Con los calores matinales del último día de junio, mi compañero de fatigas metaleras David, y yo, nos pusimos en camino al puerto de Viveiro, que es donde está emplazado el recinto del Resu, más concretamente, en los campos de hierba aledaños. Habiendo descansado lo mejor que pudimos, nos disponíamos a cubrir el día al completo, comenzando por nuestros paisanos, vecinos y amigos de los Blaze The Trail, que daban el pistoletazo de salida a la parrilla del jueves con el reloj a las 14:00.
La organización les había concedido media hora para transmitir toda su energía, y con un único trabajo largo hasta el momento en sus manos, nos mostraron ante todo la fuerza de su sencillo “Kill the system”, cuyo videoclip se ha estrenado muy recientemente. El espectáculo no se hizo esperar, con Diego, su frontman, encaramado a la valla y compartiendo cuerdas vocales con el público durante casi un tema entero, y con otro momentazo cuando su nuevo bajista y motivo de paso de cuarteto a quinteto, Javi Paté, se bajó al público y se montó un buen circle pit a su alrededor, mientras en ningún momento dejaba de rasgar sus cuerdas. Fue un concierto tan redondo, que hasta recibimos la visita del mismísimo Yisus, para santificar a los presentes y dejar un poco de religión metalera en nuestras almas. Alabado sea el hardcore.
Blaze The Trail
Tras un descanso en el que fuimos a refrescarnos, volvimos al escenario Chaos, puesto que a la sombra se estaba muy bien cuando hablamos de las tres y media de la tarde en verano. Allí daban comienzo los madrileños de Bonecarver, que con su retorcida tipografía, ya daban cuenta de que nos iban a atronar con una buena sesión de brutal death metal. Lo primero en lo que se fija uno es en la importancia que le dan al espectáculo y a su puesta en escena, con un carnicero con máscara de cerdo y mandil ensangrentado que se paseó por el escenario, con una pierna cercenada en mano (esperamos que de goma), mientras lanzaba amenazas y camisetas al público, en ese orden.
Para los más enterados, este grupo anteriormente estaba formado como Cannibal Grandpa, de los cuales también tocaron algunos temas, caracterizados también por unas guitarras ultrarrápidas, unos bajos simulados con arreglos y una batería con doble bombo de la que salía todavía más humo que de los cañones. Fue un buen espectáculo cerrado cuando el reloj les marcó los 40 minutos de actuación.
Bonecarver
Desgraciadamente a Vita Imana no les pudimos cubrir, dado que en algún momento teníamos que alimentarnos, así que tuvimos que escuchar su trash metal de fondo, mientras comíamos lo primero que pudimos. Desde ahí, nos dirigimos al Ritual Stage para presenciar a una banda que daba por comenzada la mitad de la tarde. Blaze Out, otra de las bandas nacionales con un espacio reservado para hoy, se encargaron de añadir la nota más heavy a esta tarde galega, con una batería muy potente, unas guitarras afinadísimas y muy bien ejecutadas, y una acústica precisa que nos acarició los oídos como si fueran finas pieles. “Shining blood” fue la elegida para arrancar los motores del público, para que se fueran percatando de la potencia que iba a acelerar cada vez más, con “Savage blue” y “Sins” como combustible de un fuego que no se iba a apagar en un buen rato.
Tres cuartos de hora que se nos hicieron cortos fue todo cuanto les dejaron a estos muchachos para mostrar su set list, y es que con tres elepés a sus hombros, tienen mucho por lanzarnos.
Ambiente
Desde aquí, dimos nuestro primer salto del día al Main Stage, y es que como para no, a ver quién es el valiente que se pierde a Sepultura. Para ir despertando nuestros tímpanos, nada mejor que un solo de guitarra de dos minutos nada más comenzar, en lo que calentaba sus cuerdas vocales Derrick, para que el trash metal que nos traen desde Brasil se hiciera notar en todo el recinto.
Como datos curiosos, parecía que no estaba muy familiarizado con el idioma de la zona, pues entonó un “eskerrik asko” que nos hizo reír a unos cuantos del público, pero bueno, detalles que se perdonan con simpatía y gracia. Jean Patton, en sustitución de Andreas Kisser (por motivos familiares), se marcó unas demostraciones brutales de su dominio con la guitarra, sus manos parecían comprender perfectamente el idioma de las cuerdas, y eso, unido con una acústica muy buena, nos dejó vibrando con temazos como “Arise”, “Territory”, “Ratamahatta” y ·Resufe / Resist”, todos ellos de su época como consolidación del trash metal, hace ya treinta años. Para cerrar su protagonismo en esta franja horaria, despidieron al público con “Roots Bloody Roots”, también con 25 años a sus espaldas como tema del disco Roots.
Sepultura
Ya con el sol cayendo de tal manera que era eclipsado por el Main Stage, nos quedamos por allí un buen rato más, para poder cubrir a los dos grupos principales que iban a ocuparlo en las dos franjas reservadas a continuación. Puntuales, comenzaron Opeth a las 20:15, con su estilo de metal progresivo y su configuración sobria, sin demasiados artificios ni apenas coreografías, en las que impera la parte técnica sobre el espectáculo.
