Hay veces que parece que todo se tuerce para que no puedas acudir a un concierto de esos que tienes verdaderas ganas y es que se empiezan a acumular circunstancias que imposibilitan tu asistencia y, de repente, cuando ya lo habías dado todo por perdido, ocurre algo a última hora que hace que puedas asistir.
De entrada, el concierto que iban a dar Crudo y Drunken Buddha en la sede de la Asociación Cultural Los Bancos de Atrás, no solamente era en viernes, día laborable, sino que, en un principio, iba ser a las 19.00, imposible para mí, pero se retasó la hora unos días antes para que fuera a las 21.00 y ya llegaba, pero justo. Pero esa misma semana, una serie de contratiempos, iban a impedir tener coche propio para esa hora, por lo que se complicaba el tema, hasta que, unas horas antes del concierto, Mar, la persona al cargo de dicha asociación, enterada de mi situación, contacto con nuestra amiga Sonia Toledano, que tenía hueco en su coche, para que me acercase. Muchas gracias a ambas por esta labor y también a Javi, el marido de la segunda.
Pues para allá que nos fuimos, con el tiempo un poco justo, pero muy motivados porque había muchas ganas de volver a ver a ambas formaciones, dos de las que están más en forma de la vecina y hermana Asturies, y que me habían dejado un grandísimo sabor de boca las anteriores veces que los había visto, así que, rápidamente, llegábamos a dicho lugar, a donde no acudía desde hacía dos meses.
Cuando llegamos, ya estaban empezando Drunken Buddha, ese quinteto fundado ya hace una década y que está integrado por Michael Arthur Long a la voz, Diego Riesgo a la guitarra, Mario Herrero a los teclados, Fran Fidalgo al bajo y Kay Fernández a la batería, todos ellos ya con una amplia experiencia musical.
Drunken Buddha
Hasta el momento tienen dos discos editados, “I” del 2018 y “II” del 2020, e iba a ser la tercera vez que los veía este año, siendo la última esta pasada primavera, y no les vi una cuarta por coincidencia con otro evento que si no…
Los primeros acordes que escuché fueron los de la inicial “Sea of madness”, de su segundo trabajo, un temazo con el que nos metieron de lleno en el concierto, haciéndonos entrar en calor, pese a lo gélida de la temperatura exterior, para continuar con, precisamente, el que lo sucede en dicho álbum, es decir con “Devil’s breath”, otro gran corte, muy intenso y que fue despedido con muchos aplausos.
Tras tomarse un breve respiro, continuaron con esa maravilla de su disco de hace 2 años que es “Purple skin”, una de mis favoritas, lo cual ya es mucho decir habida cuenta de que me gustan todas sus canciones, un verdadero himno, con mucha fuerza y su vocalista, un verdadero crack, tirándose por el suelo, después de la cual dijeron que ellos ya tenían calor, tocando la que abría su ópera prima, “Can’t hold your gaze”, con todo el mundo cantándola y con una genial exhibición de Mario a los teclados.
Drunken Buddha
Aquello era enlazar una ovación con otra, continuando con “Back where I belong”, una bella y tranquila pieza de su más reciente trabajo y que es una verdadera joya, relajada, pero con mucha fuerza, para regresar a su primer lanzamiento con “Jester song” y ese genial comienzo, con un cierto tono bailable, pegadizo y muy festivo, haciendo las delicias de todos los presentes, que estábamos disfrutando y babeando con lo que veíamos en el escenario.
Fue Diego el que dio comienzo a “Hang`em high”, de su presente disco, con un bueno solo de guitarra y luego todos metiendo bien de tiza, mientras a Michael Arthur Long ya le sobraba hasta la camiseta, con otro genial solo de teclados, para regresar a su primer trabajo con “Monster”, la cual comenzó despacio y tranquila, pero que luego se vuelve una pieza machacona y pegadiza y en la que, como durante toda la velada, no dábamos abasto para fijarnos en la calidad de lo que estaba ocurriendo delante de ti.
