Latas de Mahou asomaban entre manos enrojecidas por el frío de Madrid en los alrededores de la sala Academy, en Moncloa. Era día 27 de noviembre, ya de noche, y se podía distinguir la cola de asistentes que esperaban para escuchar el primer concierto de El monito presumido.
Autocategorizados como “folk ecléctico” y nacidos en Madrid, los músicos de El monito presumido llevaban ya un año preparando algunos temas que pudiesen darle color a este nuevo proyecto, que dio la cara en redes sociales hace poco, pero del que algunas afortunadas ya habían oído hablar.
El concierto comienza por todo lo alto, confeti incluído, en una sala en la que no era muy difícil percibir el sold out que anunciaban los carteles del evento. Para comenzar, la presentación de la banda y de sus componentes: un acordeón (Rubén), un saxofón (Andrés), dos guitarras (Alberto y Fran), un bajo (Álvaro) y una batería (Javier) completan la formación de El monito presumido. Tras la introducción, el público no tuvo mucha más tregua: largos temas en los que se funden mil géneros musicales y algunos guiños a canciones míticas consiguieron que nadie echara en falta un estribillo que corear en los momentos de baile.
El Monito Presumido
Entre otras sorpresas, la banda estuvo acompañada durante un par de temas por algunos de los componentes de Anís Guateque (grupo musical que mezcla la cumbia con las letras más castizas) para hacer una versión de “La canción del pescador”. Pero sin duda el final fue uno de los puntos fuertes del concierto: entre agradecimientos y un último tema que sonaba a despedida se podían distinguir originales homenajes a canciones como “La tarara”, “Smoke on the water” o, para la sorpresa de todas, “Todos quieren ser un gato jazz”, de la película infantil los Aristogatos.
El monito presumido comienza sus andanzas con un primer concierto que, en mi opinión, ofrece a cada persona del público lo que quiera que busque en él: una fiesta, un descubrimiento o un simple rato para escuchar buena música. Se trata de un primer bolo que, lejos de saciar mi curiosidad, despertó la inquietud de estar al tanto del segundo. Y yo, si fuera vosotras, también lo estaría