Tras varios meses de parón en los escenarios debido a la pandemia, el 7 de marzo Tremenda Jauría volvió a actuar en Madrid. El concierto tuvo lugar en el teatro EDP Gran Vía a media mañana, horario habitual de los eventos actuales.
A pocos minutos de comenzar, el suelo del teatro retumbaba, ya que los pies del público mostraban impaciencia, y la alegría se sentía muy arriba a través de “olas” por parte de toda la gente desde sus butacas.
Con mucha oscuridad y luces intermitentes, “El botín” abrió el espectáculo y las integrantes salieron con unos antifaces como los del videoclip. La sororidad siguió presente a través de letras como “Brillando” y “¿Dónde vas corazón?”.
El momento de dirigirse al público llegó con Jimbo, voz y bajista, que destacó que estaban muy emocionadas de estar aquí y señaló que, si algo habíamos aprendido estos meses, es que hay que estar “codo con codo”, por lo que seguidamente tocaron “Codo a codo”.
El espectáculo de luces intermitentes fue constante, pero en canciones como “Flow partisano” los grandes muñecos de los laterales se encendieron con luces de neón, dejando un escenario con predominancia de rosa, que es el color identificativo de la banda.
Si algo caracteriza a Tremenda Jauría es el mensaje político que transmiten a través de su música, por lo que tuvieron unas palabras con el público. Julia, cantante del grupo, señaló la necesidad de que los feminismos incluyan y tengan en cuenta a las trans, las racializadas y las mutiladas, entre otras. “Nos queremos con derechos y no nos queremos clandestinas” fue la frase final de este discurso, que dio paso a “Akelarre”. En este tema, incluyeron unos versos de Gata Cattana, y gritaron al final “por unos feminismos de todes y para todes”.
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