Tras dos años viviendo el mal sueño de las restricciones, y las noticias de cancelación, el Conexión Valladolid nos devuelve más que nunca las ganas de vivir, de disfrutar y sobre todo de conectar, en dos jornadas que no tuvieron desperdicio y con un cartelón que hizo lo propio.

Si fuiste de los que se portaron bien el viernes y conseguiste madrugar el Sábado, contabas con varios artistas para abrir boca y la jornada, como el vallisoletano Anibal, que se está haciendo hueco en solitario y ayer demostró el gran potencial que tiene para hacerlo.

Le acompañaron en jornada matinal Jimmy Barnatán, Comandante Twin y Augusta Sonora, que contagiaron de un buen rollo increíble todo el recinto, augurando un día de lo más explosivo.

Cuando ya empezaba a apretar el calorcito, y comenzaba a llegar más gente al recinto, la maravillosa Miss Bolivia nos inundó con sus aires latinos para prepararnos para la tarde que nos esperaba. Ya se empezaba a respirar de nuevo la esencia de un buen festival, buen rollo, felicidad, risas, bailes, y sobre todo ganas, que es de lo poco que no se ha perdido estos dos últimos años.

Pero no todo han sido malas noticias en estos últimos tiempos, de hecho, ha dado a luz a artistas de la talla de Arde Bogotá, que aunque surgidos ya en 2017, desde que comenzaron a lanzar sus canciones en 2020, no han dejado indiferente a nadie, y están haciendo “sold out” en todos sus conciertos.

Abrieron el concierto con “Dangerous” y seguidamente “Cariño”, de su último disco “La Noche”, que lo está petando a todos los niveles, y ha tenido una acogida maravillosa entre el público, ya que el concepto del disco como recorrido de una noche desde el ocaso hasta el amanecer, ha empatizado con sus ya cientos de miles de seguidores, y para qué negarlo, con todos nosotros.

Los cartagineses nos hicieron bailar, sudar y elevar nuestra energía a media tarde con esa forma tan suya de conectar con el público, que no todos los artistas tienen y que es innegable.

Tras recorrer con ellos “La noche”, casi en su totalidad, lo cierto es que a la gente le encanta seguir escuchando los clásicos, y esas canciones que en los inicios de cualquier artista nos hacen descubrirlos, amarlos y sobre todo sentir. Dicho esto, sabíamos que era indiscutible el hecho de que tendrían que aparecer entre su repertorio las canciones del EP con el que se dieron a conocer, y así fue, continuaron levantándonos del suelo con “Quiero casarme contigo”, “Big Bang”, “Virtud y castigo”, “Te van a hacer cambiar” y por supuesto el exitazo “Antiaéreo” que cerró la sesión junto a “Abajo”.

En definitiva, no defraudaron y nos hicieron quererlos un poquito más, porque animaron el cotarro que no veas, y nos dejaron un buenísimo sabor de boca para continuar descubriendo su último disco.

De aires gallegos se vestía el escenario de al lado, tras el fuego que nos dejó en el cuerpo Arde Bogotá. Las Tanxugueiras aterrizaban con sus panderetas en el Conexión, para darle un poco de folklore y misticismo al asunto.

Todo el mundo estaba de acuerdo en que estas chicas tienen todo lo necesario para posicionarse en el territorio nacional, con un estilo propio y original muy marcado, presentando al público algo distinto y como bien reivindicaron ellas, en lengua romance, que reconecta con nuestras raíces. Todo esto es una bomba de relojería si lo hubieran rematado con uno de los puntos que para mí y otras muchas personas, les faltó, y que es sumamente importante, y es el estilismo y la puesta en escena.

Según íbamos encaminándonos hacia la noche, el público quería meigas, quería akelarre, quería el viaje místico a golpe de tambor que sabemos que las gallegas nos pueden dar, pero lo cierto es que nos quedamos a medias. El vestuario no fue el mejor, no tenía mucho sentido con lo que ellas proyectan, de hecho, carecía se sentido, al igual que la puesta en escena que sabemos que nos pueden dar, tras haberlas visto en Eurovision.

La gestión del tiempo tampoco fue la mejor, ya que las gallegas se despidieron varías veces en la última media hora, para luego quedarse y seguir dándonos ese toque de raíz que tan poco estamos acostumbrados a escuchar.

Esperamos volverlas a ver con un atuendo más propio de unas meigas y un show un poco más místico que no deje indiferente a nadie.

