Generalmente suelo tener planificados los conciertos a los que voy a acudir con cierta antelación, pero hay semanas en las que no es así y comienzas la misma sin tener claro a dónde acudir, ya sea por falta de propuestas o bien porque no sé decantarme por una u otra. Esta segunda semana de febrero la comencé sin nada anotado para el fin de semana, pero en pocas horas tenía eventos hasta para el domingo.

No lo dudé ni un segundo cuando vi que ese viernes iba a actuar, en El Surtidor de Sarón, el trío de Cabezón de la Sal Duro, una banda a la que hemos seguido en esta web desde casi sus inicios y con los que siempre disfruto mucho en directo, ofreciendo una propuesta muy interesante de lo que ellos autodenominan rock a secas.

Así que, dos semanas después de hacerlo por última vez, puse rumbo al citado local, donde ya había una buena cantidad de gente cuando llegué, pese a que todavía restaba un buen rato para comenzar la velada, charlando un poco con la banda y alguno de los presentes, mientras todo se iba preparando para esa gran fiesta que es un concierto de rock and roll.

Para quien no sepa de qué banda estamos hablando, decir que Duro se fundan en el año 2015 por Jon Manjón a la guitarra y voz, Alberto Maestegui “Cucu” al bajo y coros e Iván Saiz Menocal “Chivi” a la batería y coros, que son los que a día de hoy siguen integrando la formación, contando hasta el momento con los discos “Codicia” del 2017, “Vive” del 2018 y “Pandemia” del 2020, cuya edición motivó el que les entrevistásemos a principios del 2021.

Con relativa puntualidad sobre el horario fijado teníamos sobre las tablas al trío, a los que había visto por última vez en junio del pasado año, así que ya tocaba volver a disfrutar de un concierto suyo, el cual se inició con el corte “Contigo a solas”, empezando con intensidad y siendo una pieza pegadiza, tras la que nos saludaron y continuaron repasando su ópera prima con “¿Que será de ti?”, que arrancó más relajada y que tiene un sonido más machacón.

Sin dejar su primer lanzamiento, era el turno de “Reorganización”, metiendo caña en estas pieza animada y pegadiza, consiguiendo que la gente se fuera metiendo todavía más en el concierto, tras la que hubo el primero de muchos cambios de guitarra, para adentrarse en su segundo disco con la canción que le daba nombre, “Vive”, y es que ya que estamos aquí habrá que vivir, muy movida y con un mensaje positivo, algo que ahora es más necesario que nunca.

Igual que en su obra del 2018, a la anterior se la unió “Tiempo perdido”, muy movida, con un estribillo pegadizo y un buen solo de guitarra, para, tras afinar, ser el momento de “La escuela de la vida”, que es donde más se aprende, la que cerraba ese segundo disco, empezando con un sonido pegadizo, teniendo muchos cambios de ritmo y con el bajo muy presente, acelerándose por tramos y siendo un gran corte, en el que nos mostraron su gran calidad musical.

Tras otro cambio de guitarra, llegaba el repaso integro a su excelente último disco, que comenzaron con “Tu Bombón”, con ese sonido contagioso y animado y es que estamos ante una pieza muy movida y pegadiza, siendo el turno después de “Grita”, para la que nos pidieron que gritásemos con ellos, bajando Jon a motivar a los que en la prueba no lo habían hecho, muy celebrada y con la gente gritando y es que esta es una buena manera de desahogarse por toda la mierda acumulada durante toda la semana.

Llegaba el momento del corte que daba nombre a este último disco, es decir, el fenomenal “Pandemia”, una maravillosa pieza que refleja en su letra muchos de los sinsentidos que vivimos ahora va a hacer 3 años y que es, para mí, de las mejores de la banda, siendo seguida por otro gran tema llamado “El limbo”, también muy celebrado y con un sonido más elaborado, siempre dentro de ese estilo propio del grupo.

