Seguimos avanzando en este mes de septiembre que tantos problemas está trayendo a nuestra comunidad autónoma y a todo el estado a causa de los rebrotes de este maldito virus que tantos quebraderos de cabeza nos ha traído durante este 2020; el mismo día del evento del que os voy a hablar se cerraba un área de más de 6.500 vecinos en el barrio de la Inmobiliaria, en mi Torrelavega natal, y mucho me temo que como este caso habrá muchos más.
Pese a esto y, aunque sea con cuentagotas y con todas las medidas preventivas del mundo, seguimos disfrutando de algunos conciertos y, como ya hice la semana anterior, este viernes mi camino se dirigía al Escenario Santander donde, por primera vez desde el mes marzo iba a ver la actuación de dos bandas.
Y es que esta tarde noche iban a compartir escenario la gente de Medussa, a los que he disfrutado en directo en varias ocasiones, la última hace ya casi dos años, y por otro lado Aitor Ochoa & Mad Mule, a los que no había visto aún en vivo pero que lo que había oído me había gustado y mucho.
Tras las habituales prisas por la salida del trabajo de los viernes, llegué al Escenario Santander sin ni tan siquiera saber el orden de los grupos, tampoco es que me importase mucho la verdad, ni la duración de las actuaciones y, sobre todo, esperando que hubiera una buena presencia de gente para respaldar estas iniciativas; afortunadamente hubo una más que destacada afluencia de público lo que realmente me alegra.
Me tocó situarme al final de la sala, debido a la gran presencia de público anteriormente comentado, algo que hizo que no pudiera disfrutar del concierto como realmente hubiera querido, además de no ver muy bien el escenario, con luces oscuras sobre todo durante la actuación de Medussa, y con el sonido de las conversación de la gente a mi alrededor de fondo.
No hubo que esperar mucho para que apareciesen los primeros de la noche, Medussa, esa banda que surge hace ya 8 años cuando un grupo de músicos de amplio bagaje de la zona de Santander se deciden a practicar una especie de Post-metal o como cada uno quiera bautizarlo, siendo un concepto exclusivamente instrumental de la música en la que los ambientes y las sensaciones recibidas son la verdadera esencia de lo que nos quieren trasmitir.
Medussa
Los miembros de este cuarteto son Jova a la guitarra, también en Burning Cuchillo, Fernando Navarro a la otra guitarra, Noesis, Crystal Moors, etc, Javi Arias a la batería, también en Los Deltonos, y Fonso al bajo de Noesis y Korzo, un autentico dream team que ha grabado hasta el momento tres discos: “Ocho” del 2014, “100 millones de años” del 2016 y “La palabra ha muerto” de hace dos años.
Y comenzaron con una entrada suave pero con la distorsión de la guitarra, dando comienzo a “La palabra ha muerto” mientras iban a avanzando a golpe de una contundente sección rítmica hasta que llega ese momento en que todo estalla, siendo un magnifico y muy aplaudido inicio de velada, para seguir con “Distopía” y esa locución inicial con la que se abría su anterior obra, con ese sonido repetitivo del comienzo, mientras iban jugando después con diversas intensidades, una canción muy conocida por los seguidores de la banda que no pararon de moverse en sus sitios, concluyendo el tema con ese poderoso y potente final en la que la batería cobra un protagonismo especial.
De vuelta a su más reciente obra era el turno de “Era discordia” y ese guitarreo y duro comienzo para luego coger la pieza más fuerza, con ese esencia metálica y potente que tiene la banda aquí muy presente, relajándose luego brevemente para intensificarse de manera sublime en la parte final, continuando en el citado trabajo e invirtiendo el orden en el que fueron editadas ya que llegaba el turno de “Quirales”, con ese inicio más melódico, hasta que la batería da paso a ese conocido y contundente sonido, muy machacón e intenso, con ese juego de guitarra al medio muy bien arropada por una sensacional sección rítmica, y con ese efecto hipnótico que nos trasmite la misma.
