Este viernes era un día especialmente extraño debido a la intranquilidad que estábamos teniendo durante toda la semana por el importante repunte de casos de coronavirus que había llevado a los gobiernos regionales a endurecer las medidas para que dichas cifras fueran bajando, lo que traería consigo nuevas restricciones, entre ellas las de la hostelería que tanto afecta a la celebración de conciertos.
Por tanto, y con la duda constante de si podríamos disfrutar de más conciertos durante este 2020, me dirigí al Escenario Santander para ver la primera de las finales del Concurso Musical Santander Joven 2020 que organiza el ayuntamiento de Santander a través del centro Espacio Joven y en donde iban a actuar Herre y Blindshock, Ojo Pipa y Cantaebria.
De entrada diré que no me atraen especialmente los concursos ya que no entiendo el arte y la música en concreto como una competición y siempre es mejor que se haga una muestra de bandas, como el año anterior se hizo en Torrelavega, repartiendo el dinero de los premios entre todas los grupos y disfrutando de la música en sí, aunque supongo que eso es cuestión de gustos, por lo que con una semana de antelación reserve plaza con mis datos para tener sitio en dicho recinto.
La sorpresa llegó cuando, nada más bajarme del coche, leo un WhatsApp de nuestra compañera Alex Kennedy de Noche de Rock diciéndome que no nos dejan entrar por tener más de 30 años; asombrado llegó al lugar y veo a menos de diez personas en el interior y a 40 personas en la calle esperando a que no se llenase para poder entrar, como nos dijeron en la puerta. No puedo entender cómo, si te piden registrarte para reservar mesa, después tengas que estar esperando a entrar cuando el sitio ya está cogido y de todas todas íbamos a tener que entrar o los artistas iban a tocar solos: la próxima vez que pongan una casilla preguntando la edad si no quieren a gente de más de 30 años. Absurdo.
Tras darse cuenta de que o entrabamos o iba a ver menos de 10 personas en el interior, nos hicieron rellenar de prisa y corriendo una hoja de que no habíamos tenido Covid en los últimos 14 días, algo, que igual que la medida anterior, debía estar en algún apartado minúsculo de la compra de la entrada; tras estas trabas, tomada la temperatura y limpiadas las manos con gel, me dirigí a mi ubicación observando como la barra estaba cerrada, algo que puedo en parte comprender siendo un concierto orientado para menores pero digo yo que agua o refrescos se podían haber vendido.
Herre y Blindshock
Con la gente aun entrando, subió la presentadora para comentarnos como iba discurrir el evento y pedir aplausos para la sala por el esfuerzo que estaba haciendo durante estos meses, para la concejala de cultura del ayuntamiento santanderino, que subió al escenario con ella, y para el jurado que iba a decretar el ganador el siguiente lunes; además nos animaron a que disfrutásemos de estos conciertos porque eran una válvula de escape ante la actual situación, así como rogarnos que respetásemos las medidas anti Covid.
Los primeros en salir fueron el dúo llamado Herre y Blindshock, integrado por Blindshock a los platos y Pablo Herrería “Herre” a la voz, subiéndose a las tablas con toda la actitud del mundo y pidiéndonos ruido desde el primer tema “Bambas fila”, animando a la gente, que les aplaudió con ganas, y presentando su estilo como música urbana y es que combinaban, rap, trap y otros estilos cercanos, haciendo que su sonido sea ameno, como pudimos contemplar en “You wanna be like me”, una de sus canciones más antiguas, publicada en video hace casi 3 años.
No paraban de pedir a la gente que se animase, algo que ellos fueron poco a poco consiguiendo gracias a temas como “Salir de la ruina” o la movida “All star”, tras la que nos comentaron, sobre todo para los que no somos muy asiduos a este tipo de música, que había muchas formas de rapear y una de ellas es a capela como hizo su vocalista en “Doble tempo”, logrando que todos permaneciésemos atentos a su actuación en todo momento.
