La noticia de este verano que más me ha llamado la atención no estaba relacionada con el calor extremo que hemos padecido, que ha sido terrible. Tan intenso, que había humo sobre el agua del río Henares a su paso por la ciudad, algo que ya predijo Deep Purple. Veremos si, con el acondicionamiento que se está llevando a cabo en su ribera, la situación mejora el próximo año. O se trata de una cuestión climática…
Por cierto, voy a hacer un inciso porque quiero felicitar a la Confederación Hidrográfica del Tajo, al Ayuntamiento de Alcalá y a todo el que haya sido responsable de que se acometiera esta mejora; por su buen gusto al leer las crónicas de conciertos en insonoro.com y hacer caso de las sugerencias de este humilde medio de comunicación.
La noticia en cuestión a la que me refería anteriormente fue dada a conocer por el Estudio General de Medios. Decía que está teniendo constancia de que también ha aumentado la lectura de la prensa musical alternativa por parte de un sector extremadamente radical de la sociedad de la Comarca del Henares históricamente nada favorable a la difusión de la cultura; todavía menos, de la popular y alternativa. Ya nos advirtió Víctor Coyote a finales de julio que desconfiáramos de extraños cortes de pelo. Así que habrá que estar atentos y vigilantes.
Ambiente
Al escuchar las canciones refrescantes del Colectivo Da Silva te puedes sentir transportado perfectamente a una playa. Durante este verano, han podido perfectamente formar parte de la banda sonora de la vida de muchos asistentes al Festival Gigante.
Colectivo da Silva
La Habitación Roja sabe muy bien que en la vida –al igual que ocurre en las relaciones sentimentales (su tema de inspiración favorito)- la moneda siempre está en el aire. Hay muchos otros artistas que piensan lo mismo, solo que lo expresan a su manera. Manolo García lo define como vivir en el alambre. Ramoncín lo cantaba como la vida en el filo. Y Barón Rojo solamente dice: Casi me mato. A ver…Por algo son jevis.
El grupo valenciano es un gran amante del séptimo arte, desde una referencia explícita en el nombre escogido, hasta su canción Largometraje, en cuya ejecución el público de Gigante pudo ver imágenes de Lauren Bacall en Tener y no tener, película basada en la peor novela de Hemingway, como la definía Howard Hawks, su director.
Pero la referencia cinematográfica en el nombre del grupo no tiene nada que ver con la actitud vital del grupo ni de sus miembros. Al contrario: es completamente antagónica. En La Habitación Roja de la obra cinematográfica se llevaban a cabo manipulaciones y transformaciones psicológicas de personas en letales asesinas. La Habitación Roja de La Eliana se reúne siempre para cantarle a la Vida.
La Habitación Roja
Aparte de la sensibilidad a flor de piel de Jorge Martí -que demuestra no solo al interpretar las canciones del grupo sino también en la entrega absoluta que dedica a su mujer en su vida privada- el resto de los componentes también siente a flor de piel sus canciones cuando las tocan en concierto. Se pudo comprobar mientras ofrecían El día internacional de los amantes, Ayer, Un día perfecto, Líneas en el cielo…
Su ya largas carrera musical hace que su auditorio esté compuesto por personas de varias generaciones. No necesariamente de familias completas, sino seguidores muy antiguos y los de nuevas generaciones que se han ido incorporando atraídos por su obra.
Para acabar el concierto, le dedicarían Indestructibles (uno de sus temas más señeros) a Mar, la bajista fallecida este verano.
La Habitación Roja
Lichis ya había hecho pública -más de un mes antes de actuar en el Festival Gigante- una lista de canciones que La Cabra Mecánica no tocaría en los cuatro conciertos conmemorativos del vigésimo quinto aniversario de la publicación de su primer álbum. Eran: Iluso, Reina de la mantequilla y Que te follen.
Quedaba claro, por tanto, que en el escenario Sideral sonaría La lista de la compra sí o sí. Llegado el día todavía no se sabía si vendría María Jiménez a cantar con ellos la canción que dio el espaldarazo definitivo al éxito del grupo. No estuvo. Ni en foto. Porque hubiera contribuido a difuminar el verdadero motivo de esta reunión.
