Sábado de agosto en los alrededores de Béjar, y la mejor forma que se nos ocurrió como calentamiento para los conciertos de hoy, fue yendo a enfriarnos a una de las múltiples piscinas naturales que tiene el río Tormes a su paso por la zona. Descansamos toda la mañana en Puente del Congosto, un pueblo muy recomendable si estáis de paso, y desde ahí, vuelta para Béjar, a reunirnos con todo el movimiento y la actividad del festival.

Con la apertura de puertas programada para una hora más temprana que el día anterior, sobre las 18:30 ya estábamos aparcando el coche en el reservado del recinto, para combatir el calor con una primera cerveza que nos rebajase unos grados, y que quizás subiese otros. El primer grupo para hoy eran los salmantinos de Endeudados (y quién no lo está o lo ha estado, pensé yo también), que con dos trabajos en su cartera, uno de mediana duración y otro largo propiamente dicho, dieron un buen espectáculo de rock para ir abriendo los sentidos y las energías.

Puntuales a más no poder, a las 7 estaban sonando, con "Matt Ken" y "La vamos a liar" como temas de sus inicios, y que en el caso del segundo, fue usado en una película grabada en Béjar, puesto que estos cinco muchachos también son residentes del pueblo. Tras "Para entendernos", llegó el momento que más nos sorprendió y que mejor recordaremos, y es que el concierto se detuvo para que Miguel, el batería, pudiera pedir a su novia que subiera al escenario, para darle algo más que un regalo. Rodilla clavada al suelo, y anillo en la mano, aprovechó para pedirle matrimonio delante de todos nosotros, lo que abrió una enorme oleada de aplausos y de gritos.

Vaya forma de dar fin a un concierto, sin duda así es como jamás se nos olvidará.

Sinaia es un grupo al que ya he visto varias veces, tanto en salas como en recintos abiertos,  y casualmente, fue en el Abeja 2019 cuando vi uno de sus mejores directos. En cambio, esta vez iba a ser diferente, motivado por uno de los giros más grandes que ha dado el grupo: la sustitución de Valen, su frontman durante todos estos años, por Ivo, la nueva voz al micro. Así que es el momento de decir cómo ha sido esta hora de metal, punk y rock sobre las tablas.

Manguerazos para refrescar entre medias, el tiempo fue acercándose al atardecer, cuando ya había una gran cantidad de público reunido entre las vallas del recinto, porque se acercaba la cita con el cabeza de cartel de esta edición. Soziedad Alkohólika, puede que esta sea la tercera vez que os veo en todo este verano de festivales, y poco antes de las 10, ya estaban haciendo su aparición, con su habitual configuración más bien oscura, sin focos claros, y en esta ocasión, tampoco con fuego, dejando de lado una de sus señas de identidad, los cañonazos flamígeros. Juan estuvo a saco, apenas sin participar con el público ni interrumpir su actuación en ningún momento, pero ya sabíamos a lo que veníamos, un ritmo rápido, centrado y a puto tope, como nos tienen acostumbrados estos metaleros vascos, y como nos suelen meter en sus bolsillos con cada actuación.

"Tiempos oscuros", "Ratas", "Piedra contra tijera", y "Nos vimos en Berlín" son algunos de los temas clásicos que cupieron en el set list, salpicado y bien agitado por unos cuantos pogos que removieron a fondo las tierras del suelo.

Para el tránsito del sábado al domingo, se había dejado a Reincidentes como motor, aportando unos matices más rockeros que harían de balsa para calmar nuestras aguas (y cervezas). "Jartos d'aguantá" formó tándem con "Ay Dolores", y no podía ser su set list sin dos grandes como "Vicio" y "La republicana", que nunca han dejado de ser himnos de la banda allá por donde han ido. Los cuatro sevillanos cerraron un muy buen concierto, casualmente a pocas semanas de que volvamos a verles en las fiestas pucelanas de San Lorenzo, donde han confirmado su asistencia para incendiar la playa de Moreras como llama de la noche.

Otro de esos grupos que he visto en este año en más ocasiones que a muchos amigos y familiares son los asturianos de Desakato, a los que parece que vamos siguiendo por la hoja de ruta festivalera que hemos escrito en este verano. "Heridas abiertas" como primeros gritos para ir abriendo los altavoces y las gargantas, para ser testigos de la recuperación de Pepo, que comenzó el verano con muletas, y ahora se le ve en mucha mejor forma.

Siguieron con "Nuestro legado" y un tema tan candente como "Tiempo de cobardes", para ir perfilando su actuación en un crescendo de temas conocidos por el público, que no paraba de vibrar entre "La cura" y "Animales hambrientos", alternando con inicios más tranquilos como los de "Sombras" y "Cada vez". Para el final, como era obvio, eligieron "Cuando salga el sol", cerrando un conci igual de bueno a los que nos tienen acostumbrados en sus giras.

Para que nadie se quedase dormido ni cayese en la tentación de irse a casa, Mafalda iban a agitar los esqueletos de los presentes, llenando el escenario de color y de flow, desprendido por todas las personas que forman el grupo, y que necesitarás los dedos de ambas manos para poder contarlas a todas. Ska, punk, reggae y notas de rock se iban a mezclar en toda esta hora, y "En guerra" fue el tema que siempre suena más alto, por la reivindicación y por aunar los coros procedentes de tres cuerdas vocales distintas, siendo Vera, Bárbara y Marcos los cantos convergentes en las letras.

"Las que faltaron" también sirvió para despejar las escasas dudas que pudieran quedarle a alguien sobre la enorme importancia de las mujeres en la historia y en el mundo, y aunque la acústica nos dejó algún defecto en el sonido de las voces, no faltó un solo de saxo y trompeta, para clausurar un directo a golpe de un pegadizo ritmo de nuestra infancia, Doraemon en base de techno. Despedida, reverencia y ovación fueron todo uno, con palmas en el público y sonrisas en el escenario.

Había llegado el último punto en la línea del día, y Dakidarria sabían bien que tenían sobre ellos el colofón con el público. Siguiendo con el tono buenrollero que destilan la fusión del ska con el reggae, acelerado a su vez con punk, la banda gallega volvió a inundar el escenario con su gran tropa de miembros. Supieron cómo mantener nuestras cabezas en alto a golpe de guitarras, trombón, trompeta y saxo, para que nos entrasen las ganas de bailar, y la madrugada sonó bien alto desde las 4 en punto con nombres propios como "A mocidade activa", "Linguas ceives", "El futuro nunca existió" o "En Compostela", entre otras, y tomando prestada "Carrero Blanco" de Soak como letra externa al grupo. Finalizaron de una forma cercana y tranquila, alzando las emociones hacia los bordes de las pieles con "Terra" a oscuras con las luces de los móviles como antorchas y llamas de todos nosotros.

Más de las 5 de la mañana era la hora de finalización, y en cuanto se apagaron los focos, nos dimos cuenta de que las estrellas de Béjar brillan con mucha intensidad, pues nos sirvieron como migas de pan para ir deshaciendo el camino hacia los coches, furgonetas, tiendas de campaña, o nuestros propios pasos. Así dio por concluida una edición memorable del Abeja, en la que nadie hizo el zángano y la verdadera reina fue la música.