Cuando en plena pandemia Shinova no regalo el primer adelanto de “La buena suerte”, su ultimo trabajo, en homenaje a los sanitarios bajo el nombre de “Ídolos” todo apuntaba a que lo que se nos venia encima iba a ser muy grande, y desde luego que lo fue. Un año mas tarde, en 2021 pudimos degustar al completo un álbum que, por fin, ha empezado a poner a la banda de Bérriz mas cerca del reconocimiento que, al menos desde mi absoluta ignorancia, siento que se merecen. Esta terminando el tour de este álbum y dos días completos colgando el cartel de “Sold Out” en La Riviera dan buena fe de ello, a veces incluso acierto.

Un cuenta atrás sobre una pantalla trasera anuncia que nos queda un minuto para la tormenta, y asi fue, cuando la banda piso el escenario con “El álbum” la sala se vino abajo. He disfrutado unas cuantas veces de la banda en directo ya, mas de las que puedas contar con los dedos de una mano, y ha sido la vez que mas contento he visto a todos y cada uno de ellos, Ander, Daniel, Joshua, incluso el mas frio de ellos, Erlantz, tenía un gesto mezcla de asombro y felicidad por la respuesta. Pero por encima del resto, Gabriel, estaba radiante, sonriente, asombrado, emocionado e incluso orgulloso, se percibía un aire de “ahora si, por fin, esto es un antes y un después”, y me congratula por que Shinova es su criatura.

Con un refuerzo de luces no apto para gente con fotofobia, ya que eran todas traseras en el escenario dirigidas hacia fuera, fueron regalando a los asistentes una colección de esos temas que todos queremos escuchar de la banda de sus tres anteriores álbumes, y si, antes de que me salte algún purita al cuello, se que son dos mas pero…eso era otra banda. Y ¿Cómo estaba sonando? Pues me alegro de que me hagáis esa pregunta, perfecto, el sonido se unió a la fiesta para que todo fuera perfecto, a pesar de que las secuencias lanzadas en algún momento no permitan a la banda soltar el corse como debería para hacer aún más épicas reacciones como la recibida en “Mirlo blanco”, sin duda uno de los himnos de la banda.

Si en día anterior los invitados a la fiesta fueron Rozalén y Mabu, en esta ocasión quien apareció en escena son su potentísima voz, dicho desde el cariño entro como un elefante en una tienda de figuritas de Swarovski, fue Antonio, vocalista de Arde Bogotá, para hacer “Para cambiar el mundo”, una curiosa mezcla de aceite y agua que resulto realmente sorprendente. En la primera parte de la gira Shinova se lanzaba a una batucada, como no son muy de repetir formulas, la ocasión especial escogida para el final round del tour es “Ovni y estrellas”, la brutalmente emocional canción se torna lacrimógena con Gabriel cantándola entre el publico bajo un halo de luz cual Mesías dirigiéndose a sus fieles.

El mundo de la música es extraño, muchas veces incomprensible, a veces tremendamente injusto y es por ello que un servidor siente un poco como propio el despegue de Shinova, si, sé que es estúpido y egocéntrico pero desde ese concierto matinal en Circo Price con el cual me desvirgue con la banda no he dejado de difundir su palabra a todo aquel que me quisiera escuchar, he conseguido convencer a unos pocos y me alegro por ello por que considero una injusticia lo que estaba sucediendo con ellos en una industria en la que se premia cada vez la mediocridad y la “música basura” (de rápida digestión) por encima de la gente con talento que se deja la piel trabajando en temas de calidad musical y líricamente hablando. Es realmente asombroso como el ser humano puede hacer suyo algo que le emociona y le toca la fibra.

Les quedan cuatro fechas, Almería, Córdoba, Vitoria-Gasteiz y Barcelona antes de cerrar la gira, a parte de los festivales de verano, y “La buena suerte” será historia, y deseo que lo sea también literalmente por que cuando lancen su próximo disco del que ya nos han adelantado la brutal “Si no es contigo”, nadie podrá decir que el éxito de Shinova es cuestión de suerte. Solo le veo una laguna al plan, echare de menos tenerles tan cerca pero será una gozada empezar a verles tocar en recintos grandes.