Y llegamos al cierre del festival, el que será posiblemente el más difícil de comentar de los cinco que han conformado esta edición. No va a ser sencillo por todas las circunstancias y hechos que han ocurrido y que nos han traído hasta aquí, pero partamos por el principio.
El domingo amaneció nublado, como presagiando algo oscuro y dramático que iba a ocurrir, y en cuanto abrimos las redes sociales, lo supimos. Korn había cancelado su concierto de esa misma tarde en Viveiro, que después de toda la tragicomedia que acarrearon los vuelos y los aeropuertos, y con el consiguiente movimiento de la noche a la tarde que tuvo que hacer la organización con su programación, acabaron de la peor manera posible. Tampoco entraré al debate acerca de los comentarios que hizo su mánager el día anterior sobre la despedida de la gira europea. Pero lo que sí quedó patente, fue el bajón de ánimos y de ganas que supuso para muchos de nosotros, y que se dejaron notar desde el comienzo de la jornada.
Al menos, si algo sabemos hacer en este país, es tomárnoslo todo con coña, con sarcasmo y con ironía, así que durante todo el día pudimos ver y oír bromas y pullas hacia los cinco californianos, como “es que siempre es la misma canción”, “se nos jodió el korncierto”, o “por favor, ¿me pones un Korneto?”, además de gente con carteles, a cada cual más ingenioso. Es por ello que, mi compañero David y yo, decidimos tomarnos esta jornada de una forma más relajada, puesto que ya los cuatro días anteriores nos pesaban sobre los hombros, y la lluvia que iba tomando protagonismo tampoco nos alegraba mucho el día.
Ambiente
Después de haber estado pasando la hora de la comida por el casco antiguo de Viveiro, así como en la plaza del ayuntamiento, fuimos cuando ya era más de la mitad de la tarde hacia el recinto, para ver a Bloodhunter en los 45 minutos que tenían su reserva hecha en las tablas del Ritual Stage. Con su último y más reciente elepé “Knowledge was the Price” nacido en este mismo año, tenían mucho que demostrarnos de su trabajo, y Diva Satánica, su vocal enfundada en cuero negro, hizo gala de su registro vocal, muy bien representado entre el gutural y el melódico. Lástima que el bolo terminase con lluvia, algo que se convirtió en lo predominante desde este momento y hasta el cierre del cartel.
Bloodhunter
El siguiente directo al que íbamos a acudir era uno que representaba bien el hardcore punk en su casi hora completa que tenían para sí el escenario principal. Los californianos de Stick To Your Guns estaban muy agradecidos de haber podido asistir al festival, y es que con todo el baile de horarios, de confirmaciones y de cancelaciones que sacudieron esta jornada, no era de extrañar que los grupos vieran cumplida su actuación como si fuera una de las mayores casualidades. Y hablando de coincidencias, fue ligeramente criticada la decisión del festival de solapar dos grupos de estilos similares, con Belvedere dando su directo en el escenario Negrita al mismo tiempo.
Volviendo a los Stick, estos cinco americanos saltaron al escenario con esa energía vital que se les presupone a muchos grupos de su hornada, y no defraudaron en absoluto. Los asistentes no pudieron estar más entregados, pese a la lluvia, y se formaron caudales de personas que navegaban sobre la masa del público para acabar subiendo por encima de la valla del foso, que volvían como un río otra vez al frente del escenario, para a su vez, entrar a los múltiples pogos que se formaban constantemente. La lluvia no hizo mella, y eso que el grupo no parecía haber tenido su mejor actuación, con una voz de Jesse algo mejorable, sobre todo en la parcela melódica, y uno de sus guitarristas, Josh, con un collarín. Durante todo su directo, nos trajeron temas como su último sencillo, “Weapon”, aderezados con otros títulos de su trayectoria como “Nobody”, “Married to the noise” y “Amber”.
Stick To Your Guns
Ya con el cielo totalmente encapotado, vimos desde la protección del Pandemonium a Infected Rain, que no podían tocar en un momento más idóneo para su nombre como banda. Con una vocalista que destaca tanto en el ámbito sonoro como en el visual (sus rastas anaranjadas no se le escapaban a ninguno de los presentes), dieron un buen uso del escenario Ritual en la hora que lo tuvieron a su disposición, con Lena dándolo todo a sus cuerdas vocales, destacando los guturales de su metalcore, que se escucharon limpios y nítidos para poder demostrarnos la potencia de su último trabajo de estudio, procedente del presente de este mismo año y llamado Ecdysis.
Nos dejaron bastante satisfechos tanto en puesta en escena como en técnica, y habiendo sido confirmados como uno de los grupos que tendremos este año en las fiestas de Valladolid, no podemos alegrarnos más por esta decisión.
Infected Rain
Con cada vez más chubasqueros y capuchas multicolor, nos trasladamos al Main Stage para ver comenzar otra hora completa de death metal melódico y extremo. Los alemanes de Heaven Shall Burn estaban dispuestos a hacer tambalear tanto los cuellos de los presentes como los cimientos del escenario, y con la contundencia habitual en sus representaciones, nos lanzaron unas buenas bombas de decibelios.
La acústica fue ligeramente mejorable, pero eso no empañó la actitud del público, que seguía formando olas de personas transportadas por las manos en alto de sus compañeros de abajo, yendo en dirección hacia el foso, así como uno de los circle pit más espectaculares de este año, que en cuanto dio comienzo, atrajo a una verdadera masa de gente llegada desde todos los puntos del recinto para unirse. Era hipnótico, como un torbellino al que cada vez se le sumaban más integrantes. Y entre medias de todo ello, era fácil ver paraguas y balones mezclándose, a modo de atrezzo que no paraba de pasar de mano en mano. Todo ello animado y avivado por temazos de la talla de “Black Tears”, “Voice Of The Voiceless” y “Protector”.