Cambiando de tercio y de escenario, nos encontramos a una Lola Índigo espectacular bajando por una plataforma directa al escenario. La madrileña aterrizó de forma estelar en el escenario con un elenco de bailarinas que te dejaban con la boca abierta, una coreografía de lo más acertada, y por supuesto, uno de sus exitazos, “Niña de la escuela”, que el público cantó a pleno pulmón junto con la diva.

Lola fue haciendo un recorrido por todos sus éxitos, como “Santería”, “Mujer Bruja”, “Lola Bunny”, “Ya no quiero na”, “Cómo te va?”, y otros tantos, acompañándolos de coreografías impactantes y elementos súper divertidos como pelotas gigantes, minialtavoces y de más recursos de puesta en escena, pero a mí me faltó algo más de canturreo. Es cierto que integraba mucho la participación del público, el show no te dejaba indiferente, pero para una artista de su calibre, eché en falta más pulmón y más voz como protagonistas de la velada.

Esta chica no deja indiferente a nadie, y cierto es, que aunque no te veas muy motivado con el trap, es imposible escuchar algún temazo de Lola Índigo, y que no lo hayas escuchado antes en algún otro sitio, por ello, hasta los más escépticos tarareaban todas las canciones y movían las caderas dejándose llevar por esa sensualidad que solo ella puede desprender, y con ese toque de pecadora con el que ella se autodefine.

Minutos después, en el escenario Four Roses ya se veía colgada la pancarta de “KASEO. JASSMAGNETISM”, que fue nuestra siguiente parada, y lo cierto es, que nadie puede ver este nombre sin que se le remueva algo por dentro, porque la realidad es que Javier Ibarra lleva más de 20 años deleitándonos con esas letras y esa profundidad que pocos artistas son capaces ya de transmitir.

No puedo hablar de Kase O sin emocionarme, y creo que nadie podría. Esa vibra que tiene siempre de buen rollo, de amor a la vida, de amor al ser humano, de conectarnos, de entendernos y de viajar a la esencia, al interior, volvió a dejarnos ayer con los pelos de punta.

Intentar moverse ya era totalmente imposible, y es que en cuestión de minutos todo el perímetro en torno al Four Roses se masificó, y no era para menos, Javier nos estaba invitando a sonreír y a cantar con él, a reivindicar lo correcto, a aprender a decir NO cuando hay que decirlo, a sanar y en definitiva, a sentir que estamos vivos, ¿quién iba a rechazarlo?.

Kase se lo pasó en grande bailando y cantando en el escenario con el acompañamiento de todo el festival, haciendo un breve pero buen resumen de los éxitos más conocidos de su trayectoria, “Yemen”, “Mazas y catapultas” y “Mitad y mitad” entre otros. El público enloqueció cuando nos trasladó en el tiempo a 1998, cuando Violadores del Verso estaba pegando fuerte en el territorio nacional, y pudimos revivir aquella mítica canción “Ballantines” que formó parte de la adolescencia de muchos de los que estábamos allí, empezando por mí. De 1998 volvimos al presente actual para ir cerrando con “Ringui Dingui” uno de sus últimos éxitos, que todos bailamos como locos.

La velada con nuestro querido Javi terminó a grito unísono de “KASE, KASE, KASE” por parte de un público que una vez más demostró el cariño que le tiene a este artista, y que después de tan larga trayectoria sigue conectando con cualquier generación, los que ya estuvieron y estuvimos y los que están llegando al mundo del rap.

En los últimos años Castilla y León está dando a luz a numerosos artistas, algo de lo que para los que somos castellano-leones nos sentimos tremendamente orgullosos. Es el caso del siguiente grupo del que quiero hablar y que estoy convencida que todo el mundo conoce.

Vestidos con camiseta blanca y pantalón negro a conjunto entraban la M.O.D.A al escenario entre gritos y aplausos de un público enloquecido, y es que estos burgaleses han sabido hacerse un sitio y fuerte, en el panorama musical actual.

Comenzaron con uno de sus últimos éxitos, nuestra querida “La molinera”, que retumbó en el pinar con las voces de todos nosotros, y no defraudaron en cuanto a repertorio, ya que tocaron todos los palos que hay que tocar, como se suele decir.