Nos avisaron de que iban a ira acabando enseguida y que la siguiente, la todavía no publicada “Dance of the serpent queen”, algunos la conoceríamos y otros no, pero que todos teníamos que cantar el estribillo, muy coreable, pegadiza y cantada por unos asistentes totalmente entregados a la banda, para, tras debatir entre ellos cual tocar, ser el turno de la genial “Medicine man”, de su disco de hace 4 años, en la que su cantante se subió encima de la barra y el guitarra le secundó debajo de la misma, para luego, ya en el escenario, sacar un par de botellas de cava, pasándolas entre el público, bajando intensidad en la parte final , antes de que Michael Arthur Long vaciase una de las botellas por encimas suyo, lo que todavía enloqueció más a los allí congregados.
Y sin casi parar, llegaba el momento de la que cerraba su primer trabajo, “Strangers & fools”, ya un clásico, con ese sonido in crescendo y ese final más rápido, mientras Mario nos daba otra lección de cómo tocar el teclado y con la que pusieron el punto y final a su velada, tras más o menos 70 minutos de concierto.
Drunken Buddha
Lo de tener a un grupo como Drunken Buddha tan a mano y poder verlos con cierta regularidad es un verdadero lujo y es que pocas bandas habrá tan buenas en el estado y que den siempre conciertos tan increíbles como los que está formación acostumbra, ganándose seguidores allá por donde pasan.
Sin duda son todos ellos unos músicos fantásticos, cada uno en su parcela, pero es que, además, funcionan de manera magistral como bloque, componiendo temas tan brillantes como los que han hecho hasta la fecha y llevándonos a todos a un verdadero clímax cuando actúan en directo.
No voy a repetirme más, solamente decirte que, si te gusta el rock cañero, tienes que ver a Drunken Buddha en directo o te estarás perdiendo una de las mejores experiencias musicales que puede echarte a la cara en la escena estatal.
Nada más terminar la actuación de los Drunken Buddha, se puso Mar delante del micrófono para recordar que este concierto, como todos los que lleva a cabo la asociación, era con entrada inversa y que había una caja, en donde cada uno echaba lo que consideraba oportuno o podía, para pagar a los grupos.
La verdad es que cuando se quiere, las cosas se hacen bien y casi sin darnos cuenta teníamos sobre las tablas a los también asturianos Crudo, una formación con ya 14 años de historia y que está compuesta en la actualidad por Víctor Vivar a la guitarra y la voz, Luis Melero al bajo y la voz, Juan Bertrand a la guitarra y los coros y Adrián Simón “Petu” a la batería.
Y comenzaron, sin muchos ademanes, con “Bocazas”, de su anterior referencia, muy pegadiza y machacona y que sirvió para ir metiéndonos en faena, siendo seguida por “Animal”, de su última obra y que fue la primera que cantaría Luis, el cual se alternaría en las tareas vocales con Víctor, quien, precisamente, tuvo que cambiar de guitarra en medio del corte por un problema con la misma, quedando, pese a todo, una buena interpretación.
Crudo
Sin casi parar, continuaron con “Leyendas urbanas”, de su segunda obra, metiendo mucha caña y con Juan demostrando lo buen guitarrista que es, para, tras resolver algunos problemas con el sonido, presentarse y desearnos que pasásemos una buena noche allí, continuando con “Héroes”, de su anterior referencia y que es una pieza muy pegadiza y coreable.
Enlazada con la anterior llegaba “Miedo a caer”, de su ópera prima, pegadiza y potente y con mucha intensidad, tomándose un breve respiro que utilizaron también para saludarnos, regresando a su nuevo trabajo con “Otro ladrillo en la pared”, el que le daba inicio, un temazo muy cañero, pegadizo y coreable y que es una buena muestra de cómo es el sonido de la banda a día de hoy.
