Despedíamos el mes de julio de este 2020 y lo hacíamos con el que sería el onceavo concierto al que asistía en el citado mes, una cifra a la que no pensé llegar solo unas semanas atrás y que, dada la actual situación, será difícil repetir en tiempos venideros, ya que los eventos al aire libre menguaran con el cambio de estación y tampoco hay muchos locales cerrados que en su interior quieran y/o puedan llevarlos a cabo, al menos aquí en Cantabria.
Y para concluir julio teníamos una cita de las grandes, ya que la banda de El Drogas visitaba el Exterior de La Lechera de Torrelavega, donde tienen lugar ese Viva La Vida que durante los meses de julio y agosto está trayendo grupos y artistas de casi todos los estilo, como os contamos cuando actuaron M Clan, y todo ello gracias a la gente de Mouro Producciones que, junto al Ayuntamiento de Torrelavega, han traído este festival itinerante a la capital del Besaya.
Al conjunto navarro le había visto a principios de años en un extenso concierto en Santander, cuando la música en directo era como siempre la conocimos y podías interactuar con las personas que teníamos al lado; en aquella ocasión metieron mil personas y llenaron el Escenario Santander pero este viernes serían ocupadas poco más de la mitad de las 700 localidades habilitadas, algo que, ciertamente, me extrañó bastante.
Como en aquella ocasión el artista, conocido por haber formado parte de Barricada, seguía con la presentación de su último trabajo, el quíntuple “Solo quiero brujas en esta noche sin compañía”, publicado a principios del pasado octubre, acompañado para esta ocasión de la formación al completo, integrada, además de por el propio vocalista y guitarra, por Txus a la guitarra principal, Flako al bajo y Brigi a la batería como lo hacen desde hace 9 años; aquí no había acústicos que valgan.
Y sobre la hora prevista salía El Drogas y su gente que lo primero que quisieron hacer fue agradecer nuestra presencia después de estos meses tan complicados y es que para ellos era una noche especial ya que, después de 4 meses y medio sin poder actuar, volvían a hacerlo con todo el equipo, comenzando con un recuerdo a la banda con la que se dio a conocer y ese “Tu nombre”, de aquel exitoso “Balas blancas” de 1992 y que fue muy bien recibido por una concurrencia muy motivada.
El Drogas
Después de recibir una calurosa ovación, continuaban la actuación con “Sin lámpara”, la primera pieza que sonó perteneciente a su actual obra, concretamente a la parte llamada “Timbre acústico”, para meter algo más de caña con “Collar abandonado”, del primer disco como El Drogas, el triple “Demasiado tonto en la corteza” del 2013, y más concretamente del bloque subtitulado “Alzheimer”, en la que la gente acompañó a la banda dando palmas.
Nos avisaron de que habían variado su repertorio, incorporando temas antiguos, algunos de ellos no sabían cómo sonarían porque hacía mucho que no los tocaban, siendo el momento de ese bello corte llamado “Sin reverencias”, otro de su primer disco y al igual que el anterior de ese primer bloque llamado “Alzheimer”, para, tras mostrarse a gusto, continuar en ese mismo trabajo de hace 7 años pero en la parte llamada “Glam”, con la pieza titulada “Quien puede verla”, tras la que nos recordaron los muchos maltratos que ha habido durante este confinamiento.
Anunciaron que iban a cerrar este bloque con “Al salir la luz” de su última obra, concretamente del disco “Timbre acústico”, con la gente tarareando el estribillo, para anunciarnos un grupo de piezas referidas a la memoria histórica, con una importante representación de canciones de aquel genial “La tierra está sorda”, el último que grabó Enrique Villarreal con la banda allá por 2009, comenzando ese repaso con “Es una carta” y con la gente muy animada.
Siguieron el repaso ha dicho trabajo con “Pétalos”, ese magnífico himno que habla sobre el asesinato de las 13 rosas por el fascismo y con Txus desatado, tras lo que El Drogas reconoció que aquellos fueron malos tiempos y que con aquella confrontación civil perdieron todos algo hasta los que dicen que ganaron, siendo el momento de la genial “Sotanas” que, como su nombre indica, habla sobre la postura cómplice con la barbarie franquista de la iglesia.
Llegaba el momento de que El Drogas se colocase una guitarra con la que acompañó “El fuego de la tarde”, una de las canciones que formaban parte de aquel “Azulejo frio” que los Txarrena grabaron en el 2011 y que fue, de alguna manera, el comienzo de esta aventura actual, para, sin dejar los temas de dicho grupo, regresar a su primera obra “Txarrena” de 1992 con “El charco”, un clásico de dicha formación y que sonó muy intenso.
Se respiraba un buen ambiente entre los integrantes de la banda, como pudimos ver en los constantes vaciles que había entere ellos, antes de encarar aquel “Sofokao” que daba inicio a “Hombre mate hombre”, el disco que Barricada grabaron en el 2004 y que fue muy cantado, igual que lo sería el aclamado “Así” del segundo y hasta el momento último trabajo de Txarrena, editado hace 9 años y que siempre es muy celebrado en cuanto es reconocido.
El Drogas
De nuevo El Drogas se colgó su guitarra para “Lentos minutos”, ese gran tema que cerraba la primera parte de su primera obra con la actual denominación, aquel “Demasiado tonto en la corteza”, con el cantante interactuando de manera constante con la gente, antes de, sin dejar esta obra, adentrarse en el tercer bloque, el llamado “Glam”, que se iniciaba con la macarra “Ya no anochece igual”, muy bien ejecutada.
