Después de la jornada del día anterior en la que descubrimos a Bryan Micra, el viernes en el Varuko de Vioño llegaba el turno de Tudanca, esa formación que conocimos poco antes del confinamiento y que de alguna manera surge de los extintos y míticos Cambalúa, buscando dar un nuevo aire al panorama musical, tal y como nos contaron en aquella entrevista que los hicimos al  poco de dase a conocer.

A dicha banda, integrada por Paico González a la guitarra y voz, Iván Gómez González  flautas y gaitas, Pitu Corona al acordeón y coros, Txatxe Salceda al bajo y Joansa Maravilla, bateria y percusiones, ya los había visto en directo justamente hacía un año por esas fechas, en un concierto todavía sentado, que me gustó mucho pero que no tuvo nada que ver con la fiesta que viviríamos esta noche.

Cuando llegué al citada local, ya se notaba un buen ambiente y a la gente con muchas ganas de pasarlo bien, algo lógico habida cuenta de que era viernes y de que estábamos empezando las fiestas de la Virgen de Valencia, situándose en esta ocasión los músicos en la zona donde suele estar el futbolín y despejando esa parte de mesas cuando, media hora después de la hora fijada, arrancaba este concierto.

La banda comenzó su andadura saludando y animándonos a bailar con esa buena y pegadiza “Genti del norti” y para la que lograron las primeras palmas de la concurrencia, antes de seguir con “Va subiendo la marea”, la cual empezó tranquila, siendo una pieza muy trabajada y con muchos matices y en la que pidieron a la gente que se acercase, lográndolo solo en parte.

Aquello se iba calentando poco a poco como desde el escenario nos comentaron, siendo el turno de “Cuéntame”, con ese sonido machacón y la gente animándose a bailar, muy pegadiza y movida, pasando a preguntar por el pregón que estaba anunciado y que no tuvo lugar, presentando “Acompáñame” como una balada para bailar agarrados pero que en realidad es un tema muy animado y movido y con el que es imposible no mover los pies.

Confesaron que para ellos era un lujazo poder tocar allí esa noche, agradeciendo a Toño, el jefe del Varuko, el haber contado con ellos y reconociendo que era la primera vez que tocaban en un bar como banda, siendo el turno de “Niños de Peter Pan”, en la que presentaron a los componentes del grupo, empezando relajado pero animándonos después, con Paico saliendo a tocar entre el público para calentar aquello un poco más, mientras Iván alternaba flauta y gaita como haría durante buena parte de la velada.

Esa misma semana habían tocado a 20 Km de allí los Celtas Cortos, de los que Tudanca harían una versión del “Haz turismo”, una de las que no tocó la banda pucelana y que los cántabros la iniciaron de manera relajada, concluyéndola con un alargado final, introduciendo algún cambio en la letra y haciéndonos participar de dicha pieza, pasando a confesar que ellos lo estaban pasando muy bien y que confiaban en que nosotros también lo estuviéramos disfrutando, haciendo un cambio en el setlist para que una chica del público fuese a buscar su pandereta al coche y tocar “Cumbia”, con un inicio tranquilo pero bailable, hasta que aquello se fue animando, consiguiendo dividir a la concurrencia entre chicos y chicas para cantar con ellos, siendo un punto de inflexión en el concierto, ya con la gente muy motivada con Tudanca, siendo un tema muy divertido y alegre.

Ya por fin con la panderetera con su instrumento, era el turno de “La Vijanera”, que fue dedicada a las pandereteras, una historia de amor que tuvo lugar en la emblemática fiesta de Silió, muy divertida y con Joansa tocando también la pandereta en ciertas partes de la canción, tras la que pidieron todavía más gente en las primeras filas, siendo el momento de “Lo que nos une”, muy movida y animada y con esa proclama de que “la revolución está en la calle”.

Nos avisaron de que iban a ir acabando ya que nos veían algo cansados, siendo el turno de “Algo tengo que cambiar”, muy bailable y pidiendo más calor al público, estirando el final, pidiendo palmas y dejándonos una pieza muy festiva, pero, aunque hicieron amago de irse, la concurrencia quería más y Paico e Ivan, los dos ex miembros de Cambalúa, nos tocaron en solitario aquel tema de la extinta banda llamada “Cantabria no se vende”, con los asistentes cantando a capela y que fue presentada como un regalo para el Varuko y su gente, siendo un momento muy entrañable.

Regresaron a los temas propios, ya con toda la banda, con “La de los molinos”, un alegato en contra de esos horribles y gigantescos molinos que ya pueblan buena parte de nuestros montes y es que queremos energías limpias pero sin que ello atente contra nuestro paisaje, empezando relajado y con Paico de  nuevo entre el público, un corte con mucho mensaje y animándose más al final, pasando a iniciar una versión del “Dolores se llamaba Lola” de Los Suaves y que fue seguida por su adaptación del “Ama, ama y ensancha el alma”, en cuya mitad introdujeron un fragmento del “No woman, no cry” de Bob Marley convirtiendo aquello en una verdadera fiesta, con casi todo el mundo ya de de pie, cantando y bailando con el quinteto.

Nos preguntaron que si queramos una más, a lo que lógicamente dijimos que sí, siendo el turno de la popular “Bella ciao”, con la gente enloquecida, Paico situándose entre el público, con un fragmento de “Mi tierra” de los Cambalúa, montando un buen tinglado, haciéndonos agacharnos y sacando a Toño para agradecerle el haber contado con ellos e incitándole a pagarse una ronda, siendo una pieza que fue prolongada y con la concurrencia disfrutando a tope, acelerándose el corte al final.

Aquello ya no había quien lo frenase y es que había una gran comunión entre público y banda, recordando de nuevo la divertida “Cumbia”, muy pegadiza y haciendo cantar a una concurrencia totalmente entregada, pasando a preguntarnos si alguien quería una más, con afirmativa respuesta, para pasar a tocar otra de la época de Cambalúa y también con un mensaje ecológico como es “Fracking No”, de la que solamente tocaron un trozo ya que le tenían sin ensayar.

Ahora sí que llegaría el punto y final del concierto y lo haría como comenzó, con la  genial “Genti del norti”, muy celebrada y en la que nos hicieron cantar con ellos, poniendo así punto y final a sus casi dos horas de velada entre grandes aplausos de los allí presentes.

La actuación de esa noche de Tudanca fue una verdadera fiesta, muy divertida y dinámica, con mucha participación de la gente, que disfrutó a tope y es que el empuje de la banda para que los presentes se animasen desde el principio logró que aquello fuera una verdadera olla a presión.

Tudanca tienen un repertorio con muy buenos temas que dan juego a disftuar de sus directos pero sin olvidar ese mensaje que está presente en su letras, todo ello con la gran calidad que tienen sus músicos, algo más que evidente, y sin obviar el recordar canciones de ese pasado de parte de la formación y homenajear a alguna de esas bandas que están entre los gustos de sus integrantes.

De momento hay pocos temas de la banda por las redes sociales y no sé si llegarán a subir más en próximas fechas pero desde luego lo que os aconsejo encarecidamente es ir a verlos en directo porque lo vais a disfrutar.

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