De las mejores galas posibles se vestiría Mérida y su espectacular Teatro Romano para recibir a miles de foráneos y propios de la tierra que acudían para asistir al que sería el concierto más “Hard Rockero, heavy, rock progresivo...” de su ciclo musical Stone and Music, y es que nada más y nada menos que los británicos Deep Purple, leyendas absolutos de la música y hasta el más despistado del género, conoce algún tema y ha escuchado hablar de ellos.

Nada más llegar a los alrededores del recinto, veíamos carpas del festival, carteles,  gente de la organización y mucha gente, que se veía que iban al concierto, muy buen ambiente en los aledaños. Todos los bares de la zona estaban hasta arriba, incluida las terrazas. Era nuestra primera vez que los que aquí escriben veníamos a este ciclo musical, y sólo tenemos buenas palabras para la organización, que fueron super amables desde el primer momento, y para todo lo que era el recinto e instalaciones.

Aunque ya conociéramos el Teatro Romano a nivel turista, no tiene nada que ver asistir a un concierto de noche en el recinto, es algo difícil de describir y sólo puedo aconsejar a todo el que lo lea que intente asistir aunque sea 1 vez y ver algún concierto allí.

Unos minutos antes de la hora prevista (las 22:15H), sonaba la intro que daría paso a que Deep Puple entrara en el escenario, y lo harían como viene siendo habitual desde hace años con “Highway Star”. La banda formaba con Roger Glover al bajo, a la izquierda del escenario; La más reciente incorporación a la banda, Simon McBride a la guitarra, situado a la derecha del escenario, el maestro de la batería, Ian Paice al fondo a la izquierda, al otro fondo pero a la derecha, Don Airey a los teclados, y como no, al frente del escenario con toda su presencia, Mr. Ian Gillan, que a sus 77 añazos luce como un chaval. Para algún despistado de los medios musicales, quizás le sorprendiera no ver a las guitarras a Steve Morse, quien anunció hace pocos meses la retirada de la banda para atender a su mujer la cual se encuentra enferma. Sin duda la baja de Morse es algo notable, pues lleva muchos años en la banda y su sonido es característico, pero el trabajo realizado por Simon fue intachable durante todo el concierto.

El sonido era inmejorable, al menos desde nuestra situación al lado de la mesa de sonido, se escuchaba perfecto, genial acústica, al bueno de Ian poco se le puede exigir ya, evidentemente no llega a los tonos más altos del “Highway Star” pero sabe adaptarse y lidiar con ello para dar un toque distinto. El concierto siguió con “Pictures of Home” como si un setlist de su mítico trabajo “Machine Head” se tratase. Pronto nos tocarían 2 temas de su último y más reciente trabajo de estudio “Woosh!”(2020) y fueron “No Need to Shout” y “Nothing at All”, claramente dos canciones donde la voz de Gillan no se expone tanto y sonaron más fiel a las originales que el resto.

Llegarían unas bonitas palabras en recuerdo del gran Jon Lord (fallecido ya en 2012) al que dedicaron un tema hecho tras su muerte, “Uncommon Man” con una preciosa interpretación de Don Airey y McBride en la intro del tema, centrado en medio del teatro con una luz central apuntándolo, muy emotivo sin duda. Ya entrabamos en una recta de recuerdos y del pasado, dejando atrás los temas más recientes, empezaríamos con una “Lazy” más llevado al blues que al rock, pero que hizo tocar las palmas a todo el recinto, continuaríamos con la que para mi fue el tema de la noche “When a Blind Man Cries”, donde Gillan parece que revivió 30 años y sacó fuerza vocal para cantar el tema lo más fiel a la original, tremendo ver en pie al teatro aplaudiendo a estas leyendas del rock.

“Anya” fue sorpresa para muchos, porque hacía muchos años que no la tocaban en directo y fue un gusto el poder escucharla, después vino el clásico solo de teclado que hace Don Airey, incluyendo algo típico de cada país que visitan, no pude reconocer del todo todas las partes, pues creo que metió varios cortes distintos, sonó muy folclórico al comienzo y juraría que acabó con una parte de “Sevilla, Suite Española” del maestro Isaac Albéniz, de nuevo el teatro se rindió al buen hacer del músico británico.

Nos acercamos a una peligrosa recta final, y es que sabíamos de antemano que los conciertos ya de la banda no suelen pasar la hora y media, pero todavía nos quedarían por disfrutar grandes clásicos, como “Perfect Strangers” o “Space Truckin'” dos himnos que de nuevo hizo las delicias de los presentes; Mucha presencia del álbum Machine Head (1971), del cual tocaron 5 de las 7 canciones que lo componen, y por supuesto faltaría “Smoke on the Water” que fue la siguiente, con ello una ola de móviles en alza para grabar el famoso tema, y es que desde que nos bajamos del coche en Mérida, ya escuchamos su famosa intro tarareándola la gente, y es que hay que reconocer, aunque para mi no es ni de lejos mi tema preferido, es una canción que ha traspasado todas las fronteras posibles del rock y de la música, esa noche todo el mundo cantó “Smoke on the Water , a fire in the sky...”

Tras ello, la banda salió del escenario, para no hacerse mucho de rogar y salir de nuevo a dejarnos uno par de bises, cargados de nostalgia también, fueron la ya casi suya versión de “Hush”, siguieron con un sólo de bajo de Roger, para acabar por todo lo alto con “Black Night”, despedida triunfal para una banda que seguramente para ellos fuera una noche más, pero para todos los asistentes será un concierto digno de recordar en sus memorias, para algunos puede que fuera la primera vez en ver a Deep Purple, para otros muchos posiblemente la última, esperemos que los ingleses sigan dando mucha guerra aún por los escenarios, y si es en enclaves tan espectaculares como el de esta noche en el Teatro Romano, todas los sentimientos se multiplican por diez, gran acierto haber contado con estas leyendas para el ciclo musical, y el nuestro de haber podido estar allí para presenciarlo.