Apenas 5 días antes de la gran fecha, los americanos cancelaron, por culpa de un positivo en Covid, su concierto en Suiza creándonos a todos una gran inquietud. Llevábamos mucho tiempo esperando a la cita y no queríamos que el dichoso virus nos la estropease. Además de las cancelaciones en el último momento de grandes grupos, como Korn, en festivales nacionales como es el Resurrection Fest, no hicieron sino aumentar el temor a perdernos el gran evento.
Sin embargo, no fue el cuarteto americano los que fallaron a la cita del domingo, sino que los que se cayeron del cartel fueron 2 de los 4 grupos teloneros que tocaban antes que Metallica. El grupo “The Regretttes” ya habían avisado con antelación y sabíamos que no tocarían, pero la sorpresa nos la llevamos al llegar al estadio del San Mamés y comprobar que “Weezer” tampoco tocaría ya que habían tenido un problema de última hora con el vuelo que tenían que coger para llegar a tiempo a Bilbao.
Así que finalmente la tarde del domingo se quedó con “Nothing but Thieves” abriendo la velada musical, seguidos de los suecos “ The Hellacopters” y como gran colofón final “Metallica
Nña Coyote eta Chico Tornado
Llegamos al recinto tras el concierto de Nothing but Thieves, y pudimos comprobar que la mayor parte de los asistentes estaban fuera del recinto haciendo tiempo para "Metallica".
En mi opinión, poner de teloneros grupos que no tienen nada que ver con el trash metal, ni con el metal (indie rock, garage rock) hizo que no resultase atractivo para la gran mayoría de los asistentes que esperaron hasta pasadas las 8 para acceder dentro del estadio del San Mamés, haciendo tiempo para el concierto que les interesaba.
Nothing but Thieves
Así que el primer concierto que pudimos disfrutar fue el de "The Hellacopters''. Los suecos comenzaron con mucha fuerza, pero el sonido no los acompañó. Todo ello estaba en una gran pelota que impedía distinguir con claridad las diferentes melodías y acompañamiento de las canciones., con un abuso de los graves que enmarañaban todo el sonido, una voz que sonaba dispersa y unos teclados casi inexistentes, que sabíamos que estaba tocando porque veíamos al teclista por las pantallas gigantes. Sólo pudimos apreciar las líneas de teclado en las canciones en las que comenzaba solo, y eso fue pasada una hora de concierto, lo cual es una verdadera pena.
Pese a estos inconvenientes y a que la mayor parte del público se encontraba entrando al estadio, Hellacopters dio su mayor esfuerzo por mostrarnos un buen show consiguiendo que la gente coreaba y estuviese atenta a ellos pese a que no eran la atracción principal del día.
Tras una hora y media de caña y del más clásico garage rock se despiden de los asistentes dando las gracias en euskera y con sonidos de helicópteros.
The Hellacopters
Y así nos encontramos a las 9 de la noche, acabado el concierto de los suecos, dentro del recinto, del cual no podíamos salir, y teniendo que esperar a las 10 de la noche a que los cabezas de cartel empezasen en lo que cambiaban el escenario y lo dejaban preparado.
Llegaron las 22:00 y los americanos se hacían de rogar, el estadio estaba abarrotado de gente, no daba la sensación de que hubiésemos pasado una pandemia por la aglomeración que había. Los minutos pasaban, y los asistentes empezaron a ponerse nerviosos, a silbar y demás ruidos mostrando su impaciencia. 15 minutos más tarde, las luces del escenario se apagaron y comenzó a sonar “It's a long way” the AC DC, como queriendo decirnos que el espectáculo estaba a punto de empezar. Y finalmente, en las pantallas gigantes aparece un video de una película western con Clint Eastwood, con esas intros tan clásicas que hace Metallica con inspiración en el Salvaje Oeste. Tras esta introducción rompen con la atronadora “Whiplash” y todo el estadio vibra con cada acorde de los americanos Ellos se encuentran en un anexo al escenario entre el público lo que nos da una sensación de mayor cercanía con los artistas.
Sin embargo, este inicio arrollador es sólo el principio; ya que el concierto estaba simplemente despegando y rompe con una gran fuerza totalmente con el segundo tema que interpretan; un maravilloso y potente “Creeping death” en el que todo el San Mamés corea y se viene arriba. Metallica no nos deja tregua, no podemos dejar de cantar, saltar porque seguidamente arremeten con “Enter Sandman” con una correcta ejecución de este gran clásico. Dejándonos con ganas de más, el cuarteto cambia de ubicación y se dirige al centro del escenario abandonando el anexo en el que se hallaban, y siguen consiguiendo que el público estuviera totalmente entregado durante el show.
