Ya es momento de salir hacia Viveros, estamos citados a las 21:30, con Coque Malla. Toca vestirse a la altura del evento, pantalones pitillos negros, mis botas favoritas y la mejor camisa. Una vez en la puerta, nos informan de que el evento ha empezado media hora antes, ya que si no, se hubiera alargado demasiado y hubiera terminado a las 12 largas, habiendo toque de queda es prácticamente imposible que los asistentes puedan regresar a sus casas.

Sorprendido y asustado por si había perdido la oportunidad de hacer fotos en el concierto de Sole, voy hasta el lateral derecho del escenario, donde encuentro al resto de fotógrafos. Mientras avanza el concierto de Sole, como buen francotirador, busco los rincones donde conseguir los mejores disparos y encuadres.

El ambiente familiar y muchas sonrisas flotan en el aire, suenan versiones reinterpretadas por Sole, la gente las conoce y las canta a viva voz. La gente tenía ganas de concierto. Al final del espectáculo, aparece la hija de Sole, para interpretar una canción de Morgan, es increíble, todos disfrutamos ese momento como si fuera un kinder bueno deshaciéndose en la boca.

Se apagan las luces, en unos minutos aparecerá Coque Malla sobre el escenario, nos colocan a los fotógrafos en un lugar junto al escenario, momento para poner el gran angular, momento para concentrarse, quiero conseguir la foto. Se escucha ya la canción de entrada para el show, ya estoy colocado justo enfrente del micrófono de Coque, no pasa ni un minuto y sale la banda a escena, un cúmulo de sensaciones se apodera de mí, tenía muchas ganas de hacer fotos aquí. Únicamente pienso en conseguir el cromo perfecto.

La implicación de los asistentes cuando suena El último hombre sobre la tierra es notable, ya que la concentración del público se refleja en sus caras, todos escuchan, lo más fans, cantan con fuerza y confianza. Podemos observar a Coque sentir la música de forma brutal, ese sentimiento alcanza a todo ser que se encuentre en Los Viveros, es bonito ver las caras de las personas sonando canciones tan crudas como La carta, la retroalimentación que hay entre la banda y la gente, increíble. 

No han sonado 2 notas y ya la gente la ha reconocido, No puedo vivir sin ti, un clásico de Los Ronaldos que a días de hoy sigue sonando, incluso hasta en mítines políticos de Vox, los cuales no la hubieran utilizado si supieran de qué va. Al terminar empezamos a sentir cenizas en el aire, momento para Todo el mundo arde, guitarras poderosas y una puesta en escena de Coque digna de una obra de teatro, me flipa como se mueve este tipo. Imposible evitar las miradas, imposible quitar ojo del escenario, suena Me dejó marchar.

Coque nos invita a mirar la luna, la cual como él decía de pequeño, es una luna de uña, por la forma que tiene. También nos habla de Benito, el tipo que lleva siguiéndolos desde que empezó la gira, pero que solo se dedica a una cosa, pedir Adiós papá en todo momento entre canción y canción, pues bueno, aquí la tienes Benito. Cuando suena Adios papa el público no puede mantenerse sentado, lo que es normal, lo que lleva a que los seguridades manden sentar en sus respectivos asientos a las personas que se habían levantado a gozarse mejor la canción.

Coque nos invita a quedarnos a vivir en Berlín, construir una casa donde pasar el resto de nuestra vida, a todos nos parece una buena idea, recorremos junto a él la ciudad entera. Al terminar dicho himno los asistentes aplauden sin fin, con que empieza a sonar otra canción, la gente sigue aplaudiendo. Coque nos advierte que no dejemos de aplaudir, que es un momento precioso, que gracias a estos aplausos se recarga la banda entera.

Momento para escuchar Hace tiempo, sonido de guitarra acústica cálido, nos metemos de lleno en esta ranchera. No seguimos un camino, nos dejamos llevar y disfrutamos de cualquier estímulo que percibimos. Y tan a gusto que nos hemos quedado con estas sensaciones, tenemos que mantenerlas y que mejor forma que con Guárdalo, la gente en este momento vuelve a levantarse, himno del primer CD de Ronaldos, momento épico, el seguridad vuelve a pedir orden y calma. Aunque no lo tiene fácil ya que termina la canción y justo empieza Por las noches, tienen ganas de hacer lo que hacían siempre, por que les gusta y les divierte, esperemos que estas restricciones pasen rápido...

Llegamos a los últimos temas del concierto, Un lazo rojo, un agujero. Lastima que con un tema tan bailongo como este, debamos estar sentados. Si no bailo de madrugada, nunca lo haré, dice el estribillo de esta canción, aunque hoy no tengamos permitido movernos a nuestro antojo, a dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a quedarme sin bailar, ni yo ni ninguno de los míos.

Momento para despedirse, hemos disfrutado desde el principio Hasta el final, tenemos que decir adiós, tenemos que aprender. Todo acaba, lo bueno y lo malo. Mucha gente ya empieza a levantarse del asiento y abandonar el recinto mientras Coque no ha terminado el concierto, son las 12 largas y tenemos toque de queda en menos de una hora. Siendo consciente de la hora que es guardar el equipo, con lo que llega La señal, aprovechando que están de pie abandonando el concierto, aprovechan para bailar de nuevo, de locos.

Momentos como este me demuestran que Coque Malla no es una persona que necesite vivir de sus éxitos pasados, ni tampoco de una canción, su constante evolución hace que su trabajo como Coque Malla tenga más peso que Los Ronaldos, temas llenos de sentimientos y mucha rabia, la percepción de la vida que tiene Coque es envidiable.

Una vez terminado el concierto, soy consciente de que no hay metros de vuelta a casa y que en menos de 30 minutos empieza el toque de queda, con lo que no voy a volver a tiempo, pero bueno, eso ya es otra historia...