Estaban dando un sensacional concierto y la gente lo celebraba con muchos aplausos mientras la banda se tomaban un ligerísimo respiro antes de regresar con el corte que abre su actual referencia, es decir “Ethos, Pathos, Logos”, con esa entrada suave y calmada, muy ovacionada, y las guitarras mostrándonos muy buenos detalles hasta que nos van sumergiendo en esa atmósfera que, de golpe, estalla, siendo uno de esos temas de los de mover la cabeza hasta romperte el cuello, con muchos matices y con un final con la batería sonando seca y fuerte, prolongándose con el sonido de la misma y la distorsión de la guitarra.
Medussa
Momento ahora de regresar a su anterior trabajo con el potente inicio de “Pasto de los cuervos” tras una breve intro y con muchos cambios de ritmo hacia la mitad de la pieza para luego regresar a ese sonido contundente y hacernos mover el cuello, para, tras más cambios de intensidades, volver a amagar con comenzar con la tiza, llegando el momento, después de ser muy ovacionados, de esa maravilla que se llama “Continentes”, esa extensa canción que forma parte de su último álbum que comienza de manera lenta y relajada, con ese característico sonido de guitarra tan conocido, mientras el tema se va intensificando como si fuéramos a caballo, cambiando el ritmo, endureciéndose y cogiendo mucha velocidad, para volverse muy potente e intenso, con algunas parte más lentes en la zona central aunque luego, poco a poco va cogiendo de nuevo velocidad y fuerza, con Javi metiendo unos buenos golpes de batería como rúbrica final.
Con el público totalmente entregado y los componentes gesticulando desde el escenario llegaba el momento de despedirse y para ello nos presentaron un corte nuevo, aún sin título, que comienza con la batería entrando a fuego y sonando todos los músicos de manera muy potente, con un cambio radical de intensidades para luego coger velocidad, siendo una pieza que me sonó realmente muy cañera, demostrando que suenan como un bloque y concluyendo con un potente final.
Y así, tras algo más de una hora sobre las tablas, se despedían Medussa entre grandes aplausos y un público entusiasmado y es que sonaron realmente intensos y brutales, con mucha fuerza y demostrando lo que es por todos conocidos, es decir, su enorme calidad.
Ojala no tarde mucho en volver a verlos en directo y es que son una de esas bandas que si en estudio te gustan en vivo vas a caer rendido ante esta apisonadora que son Medussa.
Tras un breve cambio, era el turno de Aitor Ochoa & Mad Mule, la banda que forma hace 5 años el propio Aitor Ochoa cuando da por concluida la etapa con Soul Gestapo además de haber formado parte de Los Tupper y Johnny Casino & The Secrets entre otros, habiendo publicado en el 2018 su primer disco “All these words will die before the morning”, aunque cuenta con alguna grabación previa.
En esta aventura se compaña de Luis Ibáñez al bajo de los Pulsebeats, David González “Fuzzio” de Ídolos de Extrarradio y Fernando Chiquito a la batería de Smooth Beans y Los Puzzles, aunque esta noche contaron con la presencia a las baquetas de Curro Gallego-Preciados de Reed, y practican un rock and roll con raíces americanas pero sin cerrarse ni a un estilo ni al lugar de origen de aquello que les gusta y que nos trasmiten con su música. Como veis, muy buena pinta tenía lo que nos esperaba.
El cuarteto se subió y nos indicó que, por la disposición de las mesas, se iban a imaginar que estábamos en una cafetería, comenzando con “Is that love”, con un buen sonido de batería, siendo una canción con mucha fuerza, antes de interpretar ese “Me & You” que abría su único disco hasta la fecha, muy pegadiza pero con la guitarra echando fuego y dejándonos un gran solo de guitarra.
Sin perder tiempo y siguiendo el orden del citado trabajo era el turno de “Evil”, con ese inicio más relajado y es que estamos ante una balada con un sonido muy dulce y muy entrañable, contando con un buen solo de guitarra, para lanzarse, sin pausa alguna, con el comienzo rockero del “Bad feeling” de los Soul Gestapo, con las guitarras mostrándose muy cañeras y con un solo muy juguetón.
