Septiembre es un mes que amo y odio al mismo tiempo, ya que, por un lado tienes la pena por el final de las vacaciones y la consiguiente vuelta a la rutina laboral, pero también esa parte de feliz del retorno a los conciertos, dejados de lado en las semana previas y, por tanto, el reencuentro con amigos y conocidos a los que hace algún tiempo no veía.

Mi primera cita con la música en vivo tras este paréntesis vacacional iba a ser en el mismo sitio, el Escenario Santander, donde había visto el anterior unas semanas atrás dentro del programa La EScena que ha puesto en marcha dicha sala y precisamente con la gente de Leona, que cumplían al día siguiente un año de su primera actuación, en el mismo recinto y dentro de esas mismas jornadas que buscan visibilizar a los grupos de Santander y del resto de Cantabria.

A este cuarteto, integrado por Esther a la voz, Toño guitarra y voces, Gerar bajo y coros y Fer a la batería, le había visto ya un par de veces este año, la primera aún en periodo navideño en Solares y la segunda en Torrelavega dentro de la jornadas que desarrollaron al final de la primavera nuestros amigos de la Asociación Cultural Octubre, sin olvidar ese concierto que dieron vía streaming dentro del festival Made In Cantabria.

Pero no han sido los únicos conciertos que han dado y es que, pese a haber surgido en plena pandemia, la banda ha aprovechado todas las oportunidades que ha tenido, publicando muchos videos desde sus inicios y, por supuesto, tocando en todos aquellos sitios donde les han dejado, mostrando esas ganas de ir a por todas que nos contaron en aquella entrevista que les hicimos al poco de dar su primera actuación.

Teniendo en cuenta que son una banda que se han ganado el corazón de los seguidores a la música en Cantabria gracias a la calidad de sus canciones y a esos grandes directos, se esperaba una gran afluencia de gente y es que ese trabajo de pico y pala que el grupo hace con su presencia en las redes sociales, subiendo canciones y videos, sin duda ha dado su fruto y han conseguido labrarse un buen número de fans que les vemos siempre que tenemos la oportunidad.

A la llegada al recinto se pudo ver que el concierto había generado cierta expectación pero algo menos de lo que yo esperaba, aunque, con todo, la sala contó con una importante presencia de público dispuesto a pasárselo bien con la banda.

Como es frecuente en el citado local, el concierto arrancó con puntualidad y unos minutos después de las nueve teníamos a Esther sobre las tablas danzando con una música de fondo, dando ese aporte visual a su propuesta, desprendiéndose de todos los adornos que llevaba, para, ya con toda la banda, interpretar la siempre querida “Sdr”, con algún problema en el micro de la cantante al comienzo, el cual tuvo que cambiar brevemente pero, ya solucionado el contratiempo, consiguió meterse en nuestras cabezas con su particular voz.

Enlazada con los aplausos de la gente y el bajo, era el turno de “Mi viaje”, aquella canción con la que se presentó la banda en las redes sociales hace ya año y medio y que es un bello tema que se ha convertido en un clásico, como también lo es “Presa”, que fue la siguiente en sonar tras saludarnos y presentarse, una pieza muy pegadiza y que siempre es muy bien recibida en directo.

Nos recordaron este primer año de actividad en directo con la siguiente canción, “Escalofrío”, otra de las que se han asentado entre las más queridas por sus seguidores, que la celebraron con muchos aplausos, para ser Toño quien se pusiera al mando de la voz en el comienzo de “Tres”, alternando ambos las partes vocales, un tema muy pegadizo, movido y  muy aplaudido.

En este camino que lleva recorrido la banda, no han parado de publicar canciones nuevas y presentarlas en sus directos como fue esta vez el caso de “Mi refugio”, con ese inicio con fuerza e intensidad, teniendo muchos matices después y con la voz sobresaliendo, siendo un pieza muy interesante, para, tras preguntarnos qué tal estábamos, con positiva respuesta de los asistentes y agradeciéndonos nuestro apoyo, continuar con “El debate electoral”, otra que no puede faltar en su repertorio porque es uno de los momentos más esperados de sus conciertos.

