Por quinta semana consecutiva mi fin de semana tenía una fecha en Comillas apuntada y es que seguimos con ese ciclo de conciertos que ha organizado la gente del Beltane Fest y que esta noche nos traía a una banda tan legendaria como son los Reincidentes.

No es la primera vez que la banda sevillana visita dicha localidad y ya hace 7 años llenaron hasta arriba la Sala Pamara, colgando el cartel de no hay entradas, por lo que se esperaba que esta noche hubiese una buena entrada en este concierto y, además, parecía que el tiempo iba a acompañar.

Yo había visto a la banda en este formato acústico, que llevan por culpa de la pandemia, en el otoño pasado en Torrelavega, dejándome un buen sabor de boca, en el que fue mi último concierto del 2020, y tenía la seguridad de que iba a disfrutar de una gran velada como así fue.

Desde aquel evento la actualidad de la formación se ha visto afectada por el cambio de guitarrista, ya que Finito de Badajoz dejó la banda después de 27 años en la misma en febrero de este mismo año, siendo sustituido por Javi Chispes de Maniática y que ya había colaborado con la banda, sufriendo además, nada más comenzar el año,  la perdida de una persona tan importante para el grupo como fue Juanjo Pizarro.

Lo primero que me llamó la atención, para mal, fue la escasa afluencia de gente: estamos teniendo unos conciertos de bandas muy relevantes y la asistentica de espectadores está siendo muy por debajo de la deseada y eso que nos llenábamos la boca en pleno confinamiento con las ganas que teníamos de música en directo, pero la realidad es que a la hora de la verdad siempre vamos más o menos los mismos. Una pena.

Por lo demás todo bien, con la gente llegando de manera escalonada y respetando en casi su totalidad esas normas que cada cierto tiempo nos iban recordando por megafonía hasta la hora de comenzar el concierto que, como es norma de la casa, arrancó de manera puntual.

Y sin ningún tipo de alarde y con total naturalidad, subieron al escenario uno por uno el mencionado Javi Chispes, Juan M. Rodríguez Barea a la otra guitarra y Fernando Madina esta noche a la voz y tocando algunos instrumentos como la armónica, recibiendo una fuerte ovación cuando saludaron y comenzaron a tocar la mítica “Aprendiendo a luchar”, que abría su segundo disco “Ni un paso atrás” de hace 30 años y que siempre es muy celebrada en sus conciertos, aunque sea en formato acústico, porque fue una de las que primero se conocieron de la banda.

Tras saludarnos de una manera más amplia y piropeando el clima de nuestra zona, lógicamente mucho más fresco que en su Andalucía natal, avanzaron hacia la más próxima actualidad de la banda que hace 4 años publicaron un disco llamado “Vergüenza” y que se abría con la directa “Terrorismo”, que les quedó muy bien en este formato más calmado, para continuar con la también ya clásica “La republicana”, de aquel “Dementes” del 2006 y que siempre me trae a la memoria como, unos meses antes de su publicación, tocaron en el Real Festival en Muriedas, desplegando una enorme bandera republicana sobre el público: ¡qué tiempos!

Seguíamos el recorrido por su extensa discografía, siendo el turno de aquel “Un día más” del “¡Te lo dije!” de 1997, que siempre me trae muy buenos recuerdos de aquella época escuchándolo en el directo que grabarían un año después, para pasar a homenajear a una de las bandas más grandes que ha dado este estado como son los madrileños Asfalto del que se atrevieron con ese “Días de escuela” que tan bien les quedó y que acabaron con el grito de Asfalto para siempre.

Era el momento de acordarse de aquellos que niegan el cambio climático, algo que ellos abordan en “Aceh”, otra que estaba registrada en su obra del 2006 y que también fue de las más destacadas, antes de lanzarse a tocar una más intimista como es “Hablando con mi cerebro”, presente en “¿Y ahora qué?” del 2000, muy cantada y es que este fue un disco muy bien recibido en su momento.

Ahora venían dos de las temáticas más duras que abordan en sus canciones, comenzando con “La infancia en un cargador”, de su anterior disco original, ese “Tiempos de ira” de hace 10 años, y en la que abordan el terrible problema de los niños soldados, para regresar a esa obra con que inauguraban el milenio con la siempre emotiva y desgarradora “¡Ay! Dolores”, sobre la violencia machista, y que, como ellos mismos dijeron, ojalá no tengan que tocar nunca más, aunque parece que la situación no acaba de mejorar sino todo lo contrario.

