Después de estos casi dos años desde que empezó la pandemia, la jornada del sábado 20 de noviembre iba a acudir a mi primer festival de mediana duración ya que, en la sede de mi querida Asociación Cultural Octubre, nos esperaban más de 4 horas de Heavy Metal con las bandas cántabras Sort Engel, Zen, Herejía y Aranea Adventus.

Para que la fiesta fuera más completa, desde hacía unas cuantas semanas se podían ver los conciertos de pie y el precio de la entrada era bastante simbólico, por lo que sobraban las excusas para no pasarse por la sede de dicha asociación, ubicada en Sierrapando (Torrelavega) y a donde regresaba solamente 15 días después de mi anterior visita.

Lo cierto es que cuando llegué a la sala no encontré la afluencia de gente que tanto las bandas como la organización se merecían, aunque, con el paso de la noche, la gente fue poco a poco llegando, sintiendo todos los grupos el calor de un público que se entregó a disfrutar de esta especial velada.

Lo bueno de esta cita fue que pude volver a encontrarme con mucha gente que hacía tiempo que no veía en un concierto además de a los clásicos como John Man, Tuko, Coco, etc. La vieja guardia sigue dando guerra.

Los primeros en salir y a los únicos que nunca había visto en directo eran Sort Engel, una banda que se autodefine como power metal melódico y que está compuesta por María Esteban a la voz, Rubén Peña y Christian Fernández a las guitarras, José Antonio Silvestre “Silver” al bajo y Jairo Peña a la batería. El grupo se formó en el 2018 y solo hace unos meses que habían publicado su primera maqueta, por lo que había muchas ganas de ver lo que eran capaces de hacer en directo.

Con una intro de fondo se subieron a las tablas para comenzar su actuación de manera potente con “Sin poder salir”, precisamente la que cierra su único lanzamiento, con una buena combinación entre los dos guitarras, que mostraron grandes cualidades, pero notábamos que no estaba el bajista y es que, como nos recordaron desde el escenario, no había acudido a este concierto por la pérdida de su padre en la víspera. Desde aquí mis condolencias para Silver y su familia.

Pero, aunque Silver no estuviera físicamente, sí que estaba el sonido de su bajo ya que lo tenían grabado, continuando con “En la oscuridad”, más rápida, cañera y con un potente sonido de batería, para, tras agradecer a la organización el que hubieran contado con ellos, recordarnos que nunca hay que tener miedo a soñar, siendo el momento de ese “Sin miedo a soñar”, que, al igual que la anterior, no estaba presente en su disco, y que tiene un sonido más pesado e intenso.

Reiterando los agradecimientos a la Asociación Cultural Octubre y haciéndolo extensivo a los grupos con los que compartían escenario, era buen momento para regresar a ese disco que estaban presentando con “Buscando en mi pasado”, en donde su vocalista se lució y demostró sus grandes dotes, para, a continuación, interpretar una balada, “Te necesito”, no incluida en el citado trabajo, con un comienzo lento y Christian tocando la guitarra acústica en el inicio aunque luego recuperó la eléctrica, un bello corte en donde demostraron la gran calidad de la banda.

Regresaban de nuevo a su recién editado trabajo con  “Lágrimas de arena”, antes de la  cual recordaron que tenían el disco a la venta allí mismo, comenzando suave y con de nuevo Christian a la acústica pero luego cogiendo fuerza, aunque manteniendo ese ritmo de medio tiempo cañero, para pasar a avisarnos de que su tiempo sobre las tablas iba acabándose ya que tenían que dejar paso al resto de bandas, continuando con otra no publicada aun, “Mar de cristal”, con un comienzo tranquilo pero que rápidamente cogió fuerza y velocidad, con un parón hacia el final para luego recuperar intensidad, dejándonos un gran solo de guitarra.

Encarnado la recta final, era la ocasión de presentar las dos canciones que restaban de su disco, comenzando con “Juicio de Osiris”, con un gran solo de guitarra inicial y sonando luego a toda velocidad, aunque con un final algo accidentado, para despedirse, tras agradecernos nuestra presencia, con el que ha sido video adelanto de este trabajo, “Ángeles caídos”, sonando  fuerte y potente pero relajándose hacia la mitad con unas bellas voces, para luego recupera esa fuerza con la que concluirían su actuación.

