El domingo día 2 tuve un café muy dulce, faltaban pocos minutos para las 16h cuando llegué a El Volander. Como la última vez, el buen recibimiento de Julia hace que me sienta como en casa. En breves empieza el primero de dos pases, de nuevo un íntimo concierto con Rubén Pozo, tengo un buen lugar para observar el concierto, disparar y conseguir los inmortales cromos de concierto, no puedo pedir más.
De primeras, Rubén nos sorprende con una canción nueva, era necesario escuchar algo nuevo del señor Pozo. Ya que en menos de 3 meses he quemado sus canciones hasta que no queda ni ceniza. Por fin ha llegado el día y esta noche al caer al sol me acordaré de todas estas bonitas sensaciones que es ver a Rubén.
Es aquí, es ahora, el momento de Trompas de Eustaquio, nuestro segundo trago del café. Vamos a por el tercer trago, momento para quedarnos tontos (en el buen sentido) ya que este estado es producido por la magnífica interpretación de Tonto de tanto R&R, apuesta segura para arrancarnos a cantar.
Una vez dentro del embrujo del concierto nos es imposible salir de la estupefacción, con lo que seguimos haciéndonos los tontos y la verdad es la verdad, disfrutamos con esto. Con detalles mínimos como renombrar las púas como pestañitas.
El café está caliente queda más de medio, estamos disfrutando su intensidad, llega Rucu rucu haciendo latir nuestros corazones, ¡Rubén tú eres el culpable! Seguidamente el señor Pozo nos sorprende con una canción nueva, momento en el que todos afinamos el oído y prestamos atención a lo nuevo que tiene que contarnos. La sorpresa no acaba aquí, ya que esta nueva canción la empalma con otra nueva, esta es como un regalo para los fans de Rubén, ya que es un tema formado con los nombres de sus canciones. |
Sin darme cuenta han pasado casi 30 minutos, como si de un sueño se tratase, la percepción del tiempo cuando disfrutas es otro mundo. Es el momento de Llámame brisa, de nuevo cerramos los ojos y nos transportamos lejos de El Volander, este tipo de hechizo funciona genial aquí, ya que somos poquita gente por pase y ello nos permite conectar con más facilidad con el artista, nos dejamos llevar.
Continuamos viajando con Rubén, pese que llevamos unas semanas con sobresatura miento con el tema de las elecciones madrileñas, no nos importa viajar hasta allí de la mano de Rubén y su guitarra, nos dejamos caer por la cuesta abajo todos juntos.
Ya nos quedan pocos sorbos de café, intenso y para repetir infinitas veces. Seguimos acompañando a Rubén esta vez le acompañamos al infierno, lugar donde conoció a la reina del averno. Desde ahí nos cuenta como fue en este tema, Lo que más.
Rubén nos da muchos buenos consejos, duros momentos en los que no sabemos qué hacer, busquemos la respuesta mirando al cielo, ese un manojo de estrellas y de Ozono. Tal vez encontremos la forma de girar la rueda y conseguir salir. Lo cual conseguimos sin complicaciones mientras suena esta canción. Una vez de nuevo en la carretera, en la primera curva nos encontramos a una chica, de nuevo Rubén nos narra la historia de La chica de la curva.
Estamos llegando al final, Julia anuncia que da tiempo para 2 canciones más. Escuchando las primeras notas de guitarra, ya sabemos que se viene encima, turno para Guitarra Española. Última sorpresa de la tarde para terminar con un buen sabor de boca y con unos oídos felices, Asco y Vergüenza suena, cantamos con Rubén, pero haciendo los coros en el estribillo. Después de esto, último trago de café, T Rex para terminar, con lo que Rubén nos hace cantar el estribillo, nos hace repetirlo cada vez más bajito. Deja la guitarra apoyada en el escenario y poco a poco mientras cantamos, Rubén hace uso de una bomba de humo, la forma más elegante de terminar un café. Una tarde de música para recordar. |