Centro Cultural Evaristo Silió, Molledo, Cantabria
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A lo largo de los muchos años que llevó viendo conciertos son muchas las bandas que he visto aparecer y, por desgracia, desaparecer, especialmente dentro de la escena cántabra que es en la que me muevo, habiendo logrado entablar algunas buenas relaciones con muchos de estos músicos aunque solo sea por verme siempre en primera fila.
Aunque a los Insurrectos no los vi en sus primeros conciertos sí que los llevo siguiendo desde hace 13 años, habiendo podido comprarme nada más salir su primer trabajo “A cayo duro” en el 2009, el genial “Cuando ya no quede nada” del 2012 y esa maravilla que publicaron en el pasado año bajo el título de “Secretos y miedos” y que estuvo entre mis favoritos del pasado 2020.
Precisamente este disco suponía el regreso de la banda tras un parón de 6 años en el que el grupo, sin haber dejado de ensayar y juntarse ocasionalmente, si que había estado ausente de los escenarios por motivos laborales, hasta que en 2019, con los habituales desde su fundación Cheska a la guitarra y voz, Dani también guitarra y voz y Edu al bajo y la voz, junto a Dufa a la batería, deciden dar un nuevo impulso a este proyecto tal y cómo nos contaron en aquella entrevista que les hicimos al poco de salir este último trabajo.
Pero faltaba la guinda al pastel de este regreso y ésta tenía que venir en forma de concierto, como los que les había visto por toda Cantabria en años anteriores, siendo en esta ocasión la presentación oficial de este disco en el Centro Cultural Evaristo Silió de Molledo, su municipio de origen, con una cita que se tornó doble ya que las entradas para el sábado se agotaron rápidamente y tuvieron que sacar otra fecha el día anterior.
Insurrectos
Como tuve la suerte de hacerme con una para el concierto del sábado para allá que me fui en una bonita tarde casi veraniega, llegando al lugar donde iba a tener lugar el evento y observando como la gente aún disfrutaba de los últimos tragos en los bares cercanos e incluso jugando a los bolos en la bolera contigua, respirándose un gran ambiente de camaradería por todos lados.
Aún éramos pocos los presentes cuando entré en el recinto, lo que me permitió situarme en las primera fila que es como me gusta ver los conciertos, siendo éste un local muy coqueto, situado en la primera planta y que contaba con un escenario amplio pero estrecho, lo que hacía que los músicos fueran a estar distanciados entre sí, algo que no impidió que interactuasen entre ellos.
Una buena selección de canciones míticas del punk y del rock estatal sirvieron de calentamiento mientras la gente iba accediendo al local, esperando la banda a que fuesen completados todos los asientos para comenzar el concierto, algo que harían un cuarto después de la hora prevista.
Una épica intro dio paso a la aparición de los miembros de la banda a los que se les veía muy concentrados y que comenzaron su repertorio con “Bajo el mismo sol”, una de las canciones de su última obra, con una letra muy acorde a la actualidad y que aboga por eliminar barreras, porque todos somos iguales seamos de donde seamos o lo que seamos, y que fue muy cantada por los presentes, para, tras saludarnos brevemente y sin parar, continuar a toda velocidad con “Aun nos queda tiempo”, de su anterior trabajo, sonando muy compactos y con esa combinación de voces que dan un estilo tan personal al grupo y es que son tres las voces que se pueden oír en sus canciones aunque es Cheska el que suele llevar la principal.
Recodaron que son originarios del Valle de Iguña pero que muy cerca de allí está Reinosa que en 1987 dio un ejemplo de resistencia frente a los tanques que habían ocupado la ciudad, lo cual recogen en la siempre entrañable “19Reinosa87”, también del mismo disco, siendo muy aclamada y cantada por la concurrencia.
Insurrectos
Tras un breve parón para tomar aire y decirnos lo raro que era vernos ahí sentados, regresaban al nuevo disco con una de las canciones que más han gustado como es “Dos de cal y una de arena” y es que, como desde arriba nos dijeron, las cosas no han cambiado tanto en estos años, pasando a recordar sus inicios con aquel genial “Tu rostro encapuchado”, perteneciente a su primer trabajo, muy emotivo y muy celebrado por todos los asistentes, en su mayoría seguidores de la banda desde hace mucho tiempo.