Metallica
Más tarde, los cubos que tienen en el escenario se iluminarán creando un juego de luces y proyectando imágenes de los 4 miembros de la banda mientras ellos nos deleitan con el clásico “Wherever I may Roam”.
Tras este clásico vendría la gran sorpresa por mi parte de la velada: En las pantallas gigantes aparece el logo del S&M, el proyecto sinfónico de Metallica y comienzan a sonar los primeros acordes de una de las dos canciones que sólo se escribieron para este albúm (compuesta para Metallica y orquesta sinfónica), de la maravillosa canción “No leaf clover”, en una versión diferente a la habitual sin esa orquesta sinfónica de San Francisco pero con toda la garra y sentimiento que desprende el tema.
Con el estadio con ganas de más, Hetlfield nos canta a capella el estribillo del siguiente tema y se meten de lleno con el clasicazo “Sad but true”.
Tras esta batería de grandes temas de la banda, dan un giro al concierto y nos sorprenden tocando un tema del polémico álbum “St Anger”. Al finalizar Kirk se queda solo en el escenario para deleitarnos con un breve solo con el que enlazará la clásica balada “Nothing else matters”. Tras este tema más sentimental, un cuervo asoma por los “cubo-pantallas” y comienzan a sonar campanas que nos indican que se avecina “For Whom the bells tolls”. Durante este tema podemos apreciar la gran química como compañeros de grupo entre los cuatro que interactúan entre ellos, se van moviendo por todo el escenario y lo llena pese a ser sólo 4 y un enorme espacio que abarcar.
La decoración del escenario vuelve a cambiar y nos transporta a la ciudad de Las Vegas con luces de neón de carteles de vida nocturna, moteles de mala muerte y casinos dándonos paso al trepidante “Moth into flame” en el que incluyen un gran despliegue de pirotecnia que recorre el escenario de lado a lado y con llamaradas que saltan a tempo con Lars a la batería.
Metallica
Todo este despliegue de neón se convierte rápidamente en espejos de una sola dirección en los que vemos a gente atrapada en estos cubos-pantalla a modo de cámaras de aislamiento de un psiquiátrico, convirtiendo el ambiente del estadio en algo más tétrico, acorde con el siguiente clásico: “Welcome Home (Sanitarium)”.
Tras este siniestro break, las pantallas nos comienzan a mostrar imágenes antiguas de conciertos, carteles, antiguos componentes de la banda mientras nos arrollan con “Seek and destroy” mientras todo el San Mamés vibra con ellos y corea al son de la canción.
El reloj marcaba ya las 23:45 y el grupo hace un ademán de marcharse, pero vuelven al ruedo con la potente “Metal Militia”. tras ella, las pantallas muestran un video en blanco y negro, imágenes de fuego, ruidos de guerra, explosiones…. adelantándonos que “One” es el tema que van a interpretar; y mientras Hetfield toca iluminado en verde, tras de él aparecen imágenes de soldados anónimos a modo de protesta por todos los caídos en conflictos bélicos, fue un momento que nos dejó sin aliento, por la fuerza del tema y todo el sentimiento que transmitían tocándolo.
Y finalmente comienza a sonar las primeras notas del riff más famoso de la banda “Master of puppets”. El estadio no puede estar más entregado coreando el estribillo acompañando al grupo y sintiendo cada acorde y melodía del tema. Pero durante los solos de la segunda mitad de la canción todo San Mamés dejamos de oír a la banda y ellos se quedan tocando sin darse cuenta que por los amplificadores no sale ni un solo sonido y que todo el estadio comienza a silbar y a abuchear intentando avisarles que no oímos nada. Por suerte al poco tiempo se dan cuenta que no están sonando y paran para solucionarlo. En este pequeño lapso podemos ver a Hetfield probando el riff de Master para comprobar que el sonido funciona correctamente y cuando está solucionado todo el tema del sonido, retoman el tema en las partes de los solos acabando el concierto.
Tras este final algo atropellado de Master, nos dan las gracias por asistir y se despiden dándose un baño de masas habiendo realizado exactamente 2 horas de show, ni más ni menos. Aunque alucinante y con un gran directo, el concierto se quedó algo corto para lo que nos esperábamos de estas leyendas, y nos faltaron grandes clásicos de su discografía como son “Fuel” o “The memory remains”. Pero en general fue un gran concierto, ellos derrochan profesionalidad, fuerza y saben transmitirla al público que quedaron atrapados como polillas a una llama al concierto de Metallica.