Tras los aplausos que iban cosechando, continuaron con ese clásico de su repertorio que es “Mirando hacia arriba”, de su segundo trabajo, muy cantado y coreado y notándose a la banda más a gusto, para, tras tomarse una breve pausa, continuar con la cañera “Gamonal”, de su anterior obra, muy reivindicativa y al mismo tiempo pegadiza y que siempre funciona muy bien en directo.
Uno de los temas que más me gustan de su actual plástico es “En una vía muerta”, que fue el siguiente en sonar, pero que tuvo que ser interrumpido hacía la mitad por una rotura de cuerda de Juan, aprovechando para agradecer nuestra presencia, también a la asociación por haberlos acogido y a sus compañeros de cartel, así como recordarnos que tenían un puesto de merchán, continuando, una vez solventado el problema, con su compañera de disco “El equilibrista”, la cual empezó intensa y luego se volvió muy veloz y pegadiza.
Crudo
Tras un breve respiro, llegó uno de los momentos más especiales de la noche y fue cuando presentaron “Bendita inocencia”, un tema de su más reciente lanzamiento y en el que Luis recordó aquellos años del primer concierto de Eslabón, grupo mítico de esta zona y de donde es el bajista, y es que precisamente de esos tiempos hablaba dicha pieza, que sonó muy relajada y emotiva y en donde se podía ver el sentimiento en cada frase, con esa mención al nombre de la asociación, procedente del lugar en donde quedaban los chavales en aquellos años y es que, como se dijo allí, si hubiesen hablado aquellos bancos…
Sin dejar ese último gran trabajo, era el momento de esa directa y agresiva canción en lo lírico que es “A la cara”, muy pegadiza y que es un verdadero himno, siendo seguida por un clásico de su repertorio como es “El huésped”, de su segundo plástico, muy cañero y rápido, tocado con mucha fuerza y con un gran solo de guitarra de Juan.
De vuelta a su más reciente disco, era el momento de “Mantente fiel”, muy rápida y cañera, con la parte final muy instrumental y jugando con diferentes intensidades, antes de anunciar que iban a ir acabando porque se terminaba el tiempo estipulado, siendo el turno de “Quiso escapar”, la que abría su segundo trabajo, comenzando a cantar de golpe, jugando con esos parones en una canción muy pegadiza y quedona y con una buena presencia de los coros muy bien colocados.
Sin casi parar y continuando el orden en que aparecían en su segundo lanzamiento, llegaba “Recuerdos”, muy animada, entrañable y con ese estribillo tan pegadizo, para despedirse definitivamente de todos los presentes, con el corte que abría su primer álbum, “El avestruz”, muy intenso y poderoso y con Luis bajando entre el público, para acabar presentando a los integrantes de la banda.
Crudo
De esta manera y tras más o menos 80 minutos de concierto, terminaba la accidentada actuación de los Crudo, que, pese a todo, lo hicieron muy bien, sabiendo superar estas adversidades y defendiendo con creces sus composiciones, mientras la gente, tanto los que los conocían como aquellos que no, disfrutaban de su velada.
Reconozco que tenía muchas ganas de volver a verlos porque, pese a ser una banda que llevo siguiendo hace tiempo, no los había visto en directo tanto como hubiera querido y me dejaron muy buena sensación este verano y también en esta ocasión, y es que me gusta ese estilo que tienen, con canciones muy trabajadas, pero que a la vez se te quedan grabadas, siempre con un sonido muy variado.
Por supuesto y si nada me lo imposibilita, espero poder volver a verlos cuando regresen por aquí cerca y os aconsejo que vayáis a verlos si pasan por vuestra ciudad, ya que su directo merece la pena.
Después de despedirnos de parte de los presentes, regresamos a casa muy contentos y motivados por los dos conciertos que habíamos disfrutado en ese sitio tan especial que es la Asociación Cultural Los Bancos de Atrás, un lugar en donde nos tratan siempre genial y en donde podemos disfrutar de actuaciones tan buenas como las que esta noche nos regalaron Drunken Buddha y Crudo.
25/11/2022 
Txutxy Cano 
Los Bancos de Atrás, Unquera, Cantabria