Continuaban el recorrido por ese nuevo disco con “Camino”, que Jon quiso dedicar a Cucu, bromeando con que al final le acabará gustando el citado corte, que comienza con esos coros futboleros, muy pegadizo y movido, para pasar a otra de las joyas de esta última obra como es la que le da inicio, es decir “Querida humanidad”, autodenominada como una reflexión del ser humanos hacia la tierra y como la estamos tratando, un himno, con una gran letra y que te cala muy dentro.

Solamente quedaba una canción de este plástico y esta era “Normal”, otra con una letra que muchos deberían escuchar para que comprendan que hay que respetar las opiniones de todos aunque no nos gusten, un temazo, con ese sonido tan machacón en el estribillo, para, tras un nuevo cambio de guitarra, ser el momento de volver a su primer disco con la festiva “La arrancadera”, en la que nos animaron a cantar con ellos, mientras brindaban con nosotros, siendo un corte siempre muy celebrado y en mitad del cual Chivi bajó parte de la batería para tocar entre los presentes, en uno de los momentos más especiales de la velada.

Era el momento de despedirse, en un principio, y lo hacían con “Necesidad”, también de su primer trabajo, mostrándose encantados de haber estado aquí y animándonos a que, si queríamos más, se lo hiciésemos saber, con Jon encima de la batería y la banda dándolo todo, haciéndonos agacharnos y acabando con la rotura de una cuerda de la guitarra.

Pero la gente quería más y era el momento de un corte todavía no publicado y que se llama “Reset”, empezando fuerte, con un sonido potente y una buena letra, siendo una muy buena composición, recodándonos que tenían merchán a la venta por si estábamos interesados, pasando a aventurarse con una canción que hacía mucho que no tocaban, concretamente “Saltar al vacío”, de su primer álbum, muy pegadiza y coreable y que, pese a todo, les quedó muy bien.

Seguían desafiándose entre ellos a tocar temas de ese primer disco y que hacía mucho que no interpretaban en directo, siendo el turno de “Somos necios”, muy pegadizo y animado y que mantuvo la atención de los presentes, pasando a adentrarse en “Sentirse bien”, anunciada como un corte para bailar y que también aparecía en su ópera prima, con Jon bajando entre el público al inicio y que contaba con uno ritmo lento, pero potente.

Pese a que se despidieron, la gente quería más y, por petición popular, era el turno del que abría su primer disco, es decir “Vagamundo”, un temazo y que es un clásico, tocado muy bien y celebrado por los que llevamos siguiendo a la banda desde sus inicios, antes de despedirse definitivamente con “Grita”, que fue tocado de nuevo, ahora con todavía más participación de los presentes, dejándonos con este corte, que en directo es un verdadero cañonazo, tras casi dos horas de actuación.

Los Duro, una vez más, dieron un gran concierto, algo que solamente puede sorprender a los que no los hayan visto nunca, porque, aquellos que ya los hemos disfrutado alguna vez, estamos seguros de lo que nos van a ofrecer, y es que la calidad y la conexión que logran con el público, hace que se viva una auténtica fiesta, como la que esta noche nos ofrecieron en El Surtidor de Sarón, en un ambiente familiar, muy festivo y haciéndonoslo pasar muy bien.

Uno a uno son grandes músicos, pero juntos son un verdadero bloque, que ha conseguido un estilo propio desde ese primer trabajo, al que cada vez recurren más, hasta esa maravilla de último disco, que, supongo, tendrá sucesor en poco tiempo, habiendo escuchado ya ese tema nuevo que tan bien sonó, y es que saben cómo crear composiciones, con mucho gancho y con letras que llegan directamente, ya sean sobre vivencias o reflexiones personales.

Si hay una banda para ver en directo, esos son Duro, siempre que te guste el rock and roll directo y sin adornos.

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Tras saludar a la banda y despedirme de amigos y conocidos, me fui de El Surtidor de Sarón, un lugar que se ha convertido en uno de los sitios a los que suelo mirar para confeccionar mi agenda y todo gracias a la labor de su gerencia, empeñada en traer rock a una localidad tan céntrica como ésta y en donde esta noche pudimos gozar por todo lo alto con los amigos de Duro, que hicieron que la noche del viernes fuese más divertida y alegre, gracias a sus grandes canciones y su gran concierto.