Este año ha sido muy extraño para todos, no hace falta recalcar el por qué, pero para el gremio músico festivo lo ha sido aún más. Miles de trabajadores que estaban unidos de una forma u otra a ésta pasión que nos une como es la MÚSICA han visto truncados su vida y su trabajo. Cientos de eventos cancelados y de artistas sin cobrar, la crisis económica ha afectado más a unos que a otros, eso es así, y el doble rasero se ha mantenido de esta manera: mientras veíamos plazas de toros abarrotadas en las noticias, las salas y festivales podían vender sólo un 30% o 50% del aforo, haciendo así económicamente inviable celebrar cientos de conciertos en todo el país, no, la cultura no es igual para todos.

Al margen de todas las trabas e impedimentos, ha habido quienes han arriesgado por que la escena musical siguiera en activo y con las medidas necesarias se ha celebrado algún que otro evento adaptándose a las circunstancias, y el festival Z Live Rock de Zamora no se ha quedado de brazos cruzados, si no que aparte de posponer su quinta edición para el 2021, ha organizado una mini edición de unas 8 horas intensivas, contando con las actuaciones de cinco bandas estatales.

Han pasado cinco años desde aquella primera edición del Z!, dónde descubrimos a los gaditanos The Electric Alley defendiendo su álbum Get Electrified!, y como iba siendo habitual, no quisimos perdernos ésta cita anual en la capital zamorana.

A eso de las tres de la tarde ya se notaba movimiento, el sol apremiaba y se fue formando una cola junto al recinto. Enseguida vimos caras conocidas, Julia y Jorge, Sergio Blanco, a los chicos de Argion... ¡siempre vamos a dar con asturianos por el mundo!.

Empezamos a entrar mientras la primera banda en tocar estaba probando, pasamos el control de temperatura, nos echamos gel hidroalcohólico, escuchamos las normas a cumplir y seguimos a los acomodadores hasta las que serían nuestra mesa y sillas (separadas de otras por un metro y medio) durante toda la jornada,  enseguida vino a atendernos una camarera muy simpática para quitarnos la sed. Por si ésto fuera poco, un audio grabado nos informaba continuamente las normas a seguir entre actuación y actuación. ¿quién dijo que no es seguro asistir a un evento bien organizado?

Con puntualidad inglesa comenzaron a tocar The Electric Alley. Hardrock sureño, pura dinamita sobre el escenario. Abrieron con tres temas de su último álbum Turning Weels (2018): "Celebration", "You give me something", y "I've been taught" que quizás sea la que más tirón tiene de ellas. Prosiguieron con un tema que nos sonó enseguida, se trataba de "Last letter" de su anterior trabajo Get Electrified! (2015). Todos los asistentes comenzamos a dar palmas al mismo tempo, empezó a resultar bastante extraño el no poder levantarse y dejarte llevar. En este tema me moló especialmente la parte final con las guitarras.

Iban cayendo temas nuevos y la voz de su vocalista Jaime Moreno brillaba en cada uno de ellos poniéndote la piel de gallina. Éste mismo anunció que era su primer actuación desde el Covid y que se encuentran grabando un nuevo disco, siguieron con "Can we have some love beetwin us?", el arrasador "Get Electrified!" y la preciosa balada "Eagles fly solo". Finalizaron con "No control" de su primer álbum Backward states of society (2013). Fue una brillante actuación de una hora y media, ¡nos quedamos con muchísimas ganas de más!

Los siguientes en tocar fueron Ópera Magna. Los valencianos toparon con unos pequeños problemas con el micro de su vocalista Jose Broseta al comienzo, aunque supieron salir adelante. Fueron cayendo temas de casi todos sus trabajos cómo: "Poe", "Corazón delator", "El pozo y el péndulo" y "Por un corazón de piedra" entre otras. Power metal épico con el que nos motivaron a pesar del sol abrasador. Cabe destacar a sus dos guitarras Enrique Mompó y Javier Nula que estuvieron brillantes durante su actuación.

Alejandro Penella al bajo tuvo muchísima presencia en el escenario y no paró ni un momento. La puesta en escena de la banda es muuuy buena. Su vocalista nos comentó lo felices que estaban por ser su primer concierto postcovid y agradeció a los organizadores el montar un festival como éste. Para finalizar lo hicieron con "La herida", buen tema de despedida. Llegó el momento de estirar las piernas e ir al coche a por ropa de abrigo ya que el sol se pondría durante la siguiente actuación.

Sobre 20:40h comenzaron Darkmoor, también contaron con algunos problemas técnicos que les hicieron sentirse incómodos, lo pudimos ver en las caras de sus integrantes. Tengo que decir que ésta actuación me sorprendió mucho: ver a siete músicos tocando la batería, la gaita y la flauta, el violín, los teclados, la guitarra eléctrica, la guitarra acústica y el bajo no es algo que ocurra a menudo. Me pareció un concierto con mucha mezcla en sus temas. Hubo piezas con toques de country, de blues, de música clásica y medieval...