El anterior álbum de la banda se iniciaba con “Camino de las estrellas”, sin pausa alguna y con ese comienzo lento para luego desatarse la tormenta, la cual gustó mucho y provocó que la gente se entregase aún más, antes de recuperar su actual obra con “La distancia más larga” que sirvió de homenaje a un vecino fallecido unas semanas atrás y de recuerdo para la gente que nos ha dejado, una emotiva letra que emocionó a algunos de los presentes y es que no es para menos: sublime.
Vuelta a sus inicios era el momento de recordar “Balanzas”, otro corte de su primer disco y que fue muy celebrado cuando fue reconocido, siendo tocado a toda velocidad, tras el cual reconocieron que no están para hacer dos conciertos en dos días aunque se les veía darlo todo y en buena forma, siendo la ocasión de homenajear a toda la gente que se ha ido a causa de la pandemia y recordar que hay que disfrutar del momento, pasando a tocar “Efecto Iguazú”, de su anterior obra, y en donde demostraron la gran elaboración que tienen sus temas.
Con una locución saliendo por los altavoces a modo de intro y recordándonos que no nos tienen que enfrentar porque, al margen de las ideas de cada uno, somos personas, llegaba el momento de la siempre emocionante “Acordes de libertad”, aun más emotiva en esta velada, con toda la gente disfrutándola y es que es un auténtico temazo que nos puso la piel de gallina a muchos.
Seguían mostrándose extrañados por tocar en esta situación pero es lo que hay, anunciándonos que solo quedaban dos más y pasar a tocar las dos primeras de su último trabajo, comenzando con “Barullo de susurros”, que sirve de entrada y que fue tocada con toda la fuerza y con los músicos ya disfrutando y mostrándose muy sueltos, siendo enlazada con “La danza de las llamas”, muy buena y notándose el gran avance que ha supuesto este plástico para la trayectoria de la banda, algo que se puede apreciar en cómo la gente se sabía todas las letras de las canciones.
Insurrectos
Aunque hicieron un breve amago de irse, nos preguntaron si aguantábamos otra más, lo cual fue contestado de manera afirmativa, lanzándose a interpretar “Condenados al odio”, ese clásico de la banda que cerraba su anterior obra y que tocaron con mucha intensidad, siendo coreada por todos los asistente, antes de asegurarnos que llegaba la última esperando que allá muchas noches como ésta, pasando a tocar “Noches sin luna”, la que cierra su actual álbum, muy buena y en la que el grupo, ya totalmente relajado, se dedicó a interactuar y divertirse bajando del escenario y luego subiéndose a los altavoces, además de presentar a los integrantes del mismo.
Y así, tras poco más de una hora y entre muchos aplausos, acababa este concierto de Insurrectos que, junto al del día anterior, supone la vuelta a la carretera de dicha banda después de 8 años fuera de ella y lo hacen con más fuerza aún que cuando lo dejaron, con una calidad y una consistencia que ya habíamos apreciado en su último disco pero que ha quedado más que confirmado en este directo.
En si el concierto fue muy corto y se me pasó en un suspiro, pero fue muy intenso y se vieron las ganas que había tanto por parte de la banda de estar encima de las tablas como de sus seguidores por verlos, consiguiéndose una unión especial entre ambas partes pese a las medidas; no quiero pensar lo que hubiera sido esto en condiciones normales.
Insurrectos han vuelto y lo han hecho con un gran disco y con mucha energía en sus directos, lo que nos hace aventurar que, si las circunstancias lo permiten, nos depararán muchas jornadas inolvidables como la de esta tarde.
Y así, tras despedirme de algunos conocidos y de la banda, me fui del Centro Cultural Evaristo Silió, un lugar que, sin duda, se podía aprovechar más para eventos como el de esta jornada en la que los Insurrectos nos dieron uno de esos conciertos que se quedarán grabados tanto para ellos como para los que estuvimos allí.