Regresaron a su más reciente álbum, muy bueno todo hay que decirlo, para interpretar la genial “Agarrar la vida”, con la gente al mismo tiempo expectante y disfrutando del concierto, dando un buen resultado en este formato acústico y pidiendo que no haya más agresiones al colectivo LGBT+, algo que también, por desgracia, habíamos padecido semanas atrás, para regresas a su trabajo del 2006 con aquel “¡Sahara adelante!”, una lucha que siempre han visibilizado y que pudimos ver en la camiseta que durante toda la velada llevó Fernando, finalizando con la exclamación de que se sabe mucho de Marruecos pero poco del pueblo saharaui.

Una de los logros más recientes que hemos conseguido en nuestro estado es la aprobación de la ley de la eutanasia, con los votos en contra de la derecha y extrema derecha, y, como el grupo dijo desde el escenario, ya podían dejar de cantar la tremenda “Vida (A Eluana Englaro)”, publicada en su álbum de hace 10 años, para, sin pausa, lanzarse con la vacilona “Chavy”, de su segundo disco, una de las mayores sorpresas de la noche y que sirvió de presentación al nuevo guitarrista Javi Chispes.

Nos recordaron que estaban tocando canciones que mucha gente no esperaba en este formato, como la potente, en su versión original, “Huracán”, de su disco de hace una década, y que les quedó muy lograda, antes de recordar a toda la gente mayor que ha muerto en esta pandemia con la siempre emotiva “Cartas desde el asilo”, de su mítico “Nunca es tarde…si la dicha es buena” de 1994, quizás la canción que más me pone los pelo de punta de toda su trayectoria.

Retrocedieron a su tercer disco, “¿Dónde está Judas?” de 1992, y en donde aparecía aquel “¿Sabes por qué?”, el cual comentaron que ya habían recuperado antes de la pandemia y es que este planeta se no está rebotando por lo que le estamos haciendo, siendo un momento muy celebrado, antes de dedicar la siguiente pieza, “Si estás tú”, otra de su trabajo de hace 3 lustros, a la descendencia, muy bonita en este formato y que fue cantada con bastante crudeza.

Una de las canciones más recientes de la banda, con poco más de un año de vigencia, es ese “Los hijos de la calle”, obra de Capitán Cobarde y que está presente en un single compartido entre los dos grupos,  muy celebrada por todos los presentes y con Javi Chispes tomando cierto protagonismo a la voz, antes de que Fernando echase mano de la armónica y comenzasen a tocar ese “Rock and roll” de aquel “El comercio del dolor” del 2005, también muy conseguida y que fue otra de las novedades con respecto al concierto del pasado año.

Nunca puede faltar ese grito de apoyo a la revolución cubana que es “Resistencia”, del imprescindible “Sol y rabia” de 1993, desgraciadamente muy de actualidad por la manipulación informativa occidental, para, tras un breve respiro, anunciarnos que iban a presentarnos un tema nuevo, lógicamente en plan vacile, ya que era el momento de “Vicio”, de su disco del  94,  y que nunca puede faltar en sus directos porque es muy celebrada aunque sea una de esas canciones que suena en todas las verbenas y que la saben hasta los abuelos.

Con el deseo de poder volver a vernos pronto y a ser posible en un formato más normal, llegaba el momento de “En el desguace” de su trabajo de 1997, también muy celebrada, aunque menos que la siempre querida “Cucaracha blanca”, presente en su disco de 1993 y que me hizo recordar la cantidad de veces que escuche esta cinta cuando se publicó.

Casi sin darnos cuenta la banda se despedía de todos nosotros, ya que les tocaba regresar a Sevilla a seguir pasando calor, agradeciéndonos a todos nuestra asistencia y a la gente del Beltane Fest el haber contado con ellos y reiterando el deseo de volver a vernos en una situación más normal, dejándonos con esa genial “Jartos d'aguantar”, su revisión de un tema de Die Toten Hosen y que abría su mítico “Sol y rabia”, con la gente disfrutando de los últimos compases de la actuación.

Y así, con esa humildad que les caracteriza, se fueron los gente de Reincidentes en este formato acústico, después de haber dado un muy buen concierto, bajo mi punto de vista yendo de menos a más, pero sin fallar en ningún momento y es que son una garantía en directo.

Son muchas las veces que he visto a la banda desde aquella vez que vinieron a una fiesta del P.C.E en Torrelavega a finales de los 90 y en las últimas visitas han sabido encontrar ese equilibro entre temas más actuales y los clásicos del formación, ayudados por la gran calidad de sus últimas referencias.

¡Ojala sea verdad y la próxima vez sea con la gente de pie, pero si tiene que ser sentados también estaré allí!

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Y, curiosamente, nada más acabar el evento empezaron a caer unas pocas gotas de agua, pero ya nos daba igual porque habíamos disfrutado de un gran concierto de los sevillanos Reincidentes, sabiendo conectar en todo momento con los sentimientos de los presentes y todo gracias a la gente del Beltane Fest que siguen peleando porque la música siga sonando en las noches de nuestra comunidad autónoma.