Y así, tras unos 45 minutos de actuación de unos Sort Engel que, pese a notar la falta de bajo, lo dieron todo en directo, ofreciéndonos un concierto en el que se fueron ganando el interés del público a base de ganas, entrega y sobre todo buenos temas y muy bien ejecutados.

El grupo nos ofrece una muy buena propuesta musical que, estoy seguro, en cuanto coja un poco de ritmo a base de dar más conciertos, va a dar que hablar, ya que mimbres, calidad y buenos temas tienen para dar y tomar.

¡Muy buena impresión!

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A la siguiente banda, Zen, la había visto la semana anterior en el Rock Beer The New, por lo que ya sabía lo que me iba a encontrar de la actuación de unos Rafa Pérez a la voz, Gabriel Estirado y Kike Martínez a las guitarras, Floren Santamaría al bajo y Jose Luis Missiego a la batería que siguen repasando su disco “Futuro” del 2015, además de presentar las que irán en un futuro segundo trabajo.

El cambio fue muy rápido, como lo serían durante toda la noche, y enseguida teníamos sobre el escenario al quinteto, que arranco tocando una pieza instrumental a modo de introducción, para dar paso a “El pastor”, una de las canciones nuevas y que esta vez sí  pude escuchar en su totalidad, con un sonido muy potente y cañero y un buen duelo de guitarras.

Tras los necesarios agradecimientos a la Asociación Cultural Octubre y a las otras bandas y sin parar, enlazaron con “Esclavo del silencio”, registrada en su único disco y que es de las que más gustan en directo, con la banda interactuando entre ellos y viéndoselos disfrutar, antes de presentarnos otro de los que irán en su segundo trabajo que van a grabar ya, como allí nos dijeron, siendo éste el genial “La vida es el final”, con Floren dando la entrada, un verdadero temazo, al menos para mí.

De regreso a su ópera prima, ese “Futuro” que, como no se cansan de recordar, nunca pudieron presentar en condiciones por diferentes circunstancias, llegaba el momento de “Tu sombra se perdió”, su primera canción conocida ya que iba en el recopilatorio “Noche de Rock III” de hace 12 años, un verdadero clásico de su discografía, para pasar a presentarnos otro corte nuevo, “Ya no vale mirar hacia atrás”, un gran tema, con muchos contrastes y que, como la semana anterior, me gustó mucho.

Nos empezaron a anunciar que su velada estaba llegando a su recta final, bromeando sobre que eran gente de cierta edad, siendo el turno de otra canción de su único disco, en este caso “Mi oración”, sonando muy bien, como durante toda la noche, para pasar a la pieza que daba nombre a dicho trabajo, “Futuro”, con ese comienzo potente, pero a la vez lenta y machacona y que siguió haciéndonos disftuar de la actuación del grupo.

Seguían animando el ambiente y nos avisaron que antes de acabar iban a tocar una de sus famosas baladas, siendo el momento de ese “Cordero de dios”, otro corte nuevo con un sonido muy rápido y el más cañero de su repertorio, para despedirse definitivamente, agradeciéndonos nuestra presencia, así como a la Asociación Cultural Octubre por haber contado con ellos y a las bandas con las que compartían escenario, siendo el momento de “La suerte cambia”, para la que pidieron que, ya que era la última, acompañásemos con  unas palmas, una canción mítica, con ese ritmo constante inicial y que sirvió para presentar a los integrantes de la formación al final de la misma.

Y así, tras otros 45 minutos sobre las tablas, acababa la actuación de unos Zen que, debido al tipo de evento, dieron un concierto mucho más corto que la semana anterior, pero que, igual que aquél, fue muy bueno, demostrando la calidad que tienen y tocado con mucha intensidad.

La verdad es que ha sido una suerte poder ver a los Zen con tan pocos días de diferencia y poder confirmar que el grupo está en un gran momento de forma, muy compactos, por lo que esperamos seguir viéndolos en futuros conciertos y quedo a la espera de escuchar este segundo disco que tantas ganas tenemos de degustar en su totalidad.

