Alaska y Nacho Canut ya eran dos nombres importantes de la música popular española cundo pusieron en marcha Fangoria. En 1977 habían formado parte de Kaka de Luxe, ese macrogrupo pionero del punk español en el que no confiaba demasiado Vicente Romero (el Mariscal), quien les había producido doce canciones de las que solo publicaría cuatro de ellas en Chapa, su sello.

Sin embargo, los sucesivos componentes de Kaka de Luxe, a continuación, formarían parte de grupos fundamentales de la Movida madrileña: Paraíso, La Mode, Radio Futura, Ejecutivos Agresivos, Décima Víctima, Zombies, Los Secretos... Además del siguiente paso en la carrera musical de Alaska y Nacho Canut: Alaska y los Pegamoides.

La historia de Nancys Rubias es mucho más reciente, solo hay que remontarse a principios de este siglo XXI. Mario Vaquerizo ya había entrado en la vida de Olvido Gara, y su grupo suele abrir todos los conciertos de Fangoria; como sucedió en las Noches del Botánico, aunque aún era de día cuando salieron al escenario.  

Una vez en él, Nancys Rubias nos ofrecerían sus versiones castellanizadas de canciones tan famosas como “Corazón de cristal” (Blondie),  “Yo sí bailo” (Baccara), “Guarda tus besos para mí” ( Los Mismos), “Me encanta”( Icona Pop); con otras composiciones creadas expresamente para el grupo como “Marcianos ye-yés”, “Abecedario Nancy” o “Peluquitas”, uno de los temas más apreciados por sus seguidores.

Mario Vaquerizo concitó toda la atención nada más pisar el escenario, algo que suele ser habitual en él. Derrocha simpatía, incontinencia verbal, buenas poses y desparpajo para cantar en play-back. Sin complejos, como sus amistades peligrosas.

También aprovecharía una pausa para expresar su afectuoso recuerdo a la memoria de su admirada Raffaella Carrá, recientemente fallecida.

Colmaron todas las expectativas que tenían los presentes. En definitiva, ofrecieron un espectáculo para toda la familia, que lo disfrutó como si estuviera frente al televisor. Tanto los padres que crecieron viendo a Alaska en La bola de cristal -cumbre de los programas infantiles- como sus hijos, que disfrutan viendo los programas de salseo y realitis de hoy en día.

Antes de abandonar el escenario, Mario Vaquerizo anunciaría: “Os dejamos con lo mejor que tenemos en casa”. Y es que además de que Alaska sea su mujer, Nacho Canut es autor de todas las letras de Nancys Rubias y compositor de varias de sus canciones.

Pero todavía tendrían que pasar unos cuantos minutos hasta que Fangoria apareciera sobre el escenario, pues había que habilitarlo con tres plataformas bajas al fondo, donde se situarían Nacho Canut (teclados y sintetizadores), Rafa Spunky (guitarra eléctrica) y Jesús Horror (guitarra rítmica), y forrar el suelo de la parte delantera por donde se movería Alaska durante el concierto.

Ella saldría más tarde, ya iniciada la música, flanqueada por dos bailarines que hacían rodar una gran circunferencia con los nombres y representaciones de los ojos de los dioses egipcios, y cantó “¿De qué me culpas?/De todo y de nada” unidas, y cada una de ellas incluida en uno de sus recientes dos discos de versiones llamados “Interpolaciones y…”, publicados este 2021.

Durante algunos minutos a lo largo del concierto llegaron a estar sobre el escenario los cuatro bailarines que les acompañan en esta última gira. Y a estas alturas de la noche el público ya había completado el aforo y jaleaba a Fangoria y sus canciones sin descanso.

Casi de forma consecutiva continuarían con tres de sus éxitos más recientes: “Geometría polisentimental”, “Momentismo absoluto” y “Fiesta en el infierno”, en la que el público empezaría a patear por primera vez las gradas metálicas a la vez daba palmas y la cantaba, produciendo un gran estruendo. Estaba claro que habían venido a pasárselo en grande y no querían perder ni un minuto.

Fangoria seguirían centrados toda la noche en sus publicaciones de los últimos años, intercalando “Disco Sally” y “Miro la vida pasar” con “La revolución sexual” (La Casa Azul) e “Historias de amor” (OBK) -ambas de sus discos de versiones de grupos españoles ya citados-, y con una larga versión “Satanismo, arte abstracto y…” las tres alternativas de este tema que ofrecen en “Existencialismo Pop (Rock´n´roll, tecno pop y acid house) unidas en una sola pieza. No hay que olvidar que en sus comienzos y hasta que llegaron al reconocible “sonido y estilo Fangoria” se dedicaban a hacer acid house.

La música actual del dúo es comercial pero de calidad, muy elaborada, y las letras más apreciadas por los seguidores vienen a ser aquellas más bailables y vitalistas, las que responden de alguna manera a la actitud que refleja “Dramas y comedias”: “No quiero más dramas en mi vida, solo comedias entretenidas”.

Bien  es verdad que dentro de sus discos también queda espacio para propuestas más intimistas o arriesgadas, que pasan desapercibidas para el gran público; algunas hasta tocan la ciencia ficción de forma tangencial. Éstas no suelen aparecer en los conciertos.  

Recordarían también algunas de las canciones más célebres de Alaska y Dinarama como el “Rey del Glam” y “Ni tú ni nadie”, durante las cuales Alaska no pararía de moverse de un lado a otro del escenario mientras cantaba; o de acompañar al cuerpo de baile.

En esta ocasión no tocarían ningún tema de Parálisis Permanente, algo que suelen hacer con frecuencia pues Nacho Canut fue componente de las primeras formaciones de este grupo y es coautor de canciones tan legendarias como “Autosuficiencia” o “Quiero ser santa”.

Se retirarían del escenario en el momento en que el público había llegado al punto más álgido de satisfacción tras “Dramas y comedias”, “Ni tú ni nadie” y “Espectacular”.

Se harían bastante de rogar para salir a hacer el bis; y cuando lo hicieron la excitación del público bajó bastante con “Fantasmagoría” y “Los amigos que perdí” (versión de Dorian), menos conocidas y apreciadas. Sin embargo sería con dos canciones que compondrían junto a un amigo y compañero de viaje cuya pérdida sentirían enormemente con las que volverían a levantar la pulsión y la excitación del público; fue con dos clásicos de Alaska y Dinarama: “Perlas ensangrentadas” y “¿A quién le importa”, este último se convertiría en un oficioso himno gay en España (al igual que “Un hombre de verdad”) en unos años en que el SIDA estaba haciendo estragos.

Y es que Carlos Berlanga estuvo al lado de Nacho Canut y Alaska desde el principio de sus aventuras musicales. Fue también miembro fundador de Kaka de Luxe, formaría con ellos después Alaska y los Pegamoides y estuvo en el siguiente proyecto musical (Alaska y Dinarama) hasta que él inició su carrera en solitario y surgió Fangoria.

Para concluir el concierto saldrían Nancys Rubias y los cuatro bailarines; y toda la gran familia musical de Alaska y Nacho Canut interpretaría “Supertravesti”, para dar por concluida esta segunda fecha en Noches del Botánico, también con el aforo completo. Fue como un epílogo vistoso y colorista de la semana del Orgullo concluida quince días antes en una ciudad en la que, por segundo año consecutivo, la fachada de ninguno de sus edificios institucionales más importantes ha lucido la bandera Arco Iris.

Del 8 de marzo hablaremos otro día…