COLABORACIONES
 Crónica
 
Resurrection Fest 2022: Mastodon + Gojira + Blowfuse + Beyond The Black + Skunk DF...
  02/07/2022     
  Diego Desegé     
  David Izquierdo
  Recinto, Viveiro, Lugo
  
www.insonoro.com

Sábado, el que estaba llamado a ser uno de los días más grandes del cartel completo, ya que, dos años atrás, se trató de que Avenged Sevenfold, una de las bandas más pedidas a nivel de metal, fuera cabeza de cartel, y pandemia por medio, provocó que los bailes de carteles echaran abajo su agenda. Hubiera sido una de las pocas fechas a nivel europeo que la banda californiana concediese, pero vayamos por partes, que quizás, Viveiro salió ganando en cierta medida.

Con el mismo calor que las jornadas anteriores, a las 3 en punto habíamos atravesado ya los controles de acceso al recinto para ir a reencontrarme con los barcelonenses de We Exist Even Dead, unos habituales del circuito de festivales hardcore y extremos, que también he podido ver en salas. Con su metalcore por bandera, nos lanzaron unos cuantos guturales mezclados con guitarras progresivas, para presentarnos también el tema nuevo de su último videoclip.

Hasta contaron con Eva, su tata del metal, que se subió corriendo a las tarimas para hacer una colabo del tema “Shots of misery”, y se despidieron con “One last hope”, para dejarnos una actuación de 40 minutos que disfrutamos, y mucho, los que llevamos tiempo siguiendo a esta banda. Como dato gracioso, fue la primera vez que vi un wall of death salpicado de pompas de jabón, es de esos hechos que no se olvidan nunca: la dureza de los punkys contrastada con la fragilidad de las burbujas. Poesía escénica.

  
We Exist Even Dead
 

Poco después, estábamos puntuales en el Main Stage para ver, venidos desde Madrid, a Skunk DF, unos grandes representantes del metal nacional, con casi 30 años de carrera. Son un grupo con una gran legión de seguidores, sobre todo de su primera etapa, más centrada en el nu metal, y que muchos asistentes querían comprobar si el quinteto seguía recordando.

Comenzando por un genial “Lucha interior”, hicieron memorando para señalar que era la primera vez en más de 20 años que pueden estar en el escenario principal del Resu, lo que para ellos era un gran honor. Dando un repaso a “En cinco minutos”, “Este dolor”, también hubo espacio para su último disco, representado con “Arde” y lanzado en el 2016 bajo el nombre de Pigmalión, cuya carátula también adornaba la bandera que el grupo colgó sobre el escenario. Con una acústica que rozaba la perfección y que nos dejaba una voz cristalina y clara de Germán, se despidieron con unos temas clásicos y muy queridos, que no podían ser otros que “Carpe diem”, “Anestesia” y sobre todo, “Cuarto oscuro”.

  
Skunk DF
 

Tras una necesaria pausa para comer, lamentamos habernos perdido a Dagoba, Sound of Silence y The Broken Horizon, los cuales coincidían en varios momentos, repartidos entre los tres escenarios, para reincorporarnos a la parrilla poco antes de que los relojes alcanzasen las 7 de la tarde.

Y es que se solapaban totalmente dos conciertos que contaban con cuerdas vocales femeninas, que nos supusieron un grato descubrimiento, sobre todo por parte de Svalbard, con Serena ejerciendo de líder, llevando por sí misma la carga vocal e instrumental, pues portaba una de las guitarras que alimentan al grupo. Los 50 minutos que les cedieron al cargo de los altavoces se nos hicieron cortos, a nosotros y a todo el lleno que ocupó la cubierta del Chaos Stage, porque vaya forma de llevar su registro al límite, entre guturales y melódicos que nos dejaron boquiabiertos. Lástima que la parte melódica sobresaliese por encima de la parte vocal, nos hubiera gustado más aún si hubiéramos captado todas las letras. Al menos, no se nos escaparon sus temas del último disco, de los tres que ya tienen, y entre las que se cuentan “The currency of beauty” y “Silent restraint”.

