A estas alturas, hablar de un grupo tan grande y legendario como Led Zeppelin debería servir para poco más o menos que hacer una reverencia ante la que es para muchos la banda más importante del Rock y sin duda una de las más influyentes de toda su historia, pese a sus escasos 12 años de trayectoria y haber publicado solamente 8 discos de estudio, rarezas, recopilaciones y directos aparte.

A diferencia de otras bandas, los británicos no quisieron arrastrar su nombre ni tener nuevos integrantes y, tras la trágica muerte de John Bonham, el grupo se disolvió en ese 1980 y sólo se han juntado en ocasiones muy puntuales, 3 o 4 veces, con el hijo del fallecido batería a las baquetas.

Por eso bandas como Whole Lotta Band son muy necesarias ante la imposibilidad de ver al cuarteto, así que cuando me enteré de que dicha banda mallorquina iba a pasarse por el Escenario Santander, me apunté la fecha en mi agenda como una más que segura cita.

Esta banda comenzó a funcionar hacia el año 2011 y está compuesta por Patricio Assef a la voz principal, pequeña percusión y harmónica, Dani Magaña a las guitarras eléctricas, acústicas, theremín y coros, Toni Barceló al bajo, teclados, hammond, mandolina y coros y Jose Palomino a la batería, congas, bongos, percusión y coros, habiendo recorrido buena parte de la península e incluso habiendo pisado éste mismo recinto hace 5 años, aunque yo no pude acudir en aquella ocasión.

Nada más salir de trabajar regresaba a ese genial recinto que tenemos en Cantabria, tras uno cuantos meses sin hacerlo por coincidencia con otros eventos, y donde ya se podía ver un buen ambiente de gente de todas la edades con ganas de disfrutar con la música de los británicos, y es que el interés por dicha banda pasa de generación a generación.

Como suele ser habitual en dicho recinto y demostrando su profesionalidad y respeto por los asistentes, el concierto comenzó con total puntualidad sobre la hora fijada, con una intro en la que fueron sonando trozos de conocidas canciones de la banda mientras se iban proyectando fotos del grupo, arrancando con un primer bloque de temas que estaban integrados en el disco debut de Led Zeppelin, “I” de 1969, siendo el primero en caer el “Communication breakdown”, buscando y lográndolo desde el principio la complicidad de la gente, mientras de fondo asomaban unas imágenes muy vistosas, algo que harían durante toda la noche y en función de la pieza que sonase.

Tras presentar a los integrantes de la banda, siguieron el recorrido por esa ópera prima con “How many more times”, una gran demostración musical de lo que la formación era capaz de hacer y trasmitiéndonos esa magia que la composición original tenía, cosechando muchos aplausos que fueron agradecidos desde el escenario, para ser la guitarra acústica la que diese comienzo a ese genial “Babe I'm gonna leave you”, de la misma obra, un temazo al que supieron dar una fantástica interpretación, con su vocalista ganándose a todos los presentes.

Reiterando los agradecimientos, concluirán esa primer parte centrada en este primer disco con “Dazed and confused”, que inició Tony con su bajo y que tiene ese sonido lento y pesado, sacando su guitarrista un arco de violin para tocar la guiara, llegando luego a ese momento en que Tony se queda solo al teclado junto al cantante, para luego regresar todos y continuar la canción con su guitarra situado con el arco en mitad del escenario y Tony recuperando el bajo, dejándonos una fantástica e hipnótica ejecución.

Llegaba el momento de recordar el que seguramente sea el disco más conocido de la banda, el “IV” de 1971, y que se abría con aquel genial “Black dog”, de sus cortes más conocidos y que fue muy celebrado cuando lo iniciaron y en el que buscaron y lograron que la gente cantase el estribillo, para, manteniéndose esa comunicación con los asistentes, lanzarse a por el no menos conocido “Immigrant song”, el cual abría su “III” de 1970, también muy celebrado y que puso a todo el local a saltar con su música.

No cesaban de darnos las gracias por nuestra aceptación, pero las gracias se las teníamos que dar nosotros a ellos por la maravilla que nos iban a regalar y es que llegaba el momento de la preciosa “Kashmir”, que apareció en “Physical graffiti” de  1975 y que fue iniciada por Tony al teclado, en el que fue una autentica orgia musical para el que escribe, ejecutada de manera brillante y que fue ampliamente aplaudida, y no era para menos ante la gran exhibición musical que nos ofrecieron todos los integrantes de la banda.