Sin dejar su obra del 2013 llegaba el recuerdo al disco denominado “Alzheimer” con la maravillosa “Debajo de aquel árbol”, de las que más me gustan y con El Drogas, como en buena parte del concierto, utilizando la armónica, para, sin pausa alguna, llevarnos al corte que abría ese mismo bloque con “En punto muerto”, una delicia de canción y que fue muy aplaudida por todos los presentes.
Seguían desprendiendo muy buen rollo entre ellos, con vaciles sobre si se podía o no afinar, para proseguir con la intensa “Salvaje mirar” que abría el segundo disco de Txarrena de ya hace 9 años, para luego reconocernos que estaba siendo más tranquilo de lo que esperaban y llevarnos por la preciosa “Que no me silbes” que cerraba aquel “Bésame” que los Barricada publicaron en 2002 y que es una canción a la que nuestro protagonista de esta noche la ha dado una nueva vida.
Con su típica frase de “a gusto”, aunque apostillando que esta vez más que nunca era de verdad, volvían a repasar algún corte de su más reciente obra, comenzando con “La mala suerte”, que abre su disco “Timbre canalla y de bullanga”, muy pegadiza y contundente, para, continuando en el mismo tercer bloque, interpretar algo más salvaje, como ellos mismo nos anunciaron, siendo el turno de “Con ridículo sombrero” y ese sonido tan particular que tiene y que te engancha rápidamente.
Siguiendo repasando ese disco que, como nos dijo El Drogas, “…habla sobre esas cosas que les pasan a otros...”, llegaba el momento de la no menos lograda “Solo es febrero”, tras la que siguieron haciendo bromas, en este caso sobre el hecho de estar sentados, continuando el desglose de este tercer bloque de su nueva obra con la genial “Ya podemos irnos”, demostrando una vez más que este disco es una maravilla y que hay que degustarlo poco a poco.
Y no sólo no había pausa sino que lo que venía ahora hizo que los ánimos se caldeasen muchísimo más, ya que llegaban dos clásicos de Barricada, comenzando con ese “No sé qué hacer contigo” que daba nombre a su obra de 1987, muy cantada por todos los presentes, como también lo fue “La hora del carnaval”, del genial “Rojo” de 1988, con la gente poniéndose de pies para cantar la letra y El Drogas cogiendo la guitarra en la segunda parte del mismo.
Regresaron a aquel triple disco del 2013 con el que se inició esta andadura con “Nos hace morir”, un tema del bloque subtitulado “Alzheimer” y que sonó muy emotiva, tras la cual se despidieron, mostrándose honrados y agradecidos por el trato recibido y dejándonos con ese genial “Gota a gota”, lo último que sonaría esta noche de su más reciente obra, concretamente de su “Timbre canalla y de bullanga”.
Tras la espera de rigor y con la gente pidiendo más, llegó uno de los grandes gestos de la noche y fue cuando antes de interpretar “Cordones de mimbre”, pieza registrada en el primer bloque de su obra del 2013, quiso acordarse de toda la gente que lo ha pasado mal y no se ha podido despedir de su gente en estos meses pasados y también de Boni, su ex compañero de Barricada, que está atravesando un mal momento, momento muy entrañable y con toda el público cantando.
El Drogas
A veces pasa que hay canciones que son más conocidas gracias a la persona que la versiona que a su verdadero autor y algo así pasa para mucha gente con el “Frío” de los Alarma, que los Txarrena grabaron en su primer disco y que aquí sonó con la concurrencia disfrutando, cantando el estribillo y la banda alargando la canción, para, siguiendo con ese trabajo de 1992 de la citada formación, ser el turno de “Empujo pa'kí”, con El Drogas bajando parte de las escaleras que les separaban del público el cual estaba totalmente entusiasmado con el grupo.
Y claro, si a ese entusiasmo le echas una cerilla en forma de un clásico con mayúsculas como es “En la silla eléctrica”, el corte que abría el primer disco de Barricada “Noche de Rock & roll” de 1983, aquello explotó totalmente, pese a que la mayoría de la gente se supo contener, para ofrecernos otra de esas gemas inmortales de la mítica banda como es “Deja que esto no acabe nunca”, presente en “Por instinto” de 1991 y con El Drogas sentado a media escalera mientras cantaba la misma.
Probablemente una de las piezas más conocidas de las obras que Barricada publicaron durante la primera década del actual siglo sea “Víctima”, de aquel “Acción directa” del 2000 que les trajo de vuelta tras unos años de ausencia, muy celebrada por los presentes, como también lo sería “Azulejo frío” que daba nombre al segundo disco de Txarrena y ya con la gente levantándose porque no podían aguantar la emoción del concierto, despidiéndose la banda, tras dos horas y media, presentando a los músicos, muy agradecidos y deseando salud para todos.
Realmente me pareció maravilloso el concierto que dio la banda de El Drogas, muy ameno y variado, dejándonos un gran sabor de boca ya que supo combinar canciones de todas sus etapas, o casi todas ya que no cayó ninguna de La Venganza de la Abuela, y, aunque se pudieron echar en falta muchos clásicos, alguno infaltables en su repertorio, estábamos ante una cita muy especial y pudimos escuchar muchos temas que hacía tiempo no escuchábamos.
¡Una figura única e irrepetible del rock estatal que cada vez que actúa sienta cátedra!
Y de esta manera, tras haber disfrutado de un gran concierto a cargo de una banda muy cohesionada, me fui de los Exteriores del Recinto de La Lechera donde durante todo el mes de agosto la gente de Mouro Producciones siguen ofreciéndonos música en directo de diferentes estilos, trayéndonos un poco de ritmo a este extraño verano.