¡Muy sólidos!                                                                                                                                 

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La verdad es que tenía muchas ganas de volver a ver a los Herejía, formación actualmente compuesta por Kike a la voz, Rubén Peña, que hacía doblete  y que les acompaña desde hace unos meses, y Rubén Fernández a las guitarras, Turu al bajo y Yoni a la batería y a los que había visto por última en la presentación de su último disco unos pocos meses antes de que llegará la pandemia.

Precisamente durante el confinamiento que tuvo lugar durante la primavera del 2020 entrevistamos a la banda, con motivo de su segundo disco “La quinta herejía” de 2019 que también os reseñamos, igual que hicimos con su primer trabajo “Despierta” del 2016.

Nuevamente los cambios fueron bastante rápidos, más o menos unos veinte minutos, y casi sin darnos cuenta ahí teníamos sobre las tablas a los Herejía que, como en su último trabajo, arrancaron con la canción que lo da nombre, “Quinta herejía”, con su vocalista saliendo al escenario con un traje negro de nazareno, sonando como una apisonadora y consiguiendo que toda la gente se metiese de lleno en su actuación gracias a la energía que desprendían desde las tablas.

Sin pausa alguna, continuaron el recorrido por su más reciente obra con “Libre”, habiéndose desprendió Kike del mencionado traje y manteniendo la banda ese sonido atronador que nos hacía sentir como si estuviéramos en un recinto mayor, tras el que se mostraron encantados de que hubiera tanto heavy allí esa noche, siendo el momento de recordar que estaban presentando su segunda referencia y, aunque el cantante había estado algo resfriado los días previos, se atrevió con la exigente “Tu nombre”, con Yoni empezando ese tema tan machacón y pegadizo y en donde al vocalista no sé lo notó los mencionados problemas, dejándonos una gran ejecución.

Continuaban desgranándonos este segundo disco con ese “Soy como soy”, que quisieron dedicar a la gente que nos dice como tenemos que ser, un verdadero himno y con Kike bajando a cantar con la gente, para, después de pedirnos que nos acercásemos más, interpretar ese ya clásico de su discografía, al menos para mí, que es “Hasta morir (Para siempre)”, un verdadero canto al Heavy Metal para el que de nuevo su vocalista bajó entre el público y buscó quien cantase el estribillo con él, siendo uno de los temas más coreados de toda la noche.

Casi sin darnos cuenta el concierto entraba en su segunda mitad, siendo el  momento de esa pieza basada en la obra de Homero titulada “El viaje más largo (Ítaca)” y que habla sobre las diferentes fases que pasas en tu vida, con ese comienzo lento para luego coger fuerza, dejándonos unos muy buenos contrastes y es que es un temazo, para, tras mostrarse encantados de regresa así, echar un vistazo a su primera obra con ese “Ya es hora”, otro buen corte y para el que pidieron y lograron la participación del público en el estribillo.

Anunciaron que ya iban a ir dejando paso a los Aranea Adventus, pero aún  les quedaban dos balas en la recamara, comenzando con ese “Despierta”, que daba nombre a su primer trabajo, un verdadero himno que fue muy cantado y en el que sacaron una tela con la portada de su primer disco, siendo unida, sin pausa alguna, por ese “Resurrección”, que fue el primer tema que conocimos de su segundo plástico, con un sonido cañero y que fue coreado por todos los presentes.

Y así, tras tres cuartos de hora sobe las tablas, concluía la actuación de unos Herejía que dieron un auténtico bolazo, al menos para mí, y es que el empuje y la fuerza con la que sonaron, unido a las ganas y la motivación de los asistentes,  hicieron de aquella una actuación muy especial tanto para los presentes como para la banda.

El grupo continuará la gira presentación de este segundo disco durante los próximos meses y estoy seguro que triunfaran allá donde vayan porque tienen un directo muy contundente, junto a unos temas que tienen mucho gancho y que llegan muy dentro de los seguidores de esta música.

¡Conciertazo!

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Los encargados de cerrar la noche eran Lolo a la voz y guitarra, Teddy a la guitarra, Juan al bajo y Adrián a la batería, es decir Aranea Adventus, cuarteto al que hacía ya más de un año que no veía en directo.