Tras un merecido pero breve respiro, regresaban a su tercer disco con “Since I've been loving you”, con ese comienzo lento y relajado pero con un gran solo inicial y otro magnífico solo hacia la mitad de esta bonita canción y donde, de nuevo, nos dejaron una gran demostración musical, mientras nos hacían soñar y evocar recuerdos de cuando escuchamos estas canciones por vez primera.

Era el momento de que Tony recuperase su bajo, para continuando el orden en que los temas aparecían en ese tercer plástico, lanzarse a tocar ese genial “Out on the tiles” que fue unido con “Moby Dick”, ese genial solo de batería que aparecía en su segunda obra llamada “II” y que se publicó a finales de 1969, quedándose Jose Palomino solo en el escenario, dejándonos una gran interpretación en la que tocó durante un instante con las manos y siendo vitoreado por los asistentes, intensificando el final ya con el resto de los músicos sobre el escenario.

Durante toda la noche solo nos había hablado su cantante y en ingles, pero ahora fue el propio batería el que se puso al frente del micrófono en mitad del escenario, recordando la mala experiencia de su anterior visita, presentando a los integrantes de la banda y agradeciendo la acogida que estaban teniendo, antes de anunciarnos que su velada estaba encarando la recta final, siendo la primera en sonar de la que restaban esa maravilla que es “Stairway to heaven”, de su cuarta obra, comenzando su cantante y su guitarra, éste con la de doble mástil, con Tony sentado al teclado, un tema que emocionó a todos y con la gente dándolo todo, viéndose incluso a algunas parejas bailando agarrados: una maravilla.

Nos preguntaron si estábamos preparados para el rock and roll, y por supuesto que lo estábamos con ese “Heartbreaker”, de su segundo disco y ese sonido tan reconocido y machacón con el que se inicia, el cual dio paso a un gran solo de guitarra en el que Dani bajó a darse un baño de masas entre el público, el cual disfrutó con su ejecución, antes de que el teclado diese paso a “Trampled under foot”,  un corte muy animado y pegadizo que estaba registrado en su obra de 1975, recuperando más adelante Tony el bajo.

Nos volvieron a agradecer que estuviésemos allí, avisándonos que ya estaban acabando, para, tras solventar algunos mínimos problemas, lanzarse a por ese clásico que es “Rock and roll”, de su cuarto disco y que fue muy celebrado por una concurrencia totalmente entregada a la fenomenal actuación de los baleares, tras la que se hicieron una foto final con todo el público de fondo el cual pedía más.

Y sin marcharse del escenario, comenzaron a interpretar ese “Whole lotta love” que aparecía en su segundo trabajo, mientras su guitarra se acercaba a las primeras filas, enlazándole con ese “Nobody' s fault by mine “ de aquel “Presence” de 1976 y que también es una pieza muy conocida, interpretando también un fragmento del “Boogie mama” de B.B. King, antes de recuperar el corte original y poniendo así punto final a su actuación tras dos horas sobre las tablas, entre muchos aplausos de los presentes y saludos desde las tablas.

Lo que nos dieron la gente de Whole Lotta Band esta noche fue una verdadera maravilla de concierto, calcando las canciones de los británicos pero con su propia personalidad y consiguiendo que el público disfrutase a tope con su ejecución, mostrándose en todo momento muy cercanos y logrando que la gente pudiera imaginarse que estaba viendo a la banda original, ya que son unos músicos muy brillantes.

La elección de los cortes fue muy acertada, con una primera parte más centrada en los orígenes del cuarteto, para luego ya pasar a hacer un repaso a algunos de sus canciones  más exitosas, ya que tocar todas sería imposible, pero sin que echásemos en falta a ninguno de los temas imprescindibles de los británicos.

Muchos de los allí presentes volvimos a escuchar temas que quizás hacía tiempo que no oíamos pero que forman parte de nuestros recuerdos de décadas pasadas, así que la ilusión y emoción se dibujaba en nuestros rostros y todo gracias a estos Whole Lotta Love, banda que cualquier seguidor de la música de los londinenses debería ver en directo ya que saldrá maravillado.

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Después de saludar a algunos de los allí presentes y todavía asumiendo la maravilla de lo que acababa de ver esta noche en el Escenario Santander, me fui de dicho recinto muy contento por haber viajado por un par de horas a la década de los 70 con los Whole Lotta Band y convencido de volver a verlos cuando regresen por aquí, algo que seguro harán habida cuenta la gran acogida que esta noche de viernes tuvieron.