Clase de cardio con Joe Crepúsculo un viernes noche
No llegábamos a 50 sin embargo los que éramos, era la cifra perfecta. Buen rollo, cercanía y mucha alegría era lo que se podía sentir en la Sala Sümmum aquel viernes 29 de abril con un hipnótico Joe Crepúsculo.
Paranoia fue la BSO de aterrizaje del artista catalán. Interactuaba tras un par de canciones con un público entregado y, sobre todo emocionado. Y él, con una contraposición entre la timidez y el descaro lo dio todo junto a su compi Aaron Rux. Solo hizo falta un par de teclados y sintetizadores para que la Sümmum se convirtiese en una electro – discoteca.
Joe Crepúsculo
Si algo caracteriza a este singular, alocado y motivante artista es el sin sentido de la realidad que vives por eso Vamos a brindar, nos vamos a besar,
pero no nos vamos a ver nunca más llega para recordarte que lo que una vez vives nunca más se repetirá. Más que un concierto, era una fiesta entre amigos.
Tras varios temazos y un Música para adultos, llega el ecuador del concierto. Entonces, erse consciente de que las agujetas del día siguiente no serán culpa de una clase de aerobic sino del sin parar de bailar con Joe Crepúsculo.
Un par de bailes tras bajar del escenario y un falso bis después, llegó el momento del broche final con La fábrica de baile. Y es que de la sala salían grandes piezas coreográficas, para qué mentir. Para finalizar, al margen del repertorio musical, el dúo finalizó bajo el ritmo del clásico Another one bites the dust de Queen y cantando ‘Aquí va uno que se va’. Una despedida tan híbrida y única que solo Joe Crepúsculo podía hacer.