A lo largo de los más de sesenta años de existencia como Toñín Llorente, he conocido muchas ciudades, algunas realmente bellas. Y en todas ellas había rincones o calles que me llamaron la atención. Algunas solo por el nombre que tenían, como también me ha sucedido en Alcalá de Henares durante los dos años largos que llevo viviendo aquí.
De vuelta de la primera jornada del Festival Gigante, creo que descubrí el porqué del nombre de una de estas calles. Se trata de la calle del Gallo.
Pues bien, estoy convencido que se llama así en honor del habitante de la habitación que hay encima de la mía en la Casa de Huéspedes Paqui. ¡Menuda nochecita me dio! Tuve que aguantar su concierto después de haber estado todo el día de conciertos. Y el de su acompañante, que, por cierto, por los sonidos que emitía estoy seguro de que no se trataba de la mujer de los últimos días.
Aquello fue un no parar… ¡Y a mí, sin embargo, ya se me han acabado los nuevos bríos que me dieron las vacunas de la covid! La caridad está mal repartida…
Ambiente
Al día siguiente llegué a la Huerta del Obispo arrastrando como pude mi cansancio acumulado. A las seis de la tarde estaba plantado frente al escenario Gigante para ver la actuación de Nat Simons, quien abría la segunda jornada del Festival.
Ha dejado a un lado el inglés en que cantaba las composiciones de sus comienzos, llegando a grabar dos álbumes en ese idioma. Para su tercero, “Felina”, ha cambiado al castellano. También, a la banda de la que se hace acompañar. Y el estilo. Ya no es tan folkie como cuando teloneó a Loquillo en la gira del cuadragésimo aniversario del debút musical del barcelonés de El Clot. Sin embargo también ofrecería las más destacadas canciones de su primera etapa (“Another coffee and cigarette day” y “Happines) mientras la asistencia de público iba creciendo a buen ritmo.
Nat Simons
Shego (otro grupo de génesis pandémica) no tienen todavía un álbum, pero sencillos y un EP no les faltan; con canciones melódicas con ramalazos electrónicos y cierta actitud punk en las que revisan de forma crítica y clara (explícita la califican en la plataforma digital de almacenamiento musical por antonomasia) letras y maneras del pasado que todavía perviven o subyacen a estas alturas del siglo XXI; y las relaciones personales, afectivas y sexuales (Oh boi, Vicente Amor, Fumas?, La kiero a morir, meperdOnas?…)
Han colaborado en canciones de sus amigos Chill Chicos (Besos) e Interrogación Amor (Vómito). Y la más reciente ha sido en MERICHANE (Reputa), la canción de Zahara con el mismo título de otra incluida en “Puta” (disco del que se habló mucho cuando se publicó en 2021), sobre el mismo tema pero con letra distinta. Una reafirmación (basta leer el subtítulo), por si a alguien le quedaban dudas…
Raquel vive en Alcalá, por lo que sus abuelas estuvieron siguiendo atentamente a su nieta desde muy cerca del escenario Sideral.
Shego
Pudiera parecer que cuando Alice Wonder salta al escenario se aislara de todo lo que la rodea y se centrara únicamente en las emociones que siente al interpretar sus canciones, de lo intensamente que vive sus conciertos. Como si no existiera nada más a su alrededor. Quizá sea lo que busque, la manera de concentrarse para conseguir la intensidad y apasionamiento que pone en sus interpretaciones. Y que sus desgarros de ánimo, reflejados en su voz, surjan de forma natural.
En el Festival Gigante tardaría dos canciones en levantar la vista de su teclado y cantar, micro en mano, moviéndose por el escenario; y dirigirse después al público.
No empezaría su actuación ella sola, como suele hacer en otras ocasiones sino que estuvo acompañada desde el primer momento por su teclista-bajista y su percusionista.
Quizá necesitara esa compañía ante un auditorio tan numeroso. Su intención siempre es interpretar las canciones que ha compuesto en la más absoluta intimidad de forma que el público que las escucha acabe contagiado de los estados de ánimo que refleja en ellas. Resulta una tarea complicada actuando en un festival como Gigante en el que a cada cual le atrae especialmente un artista. No obstante, consiguió que un considerable número de espectadores estuviera atento a su interpretación de principio a fin.
Alice Wonder
La La Love You (grupo originario de Parla) tiene en su actual formación una componente alcalaína, Celia Becks (bajista), quien, casi desde el comienzo de su concierto, entabló una fingida discusión con el guitarrista David Merino, y en la que de vez en cuando también intervenía Roberto Amor, sobre cuál es la ciudad con mejor público. Y así, con la excusa de ir recibiendo encuestas por el pinganillo respecto a esta cuestión, seguirían bromeando a lo largo de toda su actuación, intercalándolas entre tan celebradas y esperadas canciones como “El fin del Mundo” (suma más de sesenta y cinco millones de reproducciones en la plataforma musical de marras y por la que recibieron el año pasado un doble disco de platino), “La teoría”, “La canción del verano”, “Más colocao que el colacao”, “DAH” y “Quédate conmigo” (versión de una canción de Pole).
En su retorno al mundillo musical abundan las colaboraciones de otros artistas en sus canciones; de su misma compañía, como Nena Daconte, o de otras, como RENEE y Delaporte. Una práctica que hace que los grupos lleguen a ser escuchados por personas que no los conocían por no ser habituales seguidores suyos sino de otro tipo de artistas.
