El bajista se sigue luciendo, está vez metiéndole caña con un slap vertiginoso en "Riñones al jerez". Este mood enérgico cambia a continuación a uno más alegre y suave con "Te has olvidado de mí". El cantante tiene una mirada atrapante, las pocas veces que abre los ojos, ya que se pasa la mitad de las canciones con ellos cerrados, probablemente por estar concentrado sintiendo la música que emana de él y del grupo.
El cantante se va varias veces, dejando el escenario al resto de miembros del grupo y pasando el micro al guitarra para que se marquen una versión de “Billie Jean”, con el bajo tocando la línea principal y el guitarrista poniendo la voz, dando su toque de acento andaluz a la mítica letra del legendario rey del pop.
El cantante vuelve para golpear encima de la mesa y volver al ritmo frenético del bajo y de una letra acelerada y casi inteligible, (o directamente inteligible el caso durante fragmentos de skat) con "Nos vamos pal kely"
Volviendo a las versiones, nos dejan una flamenquita del bailongo “Stayin Alive” de los Bee Gees, cambiando la letra para contarnos un drama para mucha gente: “Tengo que madrugar”.
Cambian el repertorio a una canción de ritmo reggae, al menos durante un rato (“Mary Jane”), hasta que vuelven a pasar a su funky característico, dejando en un momento que el bajista se coma otra vez el escenario con otro pedazo de solo que empieza funk pero acaba con un flamenco digno de los grandes maestros, dejando otra vez patidifuso al público.
Al homenaje anterior del rey del pop ahora se suma uno a Amy Winehouse, recordando con mucho cariño a la difunta diva del soul y del jazz.
En definitiva, fue un concierto en pandemia en el que se respetaron todas las medidas sin que esto haya afectado a la diversión que se vive en un concierto de Ofunkillo. Cuando el cantante pedía colaboración, el público se lo daba, en vez de con saltos y pogos sin control, fue con aplausos y cuernos.
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