Tras tomarse un breve respiro nos anunciaron que iban a tocar de seguido parar así no tener que hablar mucho, siendo el momento de “The last time”, muy tranquila y con ese fondo country, cantado por su vocalista con muchas ganas, siendo enlazada con “Redemption”, de su único disco bajo esta denominación, una canción más blues que me gustó mucho, dando bastante juego a las guitarras y cantando con mucha fuerza, dejándonos un buen solo de guitara en su parte final.
Aitor Ochoa and Mad Mule
Enlazaron el anterior corte con el sonido de la guitarra y la batería para dar paso a “Big black shadow” con mucha presencia de la batería, para relajarse y luego dar paso a “Cracker”, más intensa y con la guitarra dando mucha caña, mientras la voz tenía mucho protagonismo, demostrando la formación el gran porte escénico que tiene.
Tras un ligerísimo descanso regresaron a la caña con “Best for the last”, con las guitarras echando fuego y sonando juguetonas, mientras la batería se hacía notar, a la vez que vacilaban entre ellos y hablaban al público aunque desde atrás costaba entenderlos, para regresar a su disco de hace dos años con “Stone by stone” y ese comienzo bailable y sus curradas voces, mientras la batería marcaba los cambios de intensidades con un trabajado final.
Siguiendo con el repaso a su actual disco era el momento de “How your days begins”, calmada pero bailable y luego cogiendo fuerza en el estribillo, con ese aire country pero con partes en las que se aceleraba la canción y cantando con mucha fuerza, para seguir con “Remember me”, también del mismo trabajo con ese sonido tan relajado y entrañable que tiene.
Aunque la banda sólo tiene un disco como tal, han editado más trabajos como ese single que publicaron en 2017 y donde estaba presente “So young”, con ese potente comienzo de guitarra, muy pegadizo y movido, para continuar con Nothin'”, de su actual referencia, muy guitarrero, con partes más intensa a medida que el tema crece, y esas intensas guitarras en la parte final, acabando en todo lo alto.
Siguiendo con su actual disco era el momento de “Sleepwalker”, que empieza tranquilo y continua con ese aire muy relajado pero con momentos intensos, prosiguiendo el repaso a dicha referencia con “Mule” y ese comienzo guitarrero que nos lleva a una pieza muy hard rockera, con mucha intensidad y fuerza, siendo uno de los momentos más llamativos de la velada.
Aitor Ochoa and Mad Mule
Encarando la recta final, llegaba el momento de recordar su paso por Soul Gestapo, primero con “Musth”, que daba nombre a su disco del 2007, con ese aire pegadizo y contagioso, para, tras agradecer a los responsables de que ellos estuvieran allí, despedirse con “Just one day”, el que daba nombra a su obra del 2010, comenzando con ese sonido guitarrero contundente y unas poderosas baterías en la última parte, alargando la misma y dejando un final apoteósico con la guitarra distorsionada, mientras abandonaban el escenario saludando a la gente.
Pese a verlos desde la lejanía y no como me hubiera gustado, Aitor Ochoa & Mad Mule dieron un concierto de algo más de una hora, muy ameno y eso que tuvieron que luchar con lo tardío de la hora que hizo que mucha gente se fuese antes de hora, aunque estoy seguro que esta noche ganaron bastantes seguidores que no los conocíamos.
La verdad es que me gustó su oferta y me dejaron con ganas, no solo de seguir escuchando su música, sino también de volver a verlos en directo, algo que haré en cuenta sea posible.
Y así, tras disfrutar de estos dos grandes conciertos y superada ya la medianoche, me fui del Escenario Santander, donde, como es habitual, nos brindaron con un trato exquisito, después de haber saboreado estas dos propuestas, muy distintas pero de mucha calidad ambas.
11/09/2020 
Txutxy Cano 
Escenario Santander, Santander, Cantabria
