La Nueva Casa del Médico, Renedo de Piélagos, Cantabria
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Casi sin darnos cuentas nos encontramos ya mediando agosto, con el verano muy avanzado y disfrutando de sus coletazos finales, los cuales también serán los últimos de la música en terrazas y otros espacios al aire libre, por lo que hemos de aprovechar hasta el último instante de esta oferta ya que, a las habituales condiciones climatológicas en Cantabria, se une un futuro muy muy incierto y negativo para las actuaciones en directo.
Por lo dicho anteriormente y pese a ser un jueves, me volví a acercar a La Nueva Casa del Médico donde ya había estado hacía un mes y es que esta noche volvía a ver en directo a mis amigos de A Duras Penas, a los que disfruté en directo hacia unos días presentando su renovada formación.
La presencia de la banda provocó una gran expectación y de hecho se habían reservado todas las mesas y los que no lo hicimos tuvimos que buscarnos la vida para poder ver el concierto; además, y para que al evento no le faltase nada, el tiempo acompañó, por lo que todo estaba previsto para disfrutar de una gran noche.
Se esperó un poco para que la gente llegase de sus puestos de trabajo antes de comenzar la actuación en ese coqueto escenario donde se celebran los conciertos, con la banda saludando a los presentes, e iniciando el mismo con el mismo corte con el que se abría su último disco “Narcovadonga” del pasado año, es decir con ese “Rock del barrio”, con el cuarteto sonando un poco bajo y amoldándose a la condiciones del local, siendo seguida, como en el citado álbum, con “Cromosoma delincuente” y la percusión sonando de manera fantástica.
La banda seguía enlazando canciones, en esta caso mediante la percusión, y a la anterior la siguió el tema que se llama como la banda “A duras penas”, que aparecía en su primer trabajo “Reproches” del 2017, viéndose a la misma divirtiéndose entre ellos, mientras la gente escuchaba la música unos como fondo mientras bebían o comían, aunque otra parte les prestaba más atención, recibiendo muchos aplausos y siguiendo con otra pieza del mismo plástico en este caso “Contra las cuerdas”, su homenaje al boxeador torrelaveguense Sergio García.
Ahora si que se tomaban un breve respiro que aprovecharon para saludarnos, mientras nos preguntaban si se oía bien y nos invitaban a comprar sus CDs, que habían colocado delante del escenario con la funda de una guitarra a modo de hucha, antes de frenar la intensidad de la actuación con un tema instrumental muy logrado que se unió a “Lobo de mar”, otro de su actual trabajo, muy bello y muy celebrado, como también lo sería “Mari Fe”, de su primera obra, muy bien ejecutado, con Valentín tocando muy bien y siendo muy aplaudido el corte.
A Duras Penas
Regresaban a su actual obra con la maravillosa “Oro entre basura”, con ese comienzo tan relajado como bueno, para proseguir con el repaso a su más reciente plástico con “Reloj de arena”, una de las piezas más entrañables y que, como durante toda la noche, fue muy aclamado y coreado por la gente.
Nos anunciaron que iban a hacer un breve descanso de diez minutos para que la gente tomase algo pero antes era el momento de tocar “Huellas de libertad”, esa canción que habla sobre la situación de aquellas generaciones anteriores que vivieron momento difíciles y que estaba también englobado en su más reciente disco.
Tras más o menos diez minutos de respiro regresaban con la entrañable y muy esperada “Filosofía del mozín”, de su primer trabajo y con una gran labor de las percusiones, para volver a su más actual obra con la siempre celebrada “Caprichosa y perra”, con la gente cantando su estribillo con alegría.
Sin duda una de las mejores canciones de este segundo disco del grupo y una de las más especiales para la banda es “Dos cuchillos en el pecho”, una maravillosa pieza en cuya versión de estudio tuvieron la suerte de contar con la colaboración de Raimundo Amador, para, tras felicitar a uno de los presentes, seguir el repaso a ese trabajo del pasado 2019 con “Las palabras hieren”, con la gente dando palmas para acompañar desde el principio y concluyendo el tema con ese final a toda pastilla que tanto me gusta.
Comenzaron a despedirse, no sin antes agradecer al local por haber contado con ellos y a los presentes por la acogida dispensada recuperando un par de corte de su anterior trabajo, comenzando por aquel “Reproches” que le daba nombre, con ese comienzo tan guitarrero, para continuar, sin pausa alguna, con la muy esperada “Pretérito imperfecto”, incorporando la mascarilla en su letra como elemento indispensable a la hora de salir de casa, probablemente la canción con la que me enganché en su momento a la banda.
A Duras Penas
El grupo se fue brevemente del escenario pero la gente pedía alguna más y ellos estaban dispuestos a seguir, continuando con dos canciones de su más actual disco, comenzando con esa “Espina etílica”, que sonó rápida y con una genial parate final instrumental muy aplaudida, para anunciar que se iban con una que, como nos anticiparon, conocíamos todos y es que era el momento de “Narcovadonga”, cantada por buena parte de los presentes, muchos de los cuales somos seguidores de la banda.
Aún habría tiempo para una más y, tras anunciar próximos conciertos e invitarnos a comprar algún producto de su merchán, se despidieron con ese “Me esperará” de su primer disco y con la gente de su barrio, el Barrio Covadonga o Katanga como popularmente se conoce, haciéndose notar en la parte en que se le nombra.
Y así, tras casi hora y medio de actuación, parón al margen, concluía un gran concierto de unos A Duras Penas a los que se les vio mucho más sueltos que hace un par de semanas, sonando más compactos y mucho mejor, viéndose que la banda ha perdido parte de esa incertidumbre que podían tener por la acogida tras su reestructuración y solidificando esta nueva etapa.
Aunque había mucha gente que ya les conocía, otra parte importante apenas los había escuchado y, a tenor de lo visto y de la acogida que tuvieron, salieron más que satisfechos por un grupo que allá por donde vaya no hace nada más que ganar seguidores y eso se debe tanto a su propuesta musical como a ese buen rollo que desprenden en directo.
¡Seguro que, si el coronavirus no nos lo impide, nos veremos muy pronto!
Y así me fui de La Nueva Casa del Médico después de ver el que, por desgracia, sería el último concierto que allí se iba a celebrar, al menos en una temporada, ya que, debido a las nuevas medidas que se tomaron días después para controlar el repunte de la pandemia, el local tenía que acotar más su horario y se veía obligado a cancelar los próximos eventos; esperamos que todo se normalice y de nuevo podamos regresar a Renedo y disfrutar de la música en vivo como esta noche.