Muy animados y cariñosos con el público, hicieron pequeños guiños y lanzaron varios besos al aire, mientras pasaban por muchos de sus éxitos como “Nómadas”, “Gasoline” con la que la gene enloqueció y no es para menos, “PRMVR” o “Héroes del Sábado” fueron las canciones protagonistas de la noche con la MODA, que se despidieron con “Mañana voy a Burgos”, algo que nos dio mucha pena, porque no queremos que estos chicos se vayan a ningún lado, esperamos que estén con nosotros muchos años más, aportando ese toque Folk tan característico que se gastan.

En plena noche, y habiendo bajado la temperatura diez grados, como si de una paradoja se tratase, Viva Suecia apareció para hacernos bailar, y esperábamos que nos hiciesen entrar en calor.

Si eres amante del Indie, Viva Suecia es parada obligatoria, y todos lo sabemos, y si no lo eres, deberías darle un `chance´, ya que la banda murciana ha revolucionado el panorama alternativo nacional, colocándose entre los grandes en tan solo cuatro años de trayectoria, y sus letras no dejan indiferente a nadie.

Nos hicieron subir un poquito la temperatura con “A dónde ir”, “Algunos tenemos fe” o “Hemos ganado tiempo”, y cuando ya estábamos en pleno calorcito sueco nos deleitaron con su famosa “Bien por ti”, que todos conocemos seas fan o no.

Los murcianos no defraudaron y eran cita ineludible del Conexión, uno de esos grupos que no te puedes perder, y en su línea de darnos lo que esperamos, nos íbamos acercando al final y desde luego pusieron broche de oro con el exitazo “Todo lo que importa” que cerró un concierto para mi gusto muy bueno en cuanto elección de canciones y gestión del tiempo.

Suecia no nos dejó nada fríos, pero lo que nos dejó perplejos fue lo que vino después. La afamada sorpresa de la noche había llegado, y te gustase más o menos, indiferente no te iba a dejar.

Entre luces rojas y bombeo de corazón se sube al escenario Kitai, con antorcha en mano, y a grito de “No somos tu puto grupo de pop”, título de su último éxito.  Si no has oído hablar de ellos, cabe decir que son un conocido grupo de rock-indie, y en 2018 se convirtieron en la primera banda en ser capaz de tocar 24 horas seguidas, entrando así en el Guinness World Records, es decir, unos buenos personajes.

En un primer impacto, el público estaba un poco expectante, sin saber muy bien por dónde iban a salir estos chicos, pero poco a poco consiguieron ir metiéndose a la gente en el bolsillo con sus locuras y su energía. Fomentaron varios pogos en pista con el tema “Quierote”, apareció un pollo amarillo gigante bailando al ritmo de rock y de las canciones de su disco “Pirómanos”, y finalizaron la velada con lo que al parecer es uno de los rituales del grupo:

El público se amotinó para sujetar una plataforma gigante donde había una batería, no podía ser posible, pero lo fue, el batería, David "Deivhook", se subió a la plataforma y nos impactó a todos con una demostración de equilibrio y redobles.

No es un grupo para todos los gustos, tienen un punto bastante peculiar, pero merece la pena verlos para entender que rompen con lo habitual.

Llegamos al final después de un día muy completo, muy intenso y de no mucho calor, pero tengo que decir, que ningún artista nos dejó fríos, y ese fue también el objetivo de “Los del lío”, a los platos, cerrando la noche en el escenario Four Roses, con temazos de toda la vida que todos queremos escuchar en cualquier festival, verbena, fiesta o jarana que se precie, antes de irnos casa.

Aunque durante toda la tarde hubo Djs en el escenario pequeño, cerrando el ciclo con Diego Duende a la 01.30h, quisimos centrarnos en los artistas de los escenarios Pasión y Four Roses, que eran los pesos pesados del día. Dicho esto, no podía faltar una buena sesión Dj en uno de estos dos escenarios, para hacer un buen `remember´ antes de irnos a casa, y por qué no, para entrar en calor, ya que pese al frío que había ya en el pinar a esas horas, los chicos de “los del lío” nos liaron pero bien, porque nadie se quería ir sin escuchar la siguiente, y por unas o por otras, la gente aguantó hasta el final.

Solo puedo decir que estoy deseando volver el año que viene, y que para que no se nos olvide la cita, en las pantallas del Four Roses ya estaban publicando la fecha estimada que podría tener el Conexión Valladolid 2023, que estoy segura de que no defraudará y tendrá un cartelón igual de bueno que el de este año y con la misma variedad de artistas y estilos.