Guerras Cántabras, Los Corrales de Buelna, Cantabria
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Llegaba el último fin de semana de las Guerras Cántabras, que tienen lugar en Los Corrales de Buelna entre finales de agosto y principios de septiembre, y como colofón a esta última noche, previa al gran desfile que tendría lugar el domingo, se iba a llevar a cabo un concierto en el mismo campamento donde están situadas los diferentes tribus y legiones.
Esa noche era mucha y muy variada la oferta musical que había en Cantabria, con bastantes cosas interesantes, a las que seguramente hubiera ido en otra ocasión, pero lo cierto es que me apetecía pasar por allí y volverme a reencontrarme con la gente de Los Panojos, que actuaban en casa y a los que ya había visto un par de veces este verano.
Pocos grupos habrá en nuestra tierruca que hayan actuado tanto en directo como esta gran banda, que esta noche se presentó allí con Yors a la voz y la guitarra acústica, Víctor a la guitarra acústica y voz, Estela a la guitarra y voz, Darío a la guitarra, Gus al bajo, coros y voz, Kilian al saxo, Alberto a la percusión, Jesús al cajón, batería y coros y Pablo a la batería, aunque con bastantes alternancias durante la velada.
Realmente el concierto comenzó ya el domingo, porque, en un principio, se anunció a las 23.00 horas, luego, unos días antes, se cambió a una hora más tarde y, finalmente, comenzaría cerca de las 00.45 debido al retraso del resto de las actividades que habían tenido lugar desde última hora de la tarde, por lo que nos lo tomamos como una fiesta, habiendo calentado motores desde unas horas antes para que así fuera.
Los Panojos
Allá subió esta amplia formación, ante una buena cantidad de gente que nos juntamos a los pies del Templo de Jano, donde iba a desarrollarse la actuación de Los Panojos, los cuales, tras saludarnos y empezar a incitarnos a divertirnos, comenzaron su andadura con “Perlas ensangrentadas” de Alaska y Dinarama, un clásico del pop estatal y que ellos han sabido darle su toque personal, como a la totalidad de los temas que homenajean.
Sin tiempo que perder continuaron con “Caramelos” de Los Amaya, muy movida y buscando y logrando la participación de la gente, siendo muy aplaudida, para continuar con la genial “Tiempos nuevos, tiempos salvajes” de los Ilegales, un verdadero himno que siempre me gusta mucho escuchar en sus directos.
Llegaba el momento de otro tema muy animado, que hizo que la gente siguiese bailando y disfrutase con lo que se está viviendo allí, para, con Troyi, también miembro de la banda, al cajón, ser el turno de la genial “Gimme the power” de los Molotov, mientras Jesús apoyaba con los coros y Estela demostraba lo grandísima guitarrista que es.
Buscando en todo momento la conexión con los presentes, continuaron interactuando para seguir con “Lobo López” de Kiko Veneno, otra de las que es habitual en su repertorio y que fue muy bien acogida, antes de dedicar a Gus, que cumplía años ese día, “Nisio” de Los del Paramo, siempre muy celebrada y que les quedó muy bien, de nuevo con Estela, a la que por vez primera estaba viendo tocar un conciertos entero, brillando.
Seguían con las dedicatorias y la siguiente fue para Vero a la que regalaron “Bailare sobre tu tumba” de los Siniestro Total, muy animada y coreada, para pasar a interpretar otro clásico del rock estatal como es “El ritmo del garaje” de Loquillo, también con dedicatoria, en este caso a Olga, y haciéndonos rockear con Víctor a la voz principal.
Los Panojos
Se mostraron agradecidos por estar allí y quisieron dedicar la siguiente pieza, “Superhéroes de barrio” de Kiko Veneno, a aquellos que cuidan a otros, recuperando Jesús su puesto en el cajón tras haberlo ocupado Troyi hasta ese momento, sirviendo para presentar a los componentes de la formación y solicitando una ronda de cervezas, incluyendo un fragmento del clásico de Ted Nugent “Land of a thousand dances”.
Otro tema de los que más me gusta de su repertorio es “Yo soy quien espía los juegos de los niños” de los asturianos Ilegales, a los que, por cierto, tendremos en Cantabria en poco más de un mes, y que sonó muy bien, antes de dedicar a la gente que organiza y está involucrada en las Guerras Cántabras ese tema atemporal que es “Mi gran noche” de Raphael, en el que Víctor fue el vocalista principal, deshaciéndose temporalmente de su guitarra, un corte muy celebrado siempre.
Seguía la fiesta y las dedicatorias antes de sonar la maravillosa “Desde que ya no eres mía” de Los Zigarros, todavía con Víctor a la voz, un temazo y en donde se vio que la banda disfruta especialmente tocándolo, antes de que llegase otro de sus cortes más reconocidos como es esa pieza de Eric Clapton que ellos han bautizado como “Mones” y que quisieron dedicar al protagonista de la misma allí presente, siendo muy cantada por todos.
Ahora fue Gus el que se puso al mando de la voz principal con la versión del “Milana” de los Guadalupe Plata, sinónimo de que su concierto estaba encarando la recta final, un tema muy coreado y en donde, una vez más, Estela demostró su gran estilo tocando, antes de avisarnos que la siguiente era la última, siendo el momento de ese ya clásico “No puedo vivir sin ti” de Los Ronaldos, muy cantado por todos los presentes.
Los Panojos
Sin embargo y en un sitio tan propicio como éste para hacerlo, se atrevieron con ese ya clásico de la música cántabra que es “Viento del norte” de Tanea, que fue dedicado a las Guerras Cántabras, para, aunque hicieron amago de irse, animarse de nuevo con “Superhéroes de barrio” de Kiko Veneno, también muy celebrado y con el que pusieron el punto y final a su hora y tres cuarto de concierto.
Esperábamos de Los Panojos un concierto festivo y divertido, como acostumbran, y eso fue lo que recibimos, haciéndonos bailar y cantar con su música y que esa noche de sábado sonase el rock en este campamento de las Guerras Cántabras.
Lo cierto es que su repertorio, con alguna modificación, fue el mismo que hemos escuchado en las anteriores ocasiones, pero eso no quita para que cada concierto de Los Panojos sea diferente, no solo porque suelen variar de componentes, sino porque la improvisación y el buen ambiente con el público hacen que lo disfrutes al máximo.
Sin duda, una banda para ver en directo y pasártelo bien, con esos clásicos de la música, principalmente estatal, que todos conocemos, pero con ese toque tan divertido que le dan Los Panojos, no exento de calidad y es que de esa sus componentes están sobrados.
Tras despedirnos de algunos de los presentes y de los músicos, fuimos a dar una última vuelta por el campamento, poniendo rumbo a casa al no encontrar ningún local abierto, pero contentos por ese rato que habíamos pasado con Los Panojos, que no paran y siguen teniendo más conciertos en la recamara y no será difícil que en alguno coincidamos. Ojalá el próximo año el rock and roll vuelva a sonar en el campamento de las Guerras Cántabras