En estos once años desde que iniciaron su andadura han publicado tres discos: “Capítulo I- La llegada de la araña” del 2012, “Capítulo II-En la tierra del silencio” del 2016  y su más reciente “Capítulo III-El laberinto del tiempo” del 2019, el cual tuve la oportunidad de reseñar e incluso entrevistar a la banda.

Son muchas las veces que los he visto en directo así que sabía lo que iba a disfrutar cuando, después de un cambio también bastante rápido, comenzó a sonar una intro de fondo que fue seguida por ese temazo que es “Algún día”, uno de los mejores cortes de su más reciente obra, con la banda, como es habitual, dándolo todo sobre el escenario, para, tras mostrarse encantados de volver a vernos a todos, presentarnos una canción que vendrá en su cuarto disco que esperan tener en los próximos meses, llamada “Lestat” y que dedicaron al príncipe de las tinieblas, con ese comienzo juguetón y potente, siendo una pieza muy pegadiza y con una buena base rítmica.

Tras los agradecimientos a los presentes y a las otras bandas, era el momento de la aparición del primer invitado de esta noche que fue ni más ni menos que Víctor, vocalista de Cantaebria, que, como en este último disco, se subió a cantar “Fuego”, quedándoles genial esta colaboración pese a no estar preparada y es que vaya tablas que tiene el chaval, para, ya sin el invitado, lanzarse a tocar otra nueva pieza, “Lucha por la libertad”, que, si no me falla la memoria, era la primera vez que la escuchaba en directo,  empezando lenta y cañera, con un sonido muy duro y fuerte, para luego coger velocidad en la parte final: muy buena pinta.

Como ellos mismos decían desde el escenario, siguen avivando el fuego del Heavy Metal y para muestra ese “En la calle llora un niño”, otro nuevo corte y que habla sobre lo que nos obligan a hacer los poderosos, con esas guerras que sobre todo sufren los niños, sonando muy contundente, cañero y pegadizo, dejándonos un claro lema final, para, tras preguntarnos si queríamos más, con positiva respuesta, ser el turno de “Pasajero del destino”, incluido en su tercer disco, un temazo con un comienzo cañero, un ritmo contagioso y un gran final.

Nos avisaron que iban a enfilar la recta final de su actuación pero antes iban a tocar un par de temas que ya no necesitaban presentación entre sus seguidores, comenzando con el ya mítico “Cabalgando”, presente en su primer trabajo y que nunca puede faltar en sus directos, para continuar con un himno atemporal del rock en Torrelavega como es ese “Fuera de la ley” de los Galeón y que ellos regrabaron para su segundo disco, contando en esta ocasión con Coco, amigo de la banda, acompañándoles a la voz, dejando un momento muy entrañable.

Pero había una sorpresa guardada y era la interpretación al completo de “El resurgir del Lábaro”, continuación de su aclamado “El llanto del lábaro”, contando con la colaboración de Rafa de Zen, Víctor de Cantaebria y Kike de Herejía en las voces, comenzando de manera muy directa y cañera y dejándonos una magnifica demostración de los grandes cantantes que tenemos en esta tierruca y, por encima de todo, lo majestuoso de esta gran pieza.

Y así, tras algo más de una hora sobre las tablas, terminaba la actuación de unos Aranea Adventus que nunca fallan en directo, contando con una solida base rítmica, una pareja de guitarristas de gran calidad, un cantante muy carismático y, sobre todo, muy buenas canciones.

Como pudimos observar esta noche, la maquinaria sigue engrasada y los nuevos temas suenan muy bien, algo que es una tónica en su trayectoria, de tendencia ascendente, por lo que esperemos poder escuchar en muy poco tiempo esta cuarta entrega, además de poder verlos en directo siempre con mayor frecuencia.

¡Larga vida a los Aranea Adventus!

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Y de esta manera se ponía el punto y final a más de 4 horas y media de Heavy Metal en directo en una sede de la Asociación Cultural Octubre que vivió en todo momento un tono festivo y de reencuentros, y todo ello gracias a la gran labor de la organización y de las bandas.

No quería acabar esta crónica sin agradecer el buen trabajo de Kike Martínez, de los Zen, que fue el encargado de la luz y del sonido y que se pegó una buena paliza esta jornada para que todo saliese bien,

¿Nos vemos en el II Metal Torre Fest?