Es de sobra conocida la historia del concierto que Berri Txarrak dio hace algunos años en Nantes para una sola persona. Pues los navarros Ardi Beltza hicieron algo parecido hace unos días en Madrid.
La formación de trash metal había elegido la Sala Rock Palace para celebrar su fin de gira… y fueron cinco (incluyendo a quien escribe) los carneros que se dieron cita ante tal acontecimiento. Pero lejos de arrugarse ante las circunstancias, David (guitarra rítmica y voz) Euken (batería) Eneko (guitarra solista) y Ohian -aka Perturbed- (bajo) que habían venido a presentar su álbum Cinco Balas, lo presentaron por todo lo alto y hasta las últimas consecuencias.
El segundo trabajo de larga duración de esta banda, que acaricia también el metal core y el death metal; debido fundamentalmente al amplio abanico de influencias de sus miembros, fue lanzado hace unos meses y ha sido girado con dispares resultados de convocatoria, pero conquistando aquellas plazas por las que han ido pasando. Un total de once piezas que suponen una auténtica delicia para los amantes del género.
Ardi Beltza
Y si su disco supone un violento estallido de emociones, en directo los efectos se ven exponencialmente magnificados; según sus propias palabras, se trata del disco al cuadrado. Y estamos en disposición de asegurar que no andan desencaminados, pues su firme y potente batería complementada a la perfección con un bajo certero hacen que el corazón no tarde en latir al ritmo que imponen Euken y Ohian y las guitarras de David y Eneko se sienten como una lanza que primero se clava y después desgarra para que a continuación una voz salvaje nos desentrañe como si de un sacrificio ritual se tratara.
El concierto se dividió en cuatro bloques, como si de una sinfonía se tratase, El primero, sin introducción ni anestesia, vino formado por “El camino de la guadaña” (tema que abre el disco que está siendo presentado) “Cinco balas” (que da nombre al mismo) y “Ni una más” -feroz manifiesto contra la violencia machista-.
Ardi Beltza
Una vez habían dejado clara su firme intención de poner la sala patas arriba, continuaron con un segundo bloque formado por “Calavera de cuervo”, “El lenguaje de los puños”, “Quien siembra vientos” y “Rata usurera”. Tras esta andanada, todos los presentes habían cedido ya su voluntad al magnetismo de la banda y, aunque fuesen (fuésemos) pocos, podía apreciarse visiblemente que lo estaban (estábamos) disfrutando como si fueran a encarcelarlos al día siguiente.
“Kaos” (grabada con Guilty Brigade en su versión álbum) y “Ardi Beltza” -Oveja Negra para los mesetarios- hicieron de bisagra para encarar la recta final del show, que vino formada por “En la espiral”, “Jolly Roger” “Las sectas” y “Números Uno” (tema que además de cerrar el concierto cierra también el disco y que se acerca bastante al rap metal).
En definitiva, en poco más de una hora, los navarros dejaron su tarjeta y su sello en un Madrid que quizá ese día no supo valorarlo, pero que no tardará en lamentar haberse perdido un directo único que esperamos poder volver a disfrutar pronto; pues es garantía de diversión y espectáculo, ya se sea amante del metal o simplemente de la buena música en vivo.