Pocos días antes del confinamiento habían presentado el video de “4 barras” con el que buscaron y lograron más interacción con la gente, para prestarnos una composición reciente, “A capela”, que fue cantada de dicha manera, tras la que pasaron a la movida y animada “Por el lio”, una de las últimas en ser publicadas y que es muy pegadiza.
Siguiendo con esa conexión con la gente aseguraron haber visto por ahí abajo un par de “Ojos de loba”, también muy movida y quedona y es que es una de las favoritas de sus seguidores a tenor de las reproducciones en youtube, tras la que nos pidieron que apoyásemos a todos los grupos al margen de que sea un concurso, preguntándonos si habíamos estado enamorados, confesándonos su cantante que él lo estuvo “Desde que te vi”, más relajada pero igual de pegadiza.
Nos anunciaron que estábamos llegando al final de su concierto, preguntándonos si sabíamos dónde estábamos y es que era el turno de “Dentro del club”, su más reciente video clip, muy bailable, con ritmos potentes y muy celebrado por sus seguidores, despidiéndose con “Bajo tierra”, que, según ellos, es cómo vamos a acabar cuando acabe esto del COVID, con sonido cañero y rápido, marchándose entre aplausos y el ruego de que nos cuidemos del coronavirus.
La verdad es que, pese a no ser un estilo que suelo seguir, su actuación se me hizo muy amena y muy variada, ganando a medida que iba avanzando la misma y consiguiendo muchos aplausos durante la media hora que, como el resto de grupos, tenían asignado.
Un gran descubrimiento y con mucho futuro por delante.
Tras un cambio muy rápido, llegaba el momento del ahora trío Ojo Pipa y es que a sus miembros fundadores, Víctor de Oliveira, batería y coros y Daniel García guitarra y voz, se ha unido recientemente Rodrigo David Bajista y coros, algo que, como veríamos durante su actuación, le ha dado más fuerza y empaque a su sonido.
Con todo lo que ha ocurrido este 2020, aún no había vista la banda este año, remontándose la anterior vez a octubre del pasado año en Torrelavega, comenzaron su actuación como en su disco homónimo, del que aquí os hablamos, es decir con “Carné pica´”, tras presentarse y notándose ya ese especial sonido que les da la presencia del bajo y que tan bien queda.
Pero no sería esta la única novedad de la noche, y es que hasta 3 canciones nuevas fueron presentadas en esta velada, comenzando con “Chavalería tiquismiquis”, a toda velocidad y sonando realmente muy cañera y muy bien, para continuar con otra nueva, “Cola cao”, con un cierto ritmo ska y en la que nos llevaron a esa maravillosa locura que es su música, algo que se pudo visualizar cuando bajista y guitarrista acabaron revolcándose por el suelo.
Mientras iban afinando y para no perder el hilo con los presentes, se dedicaron a hablar sobre las mascarillas, lanzándose a interpretar otro corte nuevo, “Tarta de galleta”, con un comienzo tranquilo aunque luego va cogiendo fuerza, demostrando que han ganado mucho con la presencia del bajista, para, unida a ésta, regresar a su disco con esa locura que es “Pifostio”, tocada a toda pastilla, sonando muy intensa y con la que, incluso, vacilaron a la gente.
Ojo Pipa
Seguían con ese cachondeo sano que se traen, dedicando “Lijas”, que ya tiene algún tiempo pese a que no entró en el disco, a la mencionada Alex Kennedy, una pieza muy cañera y con muchos cambios de intensidad, consiguiendo quedarse con la gente con su frescura, para anticiparnos que ya quedaba poco y dejarnos con el tema que se llama como ellos, “Ojo pipa”, con Daniel y Rodrigo cabeza con cabeza, mientras la bateria sonaba con mucha fuerza y la guitarra echaba chispas, parando en mitad de la canción para agradecernos nuestra presencia, marchándose del escenario mientras tiraban la guitarra al suelo.
