Hay conceptos que resulta extraño ver uno al lado del otro, como puede ser el de “Vacaciones con niños” o “Inteligencia militar”. Pues a los madrileños Delabruja hace algún tiempo se les ocurrió meter “hardcore” y “acústico” en una misma frase; importando así un formato poco habitual en España, pero presente desde hace años en la escena norteamericana. Y hace unos días presentaron, al fin, su nuevo proyecto llamado “El Arte de la Resistencia” ante algo más de un centenar de incondicionales en los locales Sonic Boom.

La idea del acústico le venía rondando desde hace algún tiempo a Vicente, guitarrista y co-fundador de la formación, debido a la influencia del folk americano; pero su materialización fue consecuencia directa del confinamiento que vivimos a principios de 2020, pues era una forma de facilitar la continuidad de la banda. De hecho, en un primer momento nadie planteaba grabar un álbum sino, simplemente ofrecer una serie de conciertos en este nuevo formato, más fácil de adaptar a las restricciones del momento.

El toque final llegó con la incorporación de Rober Villalba tras la marcha de Davo; pues tiene amplia experiencia en acústico debido a su militancia en Caña y Media y en eléctrico después de haber formado parte de Reyerta; por lo que resulta un guitarrista muy versátil, idóneo para las necesidades del proyecto

Aunque ya se habían ofrecido dos conciertos acústicos en abril y junio de 2021 con gran éxito de convocatoria, no ha sido hasta el pasado mes de noviembre cuando el disco ha estado disponible en plataformas y cuando ha sido presentado en sociedad.

Para la ocasión, habían sido impresos unos cancioneros que contenían tanto el set list del concierto como la letra de las canciones, combinando así los dos elementos favoritos de Miguel: la misa y la revolución.

“Arder” y “Grita” fueron los temas que abrieron el show; temas que a finales de 2020 fueron estrenados a través de dos videos en directo grabados en plena calle en dos localizaciones distintas de Madrid y que permiten hacerse una idea muy aproximada de lo que uno está a punto de presenciar. El concepto musical es, desde luego, distinto; pero la lírica es igualmente visceral, desgarradora y combativa, conservando intacta la línea habitual de la formación.

“Medallas y serpientes” fue el tercero de los platos del menú degustación. Esta canción fue primeramente grabada en eléctrico dentro de una sesión destinada a participar en el Festival Ké Futuro, que fue retransmitido desde Ecuador a todo el mundo en septiembre de 2020 y posteriormente adaptada en acústico. Aprovechamos este dato para señalar que para este proyecto ha sido Charly el encargado de llevar las baquetas en lugar de Yer, quien sigue marcando el ritmo en eléctrico y a quien pudimos ver en el concierto de mayo en la sala Trashcan de Madrid.

Después de “Los lobos” y “Demonios”, la banda contó con la colaboración de Martuxi, de Caña y Media (y hermana de Rober) en “De ayer” -quedando de manifiesto que su voz empasta perfectamente con la de Miguel-  y en una adaptación de “Gallo rojo, gallo negro” de Sánchez Ferlosio en la que también participa Javi, percusionista de Caña y Media y en la que Sandra cambia el bajo por las cucharas castellanas.

Mención a parte merece el momento de “Detrás del ruido”, tema a capella que fue entonado a coro por una muchedumbre enardecida siguiendo el texto del cancionero, haciéndonos dudar por un momento si aquello era la sala de unos locales de ensayo o una taberna irlandesa instantes antes de una pelea multitudinaria.

A continuación se recuperaron en acústico “Resiste”, extraída del LP “Hay motivos para que las palabras tiemblen” y “Rojo”, perteneciente al álbum “Incendio” -desoyendo así el clamor popular que reclama una versión de “No sale el sol”- que durante unos minutos hicieron que el público levantase la mirada del misal para cantar de memoria y a viva voz.

La recta final de la velada se inició con “Amistad y Rebelión” del álbum homónimo de Accidente publicado en enero de 2014, para continuar con “Nada más” y terminar con “Maldita realidad” canción que hace honor al título del disco pues gira precisamente en torno al arte de resistir, aun cuando todo parece perdido; y nos recuerda que siempre merece la pena, independientemente del resultado.

Y como aún quedaban unos minutos y la gente no tenía prisa por irse, pero no quedaban más canciones por interpretar, despedimos la noche con un bis de “Detrás del ruido” de tal calibre que a su lado la primera interpretación parecía un padre nuestro.

En definitiva, la formación convenció totalmente con este nuevo formato, que tiene vistas a funcionar de manera paralela al eléctrico cubriendo así un amplio espectro.

El libreto cierra con una frase que reza “No tenemos mejor forma de agradecer lo vivido que resistir”. Y resulta obligado agradecer a Vicente, Miguel, Sandra, Yer, Rober y Charly que hayan resistido y que hayan mantenido vivo el espíritu de Delabruja.