Así que ellos solos… Mejor dicho: Miguel Ángel Hernando (acompañado por algunos de los músicos que en su día pasaron por su grupo) a su ritmo y el de los variados estilos que se mezclan en sus composiciones, fue repasando las canciones que generaron el fenómeno musical de calidad que triunfó en España a principios de este siglo; que culminó en el fantástico hotel edificado por Lichis emulando a Morrison. Y no me refiero a Van sino a Jim, como enseguida habrán deducido los más veteranos.
La Cabra Mecánica
Desde Felicidad, la canción que abrió su actuación y que es el sentimiento que mejor define al grupo por la sensación que genera al escucharla (motivo por el que acabarían el concierto con un fragmento de esta pieza) pasando por La maceta, Sha la la, La Fábula del hombre lobo y la mujer pantera…
Con sus variados sonidos que transportan letras que radiografiaban la sociedad y al ser humano de forma certera, canalla (nada que envidiar a las letras de Joaquín Sabina), y en ocasiones tan macarra como si se tratara de los primeros Burning.
Y es que aunque el mundo no necesitara que volviera La Cabra Mecánica, Lichis sí; y el público de Gigante lo agradeció por lo mucho que llegó a disfrutar con ellos esa noche.
La Cabra Mecánica
Parece mentira que alguien, desde una localidad tan alejada como Loja, pueda leer tus pensamientos; conozca perfectamente tu forma de ser. Lori Meyers ha sabido reflejar como nadie mis sentimientos y mi forma de ser en una canción. Desde que escuché Mi realidad me tienen enganchado a sus composiciones. Soy uno de sus más fervientes admiradores. Y es que, aparte de ser unos pioneros de la lectura del pensamiento, la armonía de su música es magnífica.
Bueno, para ser exacto y ajustarme a la verdad, la primera vez que sentí que me habían estado espiando o que alguien les había hablado de mí, de mi forma de ser, fue cuando escuché Alta Fidelidad. La letra de ésta solo refleja en parte mi forma de vida. Hay alguna estrofa en la que lo que relatan más acertadamente es la vida de Fernando, uno de los compadres de la pandilla. Por eso, cuando la escuché por primera vez pensé que debía de tratarse de un grupo de nuestro barrio, que nos conocían a todos y hablaban de nosotros en sus canciones; que los nombres que utilizaban eran seudónimos para que sus padres no se enteraran de que habían formado un grupo de rock, como hicieron Los Secretos en sus comienzos.
A partir de entonces, en las ocasiones que hablaba con alguien peculiar del barrio o veía un signo distintivo en él, me preguntaba si él sería uno de los componentes de Lori Meyers. En el caso concreto de algún vecino me pareció apreciar indicios claros que lo delataban, y me decía: “Sé que te haces llamar Noni para llevar tu carrera artística en secreto, pero a mí no me engañas, espabilao”.
Lori Meyers
No fue hasta que vi uno de sus vídeoclips en televisión cuando me di cuenta de que no eran del barrio. A no ser que se maquillaran y disfrazaran cuando daban conciertos. Aunque ese tipo de cosas acaba descubriéndose con el tiempo.
Unos días más tarde creí haber dado con la clave: los que actuaban en los conciertos eran unos dobles (mucho más guapos que los vecinos de nuestro barrio vallisoletano) que simulaban que tocaban y cantaban en play-back las canciones realmente compuestas por los vecinos del barrio, como ocurrió en los años ochenta con Milli Vanilli. Hasta que estuve por primera vez en uno de sus conciertos en Madrid.
Sería poco después cuando oí hablar de las personas que son capaces de leer el pensamiento de los demás. ¡Cómo Lori Meyers! Entonces, me dije, en las letras de Emborracharme, El tiempo pasará, Hacerte volar, Siempre brilla el sol, Con luces de neón, Dilema, Punk… están hablando de otras personas a las que les ha sucedido lo mismo que a mí. Y los que van a sus conciertos lo hacen porque saben que les han leído el pensamiento a distancia y en sus canciones están hablando de ellos.
