a cantar un corte en ingles, un idioma quien no suelen frecuentar, concretamente el “Blowin' in the wind” de Bob Dylan y que les quedó muy lograda.

Era el momento de recordar aquella infancia que perdemos cuando nos volvemos adultos con “El niño que ya no soy” de Víctor Manuel, muy tranquila y nostálgica, para continuar con “Ya lo sabía yo” y ese aire rumbero que tiene, mientras la gente se animaba a dar palmas, lo que haría que Nandín también se soltase algo más dentro de este formato que llevan más comedido.

No había pausa y continuaron con ese clásico que ese “La mala reputación” de Georges Brassens y adaptada al castellano por Paco Ibáñez, muy celebrado por todos los presentes, para relajar el ambiente con la tranquila “Aline”, esa pieza de desamor de Christophe que fue un éxito absoluto en la década de los 60.

Y ya que estábamos con canciones en francés, Nandín se animó a cantar a capela “La vie en rose” de su siempre venerada Edith Piaf, para continuar llevándonos a Cataluña con “Palabras para julia”, ese poema de José Agustín Goytisolo pero que en el mundo del rock fue conocido por la adaptación del grupo orensano Los Suaves y que les quedó muy bien.

Tras esto, era el turno de “Yerbabuena”, una canción compuesta por un primo del  vocalista y con la gente dando palmas, antes de lanzarse por ese himno atemporal que es la popular “Bella ciao”, cantada en italiano, su idioma original, muy celebrada por los presentes y que acabó con un grito a favor de la libertad.

Turno ahora para una dupla de canciones en francés, comenzando con “Comment parler”, un corte que dijeron que iría en el disco, muy bueno y animado, para continuar con la muy conocida y amorosa “Je l'aime à mourir” de Francis Cabrel, con dedicatoria incluida y que les quedó muy bonita.

Nos anunciaron que estaban encarando la recta final de su actuación y era la ocasión de que sonase otro tema en inglés, concretamente el “Marbletown” de Mark Knopfler, muy bien ejecutada especialmente por Alejandro, mientras los presentes seguían dando palmas, para proseguir con “No puedo enamorarme de ti” de Antonio Flores, aunque Nandín hasta hace poco pensaba que era de Joaquín Sabina, la cual fue muy aplaudida por el público.

Comenzaron a despedirse con esa pieza llamada “El Capitán”, basada en una hecho ocurrido en la vecina Asturias, para, tras anunciar que la siguiente era la última, agradecer al bar el haber contado con ellos y a los presentes el haber asistido, dejarnos con uno de sus temas más conocidos como es la adaptación que han hecho de “El río” de Bruce Springsteen, muy celebrado y brindando los asistentes muchos aplausos al dúo

Y aunque en principio no tenían más cortes en su repertorio, se lanzaron a tocar otro más, mientras nos comentaban su pesimismo sobre el ser humano y su futuro , interpretándonos ese temazo que ese “El progreso” de Roberto Carlos, con una letra muy reivindicativa y negativa a la vez.

Y así, tras algo más de hora y media de actuación y entre peticiones de que tocasen otra, concluía el concierto del dúo Yabar que nos dieron un recital de cómo interpretar con delicadez y mucho sentimiento temas propios y ajenos, con un Nandín que es toda pasión sobre el escenario y un Alejandro que sabe como tocar la guitarra con un cuidado y un técnica fuera de toda duda.

Ahora solo nos queda esperar para escuchar estas canciones en ese disco próximo a salir y seguir disfrutando de la propuesta del dúo en directo, algo que recomiendo a todo aquel al que le gusta la música hecha con mucha delicadeza e interpretada con sentimiento y calidad.

¡Muy buen concierto, en un local muy entrañable y dentro de un ambiente familiar!

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Y así, tras despedirme de los protagonistas, me fui de El Reino Eco Bar, un bello local al que espero volver en breve espacio de tiempo, tras disfrutar de un gran concierto de Yabar, a los que seguro volveré a ver en cuanto tenga ocasión.