Tras la suspensión de su anterior edición, el viernes 24 de septiembre llegaba al fin el décimo aniversario del Donostia Festibala, con solo un día de festival y un cartel más reducido que en anteriores ocasiones y basado exclusivamente en la música urbana. E
día llegó después de mucha incertidumbre sobre en qué condiciones se celebraría y un cambio de ubicación de última hora, ya que en la misma semana se anunció que se trasladaba del hipódromo de Donostia al Velódromo de Anoeta. J. Largo fue el encargado de abril el festival, un prometedor artista donostiarra que defendió su propuesta influenciada por el trap y el hip hop ante el escaso público que se acercó al velódromo a primera hora, aunque eso no impidió que derrochase actitud desde el primer minuto.
Venía a presentar su último sencillo “Te he llamado”, estrenado hace unos días, contó con la colaboración de su productor Chef Drez y estuvo arropado por varios amigos que le acompañaron, Rig3l, Traydeal, J. Muñoz, e incluso un grupo de “street dance” que llenó el escenario para poner el cierre a este primer concierto de la tarde.
J. Largo
Era el turno del rapero Aigory acompañado del DJ Slim B, de nuevo un donostiarra frente al público de su ciudad, donde va abriéndose camino con decisión y buen trabajo, rimas crudas y experiencias en forma de canción. Traía consigo su último trabajo, “Plan B”, y compartió varios temas con Jerome, compañero suyo en el grupo SNKT. Si no lo conocíais seguidle la pista porque tiene mucho que contar.
Aigory
Simona se presentó con la melosa melodía de “Clean baby” y envolvió en su aura dulce a todos los oyentes, continuó con “Tijeretality” que se adentró en el pop aderezado con música urbana. La argentina encandiló con su sonido aterciopelado con temas como “Rosa Pastel” y “Bali” y también hubo momentos para ritmos más bailables con “Lluvia”.
Simona se expresa con naturalidad y sencillez, sin olvidarse del mensaje intrínseco en cada tema. Se despidió con “Sin disfraz”, una versión del grupo argentino Virus que la artista ha llevado a su terreno sin dificultad.
Simona
Con Lágrimas de Sangre llegaron los ritmos más festivos de la tarde, los catalanes son el claro ejemplo de que el rap combativo no está reñido con la diversión, a la vez que apuntan y disparan con sus letras directas, te ponen a bailar (aunque sea desde la silla) con “Salsa boloñesa” y te contagian la alegría con las celebradas “Cuando sale el sol” o “Gente”.
No se olvidaron de agradecer a los trabajadores, técnicos, promotores, todo el esfuerzo realizado tras tantos meses de restricciones en eventos culturales. El velódromo se volvió un mar de luces cuando empezó a sonar “Quemar el mar”. Tras presentar al grupo, el fin de fiesta fue con “Voy a celebrarlo”.
Lágrimas de Sangre
El velódromo estaba en el punto álgido de la noche y era el turno de Los Chikos del Maiz, un torbellino de temas que comenzó con “El extraño viaje”. La primera pausa fue para dar un recado a la ultraderecha justo antes de cantar “No pasarán”. El momento más esperado por muchos de los presentes tuvo lugar cuando Kase.O salió a cantar “Senderos de Gloria”, tema con el que colaboró en el último disco de los valencianos.
Tras ello, el protagonismo recayó sobre el DJ, Plan B, que pinchó un remix de éxitos ochenteros que pusieron a bailar al personal, incluidos por supuesto Toni y Nega. El guiño a sus inicios fue con “Pasión de talibanes” y con un fragmento de “Trabajador@s”, tema que apareció en su primer EP. La recta final apeló a la nostalgia con “Un bolero en Berlín” y a la esperanza con “Anatomía de un asesinato”. Un concierto con pocas pausas, directo y conciso, la fórmula infalible que nunca les falla.
Los Chikos del Maiz
El más esperado de la noche, Kase.O, llegaba al Donostia Festibala. Con motivo del décimo aniversario de su disco Kase.O Jazz Magnetism, el zaragozano está haciendo una gira de nuevo con esta banda. Salió descalzo y proclamó la felicidad y el amor con “Libertad”, y su mensaje fue en esta línea durante prácticamente todo el concierto, buenas vibras y energía positiva es lo que transmitía en cada tema y en cada proclama. Pero en un momento presentó a Laura Sanz, una poeta murciana que recitó versos propios muy reivindicativos y cargados de fuerza.
Después de esta descarga verbal, se volvió a la calma con “Mazas y catapultas”, muy coreada desde el público, y agradeciendo a la energía recibida por los presentes antes de cantar “Como el sol”. Tras “Repartiendo Arte” se despidió, pero no podían dejar que se fuera sin cantar los temas más esperados, así que volvió al escenario y los bises comenzaron con “Ringui Dingui”. Desde ese momento el velódromo fue una auténtica fiesta, después se hicieron su particular versión de la mítica “Sopa de caracol”, y ya con este ritmo imparable llegó “Tiranosaurius Rex” y “Renacimiento”.
Después de recordar a tantos gremios que han sufrido esta pandemia, mandar recuerdos a varios amigos, incluido el fallecido Iñigo Muguruza, Kase.O se despidió con “Outro”, con un claro mensaje optimista porque “cuanto más amor das, mejor estás”. Un derroche total de buen rollo de una banda que se fue feliz bailando el trenecito.