Enero siempre es un mes de propósitos, de toma de decisiones y de asunción y/o renovación de compromisos. Y después de pensarlo durante seis segundos y medio, fue fácil decidir renovar el compromiso con la música en directo durante, al menos, doce meses más. Y claro, esta decisión debía ser celebrada; y qué mejor manera de celebrarlo que con música en directo.

La fecha elegida para ello fue el 13 de enero y el lugar fue la sala La Canalla, ubicada el pleno centro de Madrid; donde Santy Pérez, Jorge Valverde y Eloy Acosta habían congregado un pequeño grupo de amantes de la canción de autor que apenas alcanzaban las tres decenas, pero que venían dispuestos a abrigar a sus anfitriones.

El concierto se inició minutos después de las 20:00 con una versión del tema de Miguel Ríos “Todo a Pulmón” en la que los tres artistas nos hicieron retroceder a 1984 para que, a continuación, Santy y Jorge abandonasen el escenario cediendo el protagonismo a Eloy Acosta, que presentaba “Carne y Madera”, álbum publicado en 2020 que consta de doce cortes cargados de una poesía que en quien la escucha causa una extraña sensación a caballo ente la nostalgia, el abatimiento y las ganas de resistir. Y para muestra, “Trincheras” y “Hechizo de Alquimia Elemental, nº1” permiten hacerse una idea muy aproximada de lo que uno está a punto de experimentar; aunque luego se lleve una sorpresa escuchando una muy libre adaptación de “Under the bridge” cuya letra poco tiene que ver con la que escribieran Red Hot Chili Peppers, pero que sirvió para llamar la atención de aquellos a quienes estaba costando meterse en situación…

Y ya puestos ¿por qué no versionar también “Corazón de tiza” de Radio Futura en compañía de Santy Pérez? Seguidamente, la actuación conluyó “La vida está ahí fuera” y “Santa Cecilia” que son, posiblemente, las dos canciones más populares del álbum que estaba siendo presentado.

Minutos más tarde sería Jorge Valverde quien tomaría el relevo. El artista, cuya obra se caracteriza por unas letras sinceras y viscerales cantadas por una voz profunda y acompañada de una instrumentación extremadamente elegante, abrió su actuación con “El silencio” extraído del álbum Bienvenido Mr Hyde y en el que se puede apreciar una cierta influencia de Andrés Calamaro, autor precisamente de “Donde manda marinero”, tema versionado inmediatamente después con ayuda de Santy Pérez; y para que a Eloy no le diera tiempo a enfriarse, fue requerido para interpretar “Buena chica”, contando además con la inestimable colaboración de Silvia Orión. Para finalizar la actuación, los temas elegidos fueron “Desiertos” que tiene un aire más rockero y desenfadado y “El romancero gitano” último lanzamiento del frontman de Traste 3, que fue interpretado a dúo con Beatriz Rodríguez, co-partícipe en la grabación la pieza, y que narra una complicada historia de amor.

Para cerrar la noche y aprovechando que en estos días parece estar en auge aquello de cantarle a la ex parejas, el cantautor sanfernandino Santy Pérez ofreció un repaso por su álbum 2019 Puntos de Sutura, cuyo título ya permite hacerse una idea de su contenido y cuyas canciones combinan magistralmente la nostalgia por la pérdida con ciertos matices de rencor y un canto a la resiliencia. Tras arrancar con “Os quiero mucho a todos”, retrocedió unos años en el tiempo para recuperar el tema que da título a su ópera prima Charlas de Ética, en el que ya es posible adivinar una fuerte carga emocional, presente en casi toda la obra del autor.

Y si sus dos predecesores en el escenario habían delatado sus respectivas influencias a través de versiones, en esta ocasión la canción elegida fue “Y si amanece por fin” del maestro Joaquín Sabina y que fue ejecutada con la ayuda de Eloy Acosta; quien a continuación fue relevado por Jorge Valverde para que interpretase junto con Santy “Perdido”, cuarto corte de Puntos de Sutura. “Restos de stock” y “Miss Vallecas 2010” supusieron un empujón en el ánimo de los asistentes, que se descalabró consecuencia de “El penúltimo trago” (posiblemente la pieza más triste de la discografía del autor) para estabilizarse con “El palacio de los locos” y terminar con “Con nocturnidad y alevosía” habitual canción de cierre cuyo pegadizo estribillo permite al público participar aun no habiéndola escuchado antes y en la que Mario Factotum se unió a Valverde y Acosta para poner los coros.
En definitiva, dos horas de música y poesía ofrecidas por tres autores heterogéneos a la par que cómplices que cautivaron desde el primer momento a un selecto público deseoso de disfrutar de unas composiciones deliciosamente elaboradas para las que no pasan los años y que consiguen arrancar lágrimas y sonrisas casi por igual.