Una pantalla con imágenes era suficiente para acompañar sus temas, en esa configuración que los suecos suelen llevar por bandera en sus directos, con dos guitarras, una de ellas empuñada por su vocal, para llegar a conformar un quinteto con doble bombo a la batería. Dieron buena cuenta de su amplísimo registro, pasando de los guturales a las armonías, con melodías tranquilas acompasando ritmos más rápidos y acelerados hacia el death metal. “Deliverance” sirvió para cerrar el telón a su actuación, no sin antes haber pasado por “The Devil’s Orchard” y “Ghost Of Perdition”, para dejarnos un set list de más de una hora de duración.
Opeth
Nuestro corazón se iba a enfrentar a una importante encrucijada, que quizás muchos lectores de este medio y público asistente al festival no comprenderán, pero que nosotros, por motivos personales, llevábamos encima. Iban a solaparse en la misma franja Judas Priest (sí, por increíble que parezca, no es una elección fulminantemente clara) con los catalanes de Crim, a quienes ya pudimos ver unos pocos meses atrás en una actuación en La Cueva de Palencia, y que no nos pudo dejar mejor impresión. Por tanto, cuando no puedes elegir, ¿qué es lo que haces? Efectivamente, no elegir. Así que fuimos a verles a ambos.
Dado que mi compañero David Izquierdo sólo gozaba de photopass durante los tres primeros temas de cada banda (exceptuando Deftones, que el día anterior, por decisión de su mánager, nos privó de toda oportunidad para fotografiarles, tanto desde el foso como desde el público), decidimos que lo mejor era acudir al inicio de los Judas, sacarles todo el partido, ir corriendo a los Crim, y luego volver a los Judas. Y la verdad es que la estrategia no nos pudo salir mejor, porque pudimos presenciar el grandioso espectáculo de estos británicos, que con motivo de su cincuenta aniversario como banda, nos ofrecieron un directo impecable.
Abrieron con el izamiento de su icónico emblema, la doble cruz, que servía a su vez como centro de iluminación y dejaba libre el escenario para poder disfrutar de las pantallas al fondo, mostrando todo tipo de imágenes al compás. “One Shot Of Glory” fue la matrona que hizo surgir el bolo que estaba naciendo en ese momento, dando cuenta de que el heavy metal más longevo estaba creciendo sobre el escenario a pasos agigantados. Pudimos ver a su vocal mucho más recuperado y con una forma envidiable, como si salud apenas se hubiese resentido desde el episodio cardiaco que protagonizó el año pasado.
Judas Priest
Llegados a este punto, fue cuando llegamos a tiempo al escenario Caos, pues sólo disponíamos de una hora para reencontrarnos con los majísimos Crim. Nos sorprendió lo lleno que estaba el escenario, pues coincidiendo con un tótem como los Judas, quedaba claro que muchos de los asistentes a este jueves también querían embadurnarse de una buena loción de punk rock catalán. Y precisamente, otro detalle que nos gustó fue que muchos de los presentes conocían perfectamente las letras, por lo que era como tocar en casa para este cuarteto tarraconense, más aún teniendo en cuenta que se unieron al cartel del Resu pocos días antes de su comienzo.
Aún con un lenguaje que no acabamos de dominar, pudimos disfrutar muchísimo con “Verí Caducat”, “Benvingut Enemic”, y sobre todo, con una de sus mayores señas de identidad, “Hivern etern”, temazo donde los haya. Y para nuestro regocijo, se despidieron yéndose con un audible “Nos vamos cagándonos en dios” que atronó entre nuestros aplausos.
Crim
Otra carrera más, no para hacer ejercicio, sino para volver raudos a lo que quedaba del bolo de Judas Priest, con tan buena suerte que pudimos ser testigos de más de media hora de lo que aún quedaba por ser interpretado. “Painkiller” nos acarició como una ráfaga de aire caliente y nos hizo sumergirnos de nuevo en el ambiente heavy de los 90, y con “Breaking the law” y “Living atfer midnight” caímos de lleno en un Delorean a 140km por hora para ser transportados hasta los principios de los 80, cuando el cuero, las cadenas y las melenas se convirtieron en el estandarte de toda una generación. Vaya bolazo que dieron, coronado como colofón con un enorme toro custodiando ese escenario que tan bien habían tratado durante más de una hora y media.
El cansancio de una jornada tan larga ya nos hacía mella en las energías, y pese a nuestro enorme gusto hacia Hamlet, no fuimos capaces de darles cobertura, ya que no veíamos la forma de aguantar el tirón hasta las 3 menos cuarto de la madrugada. Una lástima… porque es bien sabido por nosotros que tienen un pedazo de directo. Por ello, dimos por concluido este día y recogimos todas nuestras historias, para compactarlas entre las sábanas y dar cabida a lo que sería el día próximo. Nos vemos en un rato con las vivencias del viernes en Viveiro.