Heaven Shall Burn
Sin haberse terminado las polémicas del día, llegamos a otra de las que nos dolieron, y que tuvo lugar en el turno de Ángelus Apátrida en el escenario Ritual. Era otra hora cerrada y exacta en la que íbamos a poder ser testigos de una masterclass del trash metal patrio, y que ni siquiera ni la lluvia ni algún problema de sonido que demoró el comienzo echó abajo.
Prueba de ello es el apoyo unánime que recibieron de todo el público, que no dudaron ni milisegundos en formar un circle pit enorme que rodeó la mesa de sonido, todo ello entre lluvia y barro que en ningún momento les frenó. Sin embargo, cuando estaban a punto de culminar su directo, la organización decidió cortar el sonido de repente, para dar paso al escenario principal, algo que no impidió que fueran las propias gargantas del público quienes les sirvieran de altavoces a los albaceteños.
No entraré en polémicas, puesto que horas después se hicieron públicas las declaraciones tanto de la banda como de la organización, y es justo decir que la culpa no fue absoluta en ninguno de los dos casos. Por problemas de sonido, Ángelus Apátrida tuvo que comenzar su actuación minutos más tarde, lo que les llevó a compactar más todavía su set list, y viendo que no iban a terminar a la hora convenida, las cabezas del Resu decidieron bajar los interruptores de su energía. Una lástima que no culminaran su directo de la mejor forma posible, pero esperamos que esto no dé por terminada su relación con Viveiro.
Ángelus Apátrida
Con la noche bien caída, y la luna que no podíamos ni ver por la incesante lluvia, iba a dar comienzo uno de los conciertos que quizás más se disociaban del resto de cabezas de cartel, Bring Me the Horizon. Sustituyendo a Korn como el epicentro del domingo, dieron cuenta de una configuración mucho más electrónica que otros grupos, contando incluso con una escenografía más propia quizás de festivales más orientados al pop, puesto que casi todos los temas del set list fueron acompañados por coreografías a cargo de bailarinas, que iban cambiando su vestuario en cada ocasión que saltaban a las tablas.
Oliver Sykes y los suyos dieron un buen repaso a su discografía, evolucionada y modificada con cada trabajo que lanzaron; y lo digo así porque los focos del escenario dieron un protagonismo mucho mayor a su cantante, dejando a los otros miembros ensombrecidos por el contraste de las pantallas y de la iluminación, de modo que sólo se distinguían sus siluetas y poco más. Al menos, puedo afirmar que se les dio un uso muy bueno a las pantallas, con imágenes diferentes según el tema interpretado, cargadas de colores y formas saturadas.
Bring Me the Horizon
Su estilo ha ido pasando por múltiples puntos de contacto desde que comenzaron hace 15 años con Count your blessings, partiendo del metal y el hardcore, para haberse establecido actualmente como una banda que puede rozar el pop-rock y mezclarlo hasta con punk, dependiendo de lo que les plazcan a las cuerdas vocales de Oli.
Y en esta ocasión, en la casi hora y media que tuvieron de protagonismo, hicieron un buen repaso a todo ello. “Happy Song” abrió de par en par las gargantas del público para que coreasen el inicio de ese icónico tema de la banda, y le siguieron también “Teardrops”, “Dear diary” y “Parasite eve”, que daban cuenta de que sus letras eran de sobra conocidas por los asistentes. Con “Don´t look down” siguieron su repaso, y sin duda, uno de los discos que quedaron mejor representados fue Sempiternal, del 2013.
Bring Me the Horizon
Como cierre definitivo del telón de nuestra presencia en esta edición del festival, recogimos todas nuestras historias y nos fuimos hacia casa, con muchas sensaciones encontradas y enfrentadas. Tras dos años de lucha por poder llevarlo a cabo, hemos asistido a algunos cambios que en su momento, nos hubiera encantado ver. Y el principal, sin duda, fue la baja de System of a Down, la que iba ser la sorpresa para conmemorar el quince aniversario del Resu, y que se convirtió en un secreto a voces.
A ese jarro de agua fría le siguieron Avenged Sevenfold, otro de los cabezas confirmados y caídos, para finalmente amargarnos definitivamente con el culebrón de Korn (no haré la broma fácil; bueno, venga, sí, culebrorn). Entiendo que no es nada sencillo coordinar un festival tan grande, que reúne en pocos días a más de cien bandas distintas, y que poco o nada podemos hacer con la pandemia y las medidas restrictivas que nos fueron impuestas. Pero he de decir que la ilusión hubiera sido mucho mayor si en nuestras pulseras, en vez de un visible “15+2 years of burning passion”, sobrase el +2 y todo esto se posibilitara en el 2020, cuando originalmente estaba proyectado. Tampoco comulgamos muy bien la necesidad de haber alargado la duración del festival durante un día más, incluyendo el domingo como jornada de cartel, dado que durante la existencia del Resu, lo predominante han sido tres días, de jueves a sábado, con el añadido del Warm Up como algo presente en la etapa más reciente de la fiesta metalera de Viveiro.
Es mi segunda experiencia en el Resu y la primera como prensa, así que como cierre, sólo puedo decir que espero volver, y que cuando eso sea posible, también quiero reencontrarme con esas ganas recuperadas, renovadas y rescatadas, siendo testigo lo menos posible de cancelaciones o aplazamientos. Pero eso, como todo, para la próxima. 2023, da lo mejor de ti mismo.