...Eso sí, la voz de su vocalista en directo es de una calidad muy excepcional. En el mítico tema "The Road again" nos dejamos llevar y cantamos a voces su estribillo. Dado sus minutos de retraso tuvieron que ir recortando temas haciéndonos así una actuación demasiado escasa. También cayó el mítico "Crossing through your heart", y para finalizar interpretaron  "La cancion del pirata" adaptación del poema de José de Espronceda, que todo el recinto cantó al unísono, entre aplausos se despidieron. Se nos hizo demasiado corto.

Saurom abrieron su actuación dejando sonar a base de flautas y violines su intro "Numen" de su último trabajo, sonido al más puro estilo medieval que nos puso la piel de gallina nada más empezar, haciéndonos parecer que nos encontrábamos en un recital de música celta.

Con la voz de Miguel A. Franco en el tema "Iraei dei" los pelos se nos volvieron a poner de punta. Siguieron con la animada "La leyenda de Gambrinus" con la que saltar, bailar y dejarse llevar, desgraciadamente no podíamos ya que estábamos "atados" a la silla. "Noche de Halloween", "Soñando contigo" y "La batalla por los cueros de vino" no podían faltar en su repertorio. Hacia media actuación, Miguel nos confesó que estaba tocado de la garganta, pero ni eso ni nada iba a impedir que tocaran en una fecha tan especial en Zamora. Durante toda la actuación su bajista Joselito estuvo animando el cotarro, no paró de brincar en toda la noche. "La musa y el espíritu" sonó muy bien, aunque los micros defectuosos acompañaron a su vocalista en todo el concierto.

Tocó el mítico "Círculo juglar" y más de lo mismo: queríamos bailaaaar! Algunos intentaban saltar encima de su silla, nos quemaba estar allí sentados con música tan animada, pero aguantamos, eso sí Miguel nos animó a todos a ser partícipes de un "ola juglar". Los andaluces saben cómo animarnos hasta estando sentados. En ese momento me di cuenta de que estaba siendo una edición muy especial, mientras la mayoría del país permanecía estático dado las circunstancias, allí mismo, en el auditorio Ruta de la Plata en Zamora, tenía lugar un evento peculiar: MÚSICA EN DIRECTO. Con sus estrictas medidas de seguridad se estaba llevando a cabo un pequeño gran festival de rock y metal. La luna se alzaba tras el escenario, las pantallas de sonido te hacían vibrar la caja torácica, el viento ondeándote el pelo, las luces creando un espectáculo increíble, las notas agudas de la gaita, y las palmas y coros del público hacían que se te pusiera la piel de gallina, fue algo que no se puede describir a quién no lo ha vivido. Jobar! Cómo se echa de menos experimentar ésta adicción a sentir, a vivir!

La banda agradeció a la organización su tremendo esfuerzo de seguir adelante y montar algo de ésta magnitud. Como bien dijo su vocalista, la música no nos la podrán quitar nunca. Anunció también que en diciembre saldrá su álbum en el que llevan trabajando dos años. Para acabar escogieron el tema "La posada" y enseguida se pasó la hora y media que duraba su concierto, eso sí, mucha fiesta y buen humor sobre el escenario.

Para nuestra sorpresa hubo bastantes bajas en el público tras finalizar la anterior banda. Pero los imparables Crisix hicieron su aparición estelar como auténticas apisonadoras del metal que son. Los catalanes fueron con todo, arrasando como sólo ellos saben hacer. Su cantante Juli Bazooka agradeció el poder tocar allí después de pasar seis meses sin subir a un escenario. Con "Conspiranoia" la gente les acompañó con los puños en alto o saltando en su silla. Tienen un directo brutal como pudimos comprobar en su última gira cuando tocaron en Santander. Pura descarga de adrenalina en directo. Fue muy extraño no poder levantarse y hacer pogos, su música te lleva a ello. Tocaron su "Brutal gadget" y acto seguido su versión de Exodus "The toxic walt". 

Y enseguida cogió el micro su guitarra Busi a la par que cada uno de sus integrantes se intercambiaron los instrumentos para tocar su midley de temas de los Beastie Boys, Iron Maiden, Pantera, Metallica... Para acabar escogieron los temas "Bring'em to the pit" y "Ultra thrash", y con su energía y puesta en escena reventaron el escenario. Sencillamente bestiales.

Volvimos a casa con la sensación de haber vivido un día histórico y de ver cinco grandes actuaciones. De ésta edición me quedo con la buena organización, (algo que ya caracterizaba a éste festival) y el volver a vivir la música en directo al aire libre, una sensación no muy frecuente por desgracia.

Y recordad: ¡Chicken es pollo!