Al ir añadiendo nuevos temas algunos otros van cayendo y también las versiones que hacían en sus inicios, pero quisieron mantener ese “King George” de los Dover para que cantásemos con ellos, con dedicatoria especial y animándonos a botar en nuestros asientos y a acompañarlos dando palmas como hicimos, tras la cual pidieron un fuerte aplauso para la sala y el ayuntamiento por realizar estas iniciativas, solicitando de nuevo nuestras palmas más flamencas para arropar los taconeos de Esther al comienzo de “Nada puede salir mal”, una canción con muchos contrastes, que incluso cuenta con partes con distorsión, pero pegadiza y que engancha.

Llegaba el momento de gritar a todo el que quisiéramos “Cállate”, otro de los que funcionan muy bien en directo y que fue cantado por los presentes con ganas, tras el que nos anunciaron que se iba acabando su tiempo y su deseo de que llegue la verdadera normalidad y poder disfrutar de los conciertos como antes, pero mientras iban a seguir con “Drama universal”, muy cañero y movido y de los que seguro bailaremos muy pronto en sus directos cuando esto sea posible.

Reconocieron que, pese a ser un grupo Covid, como ellos mismos se definieron, han tocado mucho y ahora lo van a hacer más fuera de nuestra tierruca, contando con varias ciudades ya cerradas, siendo el turno de ese bello corte que es “Un ave que no vuela”, lento y tranquilo, demostrando la gran clase de la banda que supo ganarse a todos los presentes animándonos a cantar con ellos, para seguir con “Tierras”, cuyo video habían editado pocos días antes, con ese intenso comienzo, siendo una pieza muy movida y que contiene algunas frases lapidarias.

Nos avisaron que iban a ir despidiéndose y luego de fiesta, presentando a los componentes del grupo y agradeciendo a los técnicos su labor y a los asistentes nuestra presencia, siendo el turno de “Otro mundo”, con la gente dando palmas y que tiene un comienzo pegadizo y ese estribillo tan quedón, para anunciar que se iban y que nos veríamos pronto, pasando a tocar “Resistiremos”, con ese inicio lento pero que luego va cogiendo fuerza y esos contrastes que encierra a los que hay que añadir la distorsión de la pedalera y a Esther bailando en la recta final.

Aunque se fueron del escenario, la gente quería más y los obligaron a salir y es que aún faltaba ese tema que se llama como la banda, “Leona”, reconociendo que necesitan a alguien que se ponga la careta que preside el escenario, un corte muy mítico y para el que pidieron y recibieron palmas, terminando con Toño por los suelos.

Y así, tras aproximadamente una hora y diez minutos, se despedían Leona entre fuertes aplausos y con música de fondo con la cual la banda bailó mientras nos saludaban, poniendo así punto final a esta fiesta con motivo del primer aniversario del debut del grupo sobre un escenario.

Una vez más, Leona dieron un muy buen concierto, ya que cuentan con un elaborado y muy buen directo, demostrando las tablas ganadas y la calidad que tienen, algo que, si ya es visible en sus composiciones, aun se aprecia más cuando las ejecutan en vivo, gracias también a ese componente visual que es parte fundamental es sus actuaciones.

Sin duda Leona es una banda que va a seguir creciendo y a los que siempre gusta ver en directo, algo que ahora podrán apreciar en el resto del estado con esa serie de conciertos que van a dar y en los que trasmitirán esa energía y magia de la que aquí en Cantabria ya hemos sido cómplices desde hace un año.

¡Geniales!

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Y así, tras despedirme de mis compañeros de mesa, me fui del Escenario Santander recordando el buen concierto dado por esta banda, igual que un año antes cuando pensábamos que esto del coronavirus estaba superado y la realidad nos dio un buen tortazo y aquí seguimos; esperemos que la próxima vez que veamos a Leona sea, como ellos mismos dijeron, bailando sus canciones, y sino que sea de esta manera pero que sea pronto.