Para ser la primera vez que nos visitaban en tanto tiempo, queremos que nos incluyan más veces en su agenda, iremos de cabeza a reencontrarnos con estos ingleses.

  
Svalbard
 

De Beyond The Black, decir lo mucho que sobresalía su escenografía gótica, con múltiples alusiones a los cuervos, a la oscuridad y a la muerte, y con el power metal como estandarte, bien llevado por su vocal femenina Jennifer y dejando a su público más heavy satisfecho a estas horas del sábado. Estuvimos un rato en su actuación en el Main Stage, pero es cierto mencionar que fue Svalbard quien se ganaron nuestros corazones endurecidos.

  
Beyond The Black
 

Por mi parte, volví a verme con una decisión que tenía clara, pero no sin antes haberla meditado mucho. Apoyando de nuevo a las bandas nacionales, me quedé por el escenario Negrita para volver a reencontrarme con mis queridos Blowfuse, sabedor del fiestón que son capaces de montar con su punk rock, y aunque ya les había visto no hacía ni dos meses, abriendo el bolazo de los Bad Religion en el Wizink, cualquier ocasión es buena.

Había oído hablar muy bien de los japoneses Crossfaith, y poco después, por fotos y vídeos, también me di cuenta del jolgorio que habían sabido montar en el Main Stage, con su estilo electrónico mezclado con hardcore y metal, pero imposible verles, teniendo también la misma hora exacta reservada que estos catalanes que ahora me ocupan.

  
Blowfuse
 

Volviendo a Blowfuse, tenía claro desde el minuto uno que las iba a gozar como un enano, y así fue, no tengo duda de que se trató de uno de los concis más divertidos de todo el festival, con un pogo tras otro, derrochando energía como si todos fuéramos adolescentes al ritmo del skate punk.

Con “Behind the wall”, “Radioland” y “Ripping out” dieron un gran tutorial de sus temas más conocidos, y para los fans más acérrimos, dedicaron un tema de cuando eran Godfarts. La sensación que me quedó después de un bolo tan entretenido, fue que me hubiera encantado que les dieran diez minutos más para que alargasen su ceremonia, que me dejó con una enorme sonrisa en la cara.

  
Blowfuse
 

Ya con la noche caída tras el atardecer, nos dispusimos a volver al Main Stage, porque Mastodon son mucho Mastodon, y lo que quedaba por venir, nos iba a dejar bien clavados en el entorno principal del Resu-recinto.

De lejos, pude vibrar, saltar y hasta bailar (a mi manera) con el pedazo de guateque que tenían montado los rusos de Moscow Death Brigade, y ese iba a ser el segundo concierto con matices electrónicos que me perdiese el sábado. Al menos, según entrábamos, pude dejarme llevar por “Never walk alone” y “Sound of sirens”, que con su hip hop combativo salpicado de hardcore, bien me metieron las ganas en el cuerpo de unirme a esa rave rapera.

  
Mastodon
 

Dando cuenta de las legiones que arrastran los cuatro americanos que empezaban antes de las 11 de la noche, supe que el bolo de Mastodon iba a estar lleno, y no me equivocaba, puesto que hasta más allá de las carpas de Red Bull, por detrás de la torre de sonido, se divisaban las masas reunidas. Lo primero que resaltaba era la psicodelia de la puesta en escena, recargadas de imágenes saturadas y salpicadas de colores vivos a través de las pantallas del escenario, y de la parcela sonora, mencionar su absoluta precisión acústica, daba la sensación de que las guitarras estaban poseídas por un espíritu perfecto.

