Seis meses después de aquel concierto debut en la Sala Rockville; Vandida, la formación compuesta por Dulze (Zinc, Vecchias) Dani (13 Segundos) Poter (AkatuPower. Wild Band) y Litte (Cien de los Grandes, El Duque Andaluz) salía el pasado ocho de junio al escenario de Gruta 77, sala de conciertos ubicada en el barrio madrileño de Carabanchel.

Minutos después de las 21:30, una grabación del eterno Camarón de la Isla anunciaba el principio del concierto mientras las luces se encendían y los músicos tomaban posiciones para presentar su EP grabado semanas antes del confinamiento y que no pudo ser convenientemente girado por razones de sobra conocidas.

Debido a las distintas procedencias de sus componentes, Vandida supone una inusual pero deliciosa combinación del rock clásico, el hardcore y el punk, dando como resultado unas canciones cantadas en lengua inglesa, sostenidas en una sólida y precisa base rítmica obra de un bajista y un baterista con un excepcional nivel de compenetración coronada con una voz y unas guitarras que se complementan a la perfección ofreciendo unas melodías que aceleran el corazón desde el primer acorde, invitando a vivirlas y disfrutarlas intensamente.

Vandida, sonorizada magistralmente por su inseparable Roberto Galán, repasó los temas recogidos en su mencionado EP incluyendo además alguna pieza aún no grabada y, cómo no, la magnífica adaptación al castellano que hicieron recientemente de “Suicide girls” de Cock Sparrer.

Tras unos minutos para el cambio de configuración fueron los alemanes Spermbirds quienes salieron a escena iniciando así una mini gira por España que continuaría en Zaragoza, Barakaldo y Badalona y cuya finalidad es la defensa en directo de su último trabajo de estudio “Go to hell then turn left” publicado por Rookie Records en 2019.

La banda, que se formara en Kaiserslautern en 1982, salió derrochando energía y rabia desde el primer momento, demostrando que los años no pasan por ellos y haciendo gala de un hardcore punk rápido y potente que ha caracterizado sus cuatro décadas de trayectoria; una música salvaje e irreverente que ha sabido mantener su esencia sin quedarse atrás y que recuerda a las noches de rock y desenfreno en los pequeños clubes de las capitales europeas antes de la llegada de otros estilos de dudosa calidad.

“Americans are cool”, del álbum Something to Prove (2006) fue el tema elegido para abrir un show que no daría un solo minuto de descanso a sus asistentes y que recorrería lo más destacado de la discografía de la formación, desde “Common Thread” extraído del álbum homónimo de 1990 hasta “I´m not from here”, perteneciente a su último LP; pasando por piezas convertidas en clásicas del género, como “Knife Thrower” o “You´re not a punk” para terminar con el himno “Try again”.

En definitiva, estos cinco señores ya talluditos que se juntaron cuando quien os escribe aún no había dado sus primeros pasos, obsequiaron a los asistentes con cerca de una hora y media del mejor punk clásico que podamos disfrutar a día de hoy a lo largo de un setlist compuesto por diecisiete temas y les (nos) dejaron con ganas de seguirles allá donde vayan.