Sus conciertos acaban convirtiéndose en auténticas fiestas, en las que el público participa activamente coreando y bailando sus canciones. Además, tienen la costumbre de subir al escenario a dos personas para que canten con ellos.
La La Love You
Pudiera parecer que Dorian llevaran toda la vida cantando “A cualquier otra parte”, y sin embargo existen como grupo solo desde principios de este siglo.
Quizá su base electrónica pueda echar para atrás a determinado público rockero purista u ortodoxo, pero sus letras son capaces de enganchar a cualquiera. Son profundas sin llegar a la pedantería ni a la petulancia; ni a la cursilería cuando tratan de sentimientos fuertemente arraigados. Calan en personas con todo tipo de gustos musicales, siendo prueba de ello que fueran utilizadas como eslóganes por las personas que acamparon el 15 de mayo de 2011 en la madrileña Puerta del Sol. Entre otras, las de “El futuro no es de nadie” y “La playa bajo el asfalto”.
Marc expresó esa noche su satisfacción por estar cantando en la cuna de Cervantes. Sus canciones beben de la literatura (“confundí molinos con gigantes”, “un solo día sin ti son cien años de soledad”, “en busca del tiempo perdido”, sus citas a Violeta Parra…), del cine (“Al final de la escapada”), de la filosofía (“para qué creer en Dios si él no cree en nosotros”)... Rezuman cultura por todas partes. Y elegancia; y buen gusto.
Dorian
En el Festival Gigante repasarían sus canciones de siempre y las más destacadas de su último disco: “No dejes que pase el tiempo”, “Dos vidas”…
¿Ha conseguido Dorian reflejar en sus canciones el ritmo, no ya de las 10.000 metrópolis a las que se referían en el título de su primer álbum, sino de un puñado de ellas? Seguramente sí, y esa sea una de las claves de su éxito, de que sus composiciones le lleguen a personas tan distintas, y tan distantes geográficamente.
Sin embargo, yo llevo unos cuantos meses intentando descubrir el ritmo de esta ciudad en la que ahora resido sin conseguirlo. Claro, que me encuentro a años luz de la preparación que poseen los barceloneses. Mucho más lejos, de la que tuvo Agustín García Calvo. Él sí lo hubiera conseguido. Hubiera desentrañado la ciudad subterránea.
Dorian
La estrategia elegida para este día era centrarse en los escenarios adosados, pero Embusteros ya habían estado el año pasado en el Festival Gigante, por lo que consideré más oportuno visitar a esa hora el escenario Vibra Mahou, donde actuaba Repion, el grupo de las hermanas Iñesta, que empieza a ser suficientemente conocido y apreciado por su obra propia, no solo por el buen hacer de Marina como guitarrista de Mikel Erentxun (uno de los autores de “dime tu nombre y te haré reina en un jardín de rosas”, letra a la que aluden Shego en una de sus canciones), ni porque Teresa sea la baterista de Yawners, y también cantante y guitarrista de Aiko El Gupo.
Marina ha estado en más de una ocasión en Alcalá, pero fue la primera vez que vino con Repion. Canciones como “En todo momento” y “Brillante” (de su último álbum) o “Los noventa” y “Las flores” atrajeron a bastante público a escuchar cómo sonaban en el arrollador directo que ofrece el grupo.
Es posible que, ahora que reclaman a Flecha desde Cantabria con cierta frecuencia, el trasiego de artistas entre esta Comunidad y Alcalá sea más frecuente. Eso, si se reactivan adecuadamente los conciertos en las salas de la ciudad complutense.
Repion
El jolgorio del público comenzó desde el momento en que una imagen de la reina Leticia, llevando puesta una camiseta de Ladilla Rusa, apareciera en la pantalla del escenario Gigante. Poco después Tania Lozano y Víctor F. Clares saldrían a cantar. No son indies; tampoco, virtuosos músicos ni cantantes. Tan solo, una pareja de amigos que dispara contra todo lo que se le ponga delante. Con gracia. Y se parodian hasta a ellos mismos. De hecho, el grupo surgió como una broma.
“Macaulay Culkin” y “KITT y los coches del pasado”, son sus más apreciadas canciones, que no suelen faltar en toda fiesta, verbena o desmadre que se precie de serlo. Otras piezas con las que disfrutó el público de Gigante fueron “Qué ladilla”, “Bebo (de bar en peor)”, “A un metro y medio de ti”, “Criando malvas”…
Nada más salir del Festival me encontraba trasteando por Internet con el fin de despistar al cansancio acumulado cuando descubrí que Sonido Muchacho tiene en su sello a los antaño conocidos como Ramones de Algete. No quepo en mí de gozo desde entonces. ¿Significará eso que van a volver a dar conciertos? ¿Vendrán Los Nikis a la próxima edición del Festival Gigante?
En fin, voy a ver si esta noche me dejan pegar ojo en Casa de Huéspedes Paqui. Estoy valorando cambiarme a otro establecimiento porque en este las noches sin descanso son cada vez más frecuentes. Me han recomendado un hostal que también queda cerca del centro; y del Festival. Se llama El Torero. No suena mal…