Sus más de veinte años de trayectoria en el stoner y en el metal progresivo fueron demostrados con creces, con temas extraídos de sus grandes elepés, abriendo el repaso con “Pain With An Anchor” y dando saltos adelante y atrás en el tiempo, como con “Mother Puncher” y “The Czar”, sin olvidar, por supuesto, “Blood and Thunder”. Con esas imágenes de demonios hiperrecargados extraídos de Lovecraft, y los tímpanos motivados por el alto manejo sonoro, nos fuimos a las doce en punto de la noche.

  
Mastodon
 

Tuve un rato para relajarme, cerveza en mano y cuerpo tumbado en el césped, mientras de fondo sonaban los chicos de Toundra, que con su rock y metal instrumental y progresivo me dejaron llevado y sumido en un trance sonoro, limpiando mi cansancio y aliviando mis sentidos, a modo de terapia para poder paladear uno de los grupos que más ganas tenía de ver desde que fueron anunciados, los franceses y casi vecinos Gojira.

Y digo vecinos porque proceden de Bayona, que casi les podemos saludar cada vez que pasamos por Euskadi. Tras una hora que me tomé de descanso, me planté clavado en el escenario principal para no perderme ni un minuto de su actuación, y la expectación fue in crescendo cuando hizo aparición en una de las pantallas del escenario una cuenta atrás de 180 segundos. En cuanto esos tres minutos llegaron a cero, fueron apareciendo los hermanos Duplantier, acompañados por los otros dos miembros de la banda, y guitarra en mano y micrófono en boca, Joe comenzó con su hora y media de presencia escénica. No faltó mención a uno de los sucesos más sonados del festival, del que hablaba en la introducción de esta crónica, y fue la caída de una cabeza como Avenged Sevenfold, que por otra parte, fue la puerta de entrada a Gojira en el cartel de esta edición, por la cual, con cierta ironía, les agradecían enormemente el no haber podido acudir, cediéndoles el testigo de presidir el día.

  
Gojira
 

De la parte técnica, decir que para mí fueron uno de los mejores conciertos del festival, y lo afirmo de forma que no afecte el gran gusto previo que personalmente arrastro desde hace años por esta formación. La puesta en escena, con los habituales cañones de humo y de fuego que suelen configurar; las pantallas, que tan pronto mostraban imágenes estáticas como videoclips en vivo (como el de su último sencillo, “Another world”, con estética que me recordó a los primeros trabajos de Daft Punk); y sobre todo, el gran dominio instrumental y vocal del que suelen hacer gala, con voces melódicas y guturales muy bien sostenidos, guitarras que por momentos parecen desafinadas con esas roturas del ritmo y riffs de cirujano.

De la selección musical, hicieron un correcto repaso a sus grandes trabajos, con L’enfant sauvage, From Mars to Sirius y Magma como representantes. De ellos, extrajeron “Stranded” con explosión de serpentinas incluida para rematarlo, “Flying whales” con cañones de humo enormes que lanzaban nubes sobre todos nosotros, acompañado por proyecciones de imágenes y de luz por encima de nuestras cabezas. Dejando para el final una de las favoritas de su público más fiel, “The gift of guilt”, perfectamente interpretada, junto con otras más recientes en su línea temporal, como “Amazonia”. Y no faltó una interrupción del set list con un solo de batería de Mario, acompañado de cartelones escritos en inglés que iba mostrando al público, y dando cuenta que, de los dos hermanos, él es el presto a la parte comunicativa con el público, interactuando mucho más con nosotros que su contraparte Joe. Precisamente, fue Mario quien protagonizó el cierre del concierto, saliendo a despedirse del público enarbolando y agitando una bandera de Galicia que, poco después, levantó polvaredas de polémica en las redes sociales, pero que personalmente, considero un tema tan innecesario y burdo, que no pienso tocar.

Siendo las 2 y media de la madrugada, David y servidor dieron por concluida la penúltima jornada del festival, sin saber lo que estaba por venir al día siguiente. Pero de eso, como con todo, vamos por orden y os hablaré en mis próximas páginas. Nos vemos dentro de unos párrafos.

  
Gojira
  
 
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