Dada la gran cantidad de asistentes a su actuación en el Festival Gigante los seres humanos debemos de ser muy parecidos unos individuos con otros. Y debemos de tener una forma muy parecida de pensamiento y comportamiento.
Hace un par de días he escuchado en la radio que en un futuro no muy lejano podremos leer el pensamiento de los demás. No sé si para entonces se habrán jubilado Lori Meyers y ya no les afecte la competencia en su carrera. O, quizá, eso suponga que el mundo esté plagado de grupos que hagan tan buenas canciones como ellos y vivamos en el Paraíso. Aunque sea artificial.
Lori Meyers
Rigoberta Bandini es una de las abanderadas de las mujeres que se han propuesto combatir los clichés machistas y micromachistas que quedan en esta sociedad y en las canciones de antaño de la cultura popular, presentándonos los mensajes que admitimos en el pasado sin detenernos a valorarlos en su justa medida para que nos demos cuenta. Como la canción infantil que habla de una niña que no pudo jugar porque tenía que fregar, que lavar, que planchar…
No le ha perjudicado a su carrera musical el no ser seleccionad para participar en Eurovisión (un festival desfasado y sin sentido, aparte del crematístico, desde hace lustros. Casi ha resultado al contrario: la polémica ha hecho crecer su popularidad.
Sobre el escenario Sideral ofreció una puesta en escena original. Tanto por el sayón negro repleto de chapas que le cubría el cuerpo nada más salir como por el cuerpo de baile (tres mujeres que estuvieron acompañándola con su particular forma de moverse, pensada para hacer reaccionar al público); además de la perpetua compañía de una corista, su prima Belén Barenys (MEMÉ), que también es actriz.
Desde el primer momento los asistentes se mostraron entregados, cantando y bailando al son que ella marcaba mientras interpretaba In Spain we call it soledad, A todos mis amantes, A ver qué pasa, Perra, Julio Iglesias, Así bailaba, dos versiones (Cuando tú nazcas (Mocedades) y la eurovisiva La, la, la (Massiel), que era un inequívoco guiño a sus seguidores), y su icónica Ay mamá interpretada en dos versiones distintas.
Rigoberta Bandini
Seguro que he cometido más de un error en lo aquí narrado, pero es lo que sucede al escribir una crónica casi en riguroso directo. Nadie es perfecto, como le contestaban a Jack Lemon en Some like it hot (es mejor el título original que el de su estreno en España) al final de la película.
Al final no he cambiado de alojamiento. Súbitamente cesaron los ruidos durante la noche en la habitación de arriba. Lo más seguro es que tampoco cambie de localidad; todavía hay unas cuantas cosas que me intrigan de esta ciudad monumental.
Por ejemplo, ayer descubrí que hay una calle dedicada al Rico Home. No tiene sentido en una ciudad en que los señores feudales fueron los arzobispos de Toledo (en cuya Huerta se celebra el Festival Gigante). Y no parece que se refiera a un Big Man, en el sentido antropológico del término. ¿Quién era ese Rico Home? ¿Por qué tiene una calle? ¿Desde cuándo?
Tampoco creo que haya conseguido captar todavía la auténtica esencia de esta urbe. Tan solo, las apariencias. Ni saber a ciencia cierta si hay otra ciudad dentro de esta ciudad, como diría Biznaga. No sé si las sonrisas y la amabilidad que encuentro son sinceras o, simplemente, educadas. Si la mayoría de los integrantes de su sociedad tiene capacidad analítica carente de prejuicios, personalidad y voz propia o se deja llevar por quien más grita. Quiero comprobar si hay amor en el corazón de la ciudad o solo pura apariencia. Quizá me viniera bien la ayuda de David Coverdale para desentrañarlo. Es una lástima que no viniera al Festival Fierabrás que se celebró el sábado siguiente en la Huerta del Obispo de Alcalá de Henares.