Una vez más Ojo Pipa dieron un concierto impresionante y muy divertido, notándose lo que han ganado con el bajista ya que les da mucho juego y eso es algo que pudimos percibir tanto en las antiguas como en las nuevas composiciones, así como en la propia puesta en escena del ahora terceto.
Seguiremos disfrutando del crecimiento de esta banda que no parece tener límites ni en lo musical ni en su enorme progresión.
De nuevo un cambio muy ágil no trajo la siguiente y última actuación de la noche, la de ese quinteto de locos que se hacen llamar Cantaebria que son el grupo que más he debido ver en directo este 2020, la última de ellas hace poco más de un mes en Laredo y que no dejan de sorprendernos con su propuesta escénica.
Para esta ocasión subieron al escenario los cuatro músicos, Eiza y Sete guitarristas, Edgar al bajo y Mario a la batería, mientras Víctor se paseaba por toda la sala siendo transportado en una especie de carruaje por dos personas, subiendo a las tablas posteriormente y recibiendo pleitesía de sus compañeros de formación: toda una rock star.
Tras este ritual, comenzaban la descarga con “Se llama rock and roll”, una canción que ya vienen presentando en sus últimos conciertos y que va ganando enteros porque es una verdadera declaración de intenciones, muy interesante y muy movida, viéndose a la banda muy cómoda sobre el escenario y es que se notan que lo viven.
Nada más acabar la anterior pieza llegaba el momento de presentarse para todos los asistentes, siendo el turno de “Más chulo que un ocho”, la primera que caería de su “El rock ha vuelto”, de finales del pasado año , del que aquí os hablamos hace unos meses y en la que Sete tuvo algún ligero problemilla con la guitarra que fue resuelto con rapidez y en la que incluyeron esa broma con su batería, haciéndonos vibrar y disfrutar con sus ocurrencias y su ejecución.
Víctor estaba como siempre desatado y preguntando por su guitarra que se enfundó, antes de recordarnos que la música y la cultura no tienen edad, algo que debería hacer reflexionar a quien dio la orden de lo arriba relatado, agradeciendo a los técnicos y a la organización su labor, comenzando de manera acústica “Cantaebria”, con todos esos guiños Los Corrales de Buelna, localidad de la banda, pasando luego a darnos tiza e improvisando el final del corte.
Cantaebria
Se mostraron encantados de tocar ante todos nosotros y recuperaron otro tema de su trabajo, concretamente ese “Volverás a ver el mar”, dedicado a Carlos Imparable, un amigo de la banda que tiene leucemia pero que nunca ha dejado de luchar, y que es un temazo, siempre muy esperado y muy entrañable y con Víctor dándolo todo como siempre, dejándonos con un precioso final del mismo.
Non preguntaron que si queríamos otras, algo que era más que evidente, y nos anunciaron que por ahí llegaba “La locomotora del amor”, avisándonos que esto se acababa y por ellos nos contagiamos de ese sonido metalero y potente que tiene dicho corte, muy celebrado siempre, haciéndonos cantar y con Víctor bajando delante del público, dando así por finalizada su actuación con la gente aplaudiéndoles con ganas.
Una vez más Cantaebria estuvieron impresionantes, como siempre, montando un buen pollo y dejando a sus seguidores, y a todo aquel que les quiso escuchar con la sensación, de estar ante una experiencia única, como de hecho son los conciertos de estos cinco maravillosos gamberros.
Y así, con el buen sabor de boca de las actuaciones de las tres bandas, que darían como ganadores de las dos semifinales a Herre y Blindshock, me marché del Escenario Santander, aún contrariado por lo vivido antes de entrar en el recinto, lo cual esperemos que se corrija para futuras ediciones de estas u otras jornadas, aunque lo verdaderamente importante es que hubo música en directo en tiempos de pandemia y eso ya en sí es un triunfo.
23/10/2020 
Txutxy Cano 
